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Los toros vuelven a Bogotá, la polémica continúa

La Santa María reabre este domingo sus puertas cinco años después de que se prohibiesen las corridas en la capital colombiana

Vista de la plaza de toros de la Santa María, en Bogotá.
Vista de la plaza de toros de la Santa María, en Bogotá. GUILLERMO LEGARIA (AFP)

Los últimos cinco años los aficionados a los toros en Bogotá se volvieron una suerte de nómadas. Huérfanos de su afición tras el cierre de la Santa María se desplazaban a pueblos al norte de la capital o a plazas privadas, donde se celebraban casi clandestinamente, corridas. En el mejor de los casos, se juntaban 2.000 personas. Todo cambiará a partir de este domingo, cuando la plaza de estilo mudéjar de la capital colombiana, como Las Ventas madrileña, volverá a abrir sus puertas tras una profunda renovación de ruedo, corrales y, sobre todo, un tendido que estará a rebosar. Las 15.000 localidades, muchas de ellas a un precio por encima de 200 dólares, se vendieron pocas horas después de salir a la venta.

La reapertura también revive la polémica que divide a Bogotá en el último lustro. El anterior alcalde, Gustavo Petro, de izquierda, logró que se suspendiesen las corridas de toros en la capital colombiana, una medida fuertemente aplaudida en la sociedad, que tumbó la Corte Constitucional. Así, el actual alcalde, el conservador Enrique Peñalosa, se ha visto obligado a autorizar de nuevo la apertura de la Santa María, aunque lo considera algo "desafortunado" para la ciudad.

Detrás de esta renovación está Felipe Negret, abogado activista a favor de la vuelta de las corridas, y empresario improvisado, que ha decidido nombrar como ‘Libertad’ a la temporada que dará comienzo con un cartel que combina lo mejor de la tauromaquia actual.

Toros de Ernesto Gutiérrez, de Manizales, con el mejor torero de Colombia en la actualidad, Luis Bolívar, acompañado con El Juli, líder de las figuras desde hace más de 10 años, y Roca Rey, un peruano de apenas 20 años cuyo nombre está en boca de la afición en España, Francia y América Latina

La Santa María se inauguró en 1931, en plena ebullición por las plazas monumentales. Una fórmula que apostaba la creación de grandes recintos y diferentes precios, que permitiese la entrada de todos los estratos sociales sin grandes sacrificios. En sus más de 80 años de historia han hecho el paseíllo los grandes toreros del siglo XX: Dominguín, Antoñete, Paquirri, El Juli, Ponce o José Tomás; también los locales, encabezados por el gran torero colombiano: César Rincón. El diestro ídolo de la afición de Las Ventas en los años noventa lidiará, el próximo 29 de enero, en el segundo festejo. Su ganadería lleva por nombre la plaza que, según él, le dio todo: “Las Ventas del Espíritu Santo”. En España mantiene otro hierro, El Torreón. Se muestra ilusionado, pero tampoco oculta un atisbo de decepción: “Cuando volví en el 91 me hicieron hijo predilecto de la ciudad. Me recibió el presidente. Era un embajador de una Colombia muy distinta a la de hoy. Una cara amable en tiempos difíciles. Hoy gran parte de la sociedad nos ignora, vivimos al margen”.

Desde España, también se celebra la vuelta de los festejos en Bogotá. Ignacio Lloret, gerente de las plazas de Madrid, Valencia, Alicante y Zaragoza, lo ve como una cuestión de legalidad: “La decisión obedecía a un capricho político. Solo tenía una base oportunista. Con la vuelta de los toros se demuestra que es parte de su identidad. Lo que ha pasado en Bogotá ya se vio en San Sebastián y pronto puede darse en Barcelona”.

Los criadores de toros, a través de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, han sido una de las entidades que más ha apoyado a los estamentos taurinos de Colombia. Carlos Núñez, su presidente, explica los motivos para no dejarlos a su suerte, a pesar de diversos avatares en los últimos tiempos: "Los ganaderos nos vimos obligados a suspender todas las relaciones comerciales con América con la grave crisis de las vacas locas, y ahora, parece que poco a poco y tras muchas gestiones, se van abriendo las puertas a exportación. No obstante, nuestras relaciones con los países taurinos en América son muy buenas. De hecho, la asociación ganadera mexicana invita a directivos de nuestra entidad a asistir a su asamblea, y nosotros correspondemos con la nuestra, de esa manera, se establece un flujo de comunicaciones enriquecedor para ambos países".

En Cataluña los toros desaparecieron en 2011. La última corrida se celebró en La Monumental en septiembre de ese mismo año. Desde entonces Paco March, presidente de la federación de entidades taurinas de Cataluña es un aficionado errante. Viaja a México, a España y, sobre todo, al sur de Francia, donde la tauromaquia goza de gran aceptación y salud. “Aquí se vive casi como una militancia clandestina, tal es el grado de hostigamiento político-mediático contra la Tauromaquia. Sin embargo, esto ha provocado una acción-reacción que hace que muchos indiferentes hasta ahora muestren un acercamiento hacia los taurinos, aunque solo sea como rechazo a esa cruzada antitaturina.

En Colombia, donde su afición ha sido siempre de las más entregadas, se nota la ilusión pero también la falta de renovación de aficionados en el tendido. Jorge Arturo Díaz Reyes es, además de cirujano plástico en Cali, uno de los más reconocidos por su labor de difusión en Internet, radio y televisión. “La plaza no solo es un monumento, sino también un lugar de encuentro. Es un restablecimiento del derecho y la ley”. También reconoce que no es fácil ejercer como aficionado: “En Colombia, como en el resto del mundo taurino la fiesta cruza por tiempos muy difíciles debido a debilidades internas que la hacen más vulnerable a un medio hostil y a los permanentes ataques de sus enemigos. Ataques de todo tipo que van desde las agresiones callejeras hasta las maniobras legislativas en procura de su prohibición. Pero el problema es todavía más complejo. Hoy, la doble moral de la cultura globalizada no comprende su carácter ritual, no comparte sus valores éticos y se muestra con mucho insensible a sus contenidos estéticos. Esa hipocresía, esa renuncia, esa insensibilidad en este mundo terrible nos la ponen los noticieros frente a la nariz todos los días. A la fiesta le cuesta más cada vez hallar lugar en un escenario así”.

A pesar de esta falta de renovación en los tendidos, gracias a Internet, ha surgido una blogosfera taurina de notable actividad. Alberto José Echeverri Ortiz, caleño y aficionado itinerante, es editor de Cali Creativa, y uno de sus defensores en tuits, debates y cualquiero foro en que sea necesario: "Me alegra que regresen los toros a Bogotá porque es un ícono de la ciudad, un lugar donde han sucedido muchas cosas históricas. La plaza vuelve a tener la actividad para la que fue concebida y la política tendría que ser ajena a los prohibición o fomento de la tauromaquia":

Díaz Reyes, habitual cada San Isidro, imagina una tauromaquia sin fronteras: “En principio los toros interesan a todos, tocan fibras ancestrales inconscientes que nos llevan a las épocas cuando éramos ecológicos y no ecologistas, cuando vivíamos con la mano sobre la piel de los animales y hasta los sacralizábamos. Hay que ver el cosmopolitismo de los encierros en Pamplona, por ejemplo. Que la fiesta mantenga su pureza impidiendo a los mercaderes apoderarse del templo y las sagradas escrituras es la vía de su salvación, y viceversa”.

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