Mueren cuatro policías jordanos en otro ataque tras el asalto del ISIS al castillo cruzado
Los enfrentamientos del domingo se saldaron con 14 muertos, entre ellos una turista canadiense
Un nuevo tiroteo entre la policía jordana y un grupo armado cerca de la ciudad turística de Karak, 120 kilómetros al sur de Amán, se cobró este martes la vida de cuatro agentes. El pasado domingo, una cadena de ataques causó la muerte de 10 personas —una visitante canadiense, dos civiles y seis miembros de las fuerzas de seguridad— y dejó heridas a otras 34 en torno al castillo templario del siglo XII que da nombre a la localidad. El Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés) se había atribuido también el asalto a la fortaleza de la era de los cruzados, considerada como una de las principales atracciones de Jordania, donde una docena de asiáticos tuvieron que ser rescatados tras haber tenido que ocultarse en medio del fuego cruzado.
La policía había lanzado una nueva operación en busca de cómplices de los cuatro autores de los ataques perpetrados dos días antes, que fueron abatidos tras atrincherarse en la ciudadela histórica de Karak. El Departamento de Seguridad Nacional informó de que los agentes fueron atacados por un grupo de hombres armados cuando iban a registrar la casa de uno de los supuestos yihadistas en la cercana localidad de Waysa. El choque armado de ayer no tuvo relación con el del “grupo terrorista” que actuó en la fortaleza, según la agencia oficial de noticias jordana, Petra.
El Gobierno de Amán, que aún no ha acusado del asalto al castillo cruzado a ninguna organización, localizó el lunes un gran depósito de armas y cinturones cargados de explosivos en una cueva situada cerca de Qatranah, 30 kilómetros al sur de Karak. El ministro del Interior jordano, Salamah Hadad, dijo que a la vista del volumen del arsenal hallado, “el destino del ataque no debía de ser el castillo, sino un objetivo mayor”, informa Reuters.
En un comunicado difundo a través de páginas web islamistas, el ISIS afirmó ayer que el asalto de la ciudadela de Karak había sido llevado a cabo por “soldados del califato” contra “fuerzas apóstatas del Estado jordano”, en venganza por los ataques de la coalición liderada por Estados Unidos contra el grupo yihadista en Siria e Irak, en los que participa Jordania. El piloto jordano Maaz al Kasebeh, que fue quemado vivo tras haber sido derribado y capturado en 2014 por el Estado Islámico, era originario de Karak.
El pasado mes de noviembre, tres asesores militares estadounidenses murieron a causa de los disparos de soldados jordanos a la entrada de un cuartel. El Gobierno de Amán aseguró que los uniformados norteamericanos no obedecieron la orden de detener su vehículo, aunque fuentes diplomáticas citadas por Reuters sospecharon entonces que pudo tratarse de un ataque deliberado.
No hubo duda sin embargo el pasado mes de junio, cuando el Estado Islámico se atribuyó un atentado con coche bomba cerca de la frontera de Jordania con Siria en el que murieron seis soldados. Desde 2005, cuando una cadena de ataques suicidas contra tres hoteles de Amán causó 59 muertos y más de 115 heridos, el reino hachemí se ha mantenido relativamente estable en comparación con la violencia reinante en la región, a pesar de que cerca de 4.000 milicianos del califato o de Al Qaeda en Siria e Irak son de nacionalidad jordana.
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