La llamada de Trump con Taiwán añade sospechas sobre sus negocios
Un diario taiwanés informó del interés del ahora presidente electo de construir un hotel en la isla. La Organización Trump lo niega
Primero fue una reunión con tres empresarios indios en la Trump Tower y después una llamada telefónica del presidente argentino, Mauricio Macri. Este viernes, la conversación entre el presidente electo Donald Trump y la presidenta de Taiwán, además de abrir una crisis con China y romper con décadas de tradición diplomática, se ha sumado a la lista de gestos con los que el empresario republicano puede verse obligado a aclarar un conflicto entre los intereses de sus negocios y los del país que liderará a partir del 20 de enero.
El equipo del presidente electo ha negado este sábado que su empresa esté explorando oportunidades comerciales en la isla. “No ha habido ninguna visita a Taiwán en nombre de Hoteles Trump con el propósito de iniciar una construcción ni hay conversaciones abiertas al respecto”, declaró un representante de la empresa en un comunicado. “No tenemos planificada ninguna expansión en Taiwán”.
Sin embargo, los principales medios estadounidenses recordaban este sábado que la prensa local informó hace dos semanas de que que un representante de la Organización Trump viajó a Taipei para explorar la posibilidad de construir un hotel cerca del aeropuerto de la ciudad. La noticia la publicó el Taiwan News y en ella se informaba de que el alcalde aseguró que la empresa de Trump se mostró interesada en la construcción de un proyecto inmobiliario de lujo con un hotel dentro del plan de expansión del aeropuerto.
La visita, según esa información, se produjo en septiembre, cuando Trump todavía era candidato a la Casa Blanca, y fue liderada por una representante de ventas de la compañía. En octubre, según informa The New York Times, una segunda persona que aseguraba estar vinculada con la Organización Trump, mantuvo una conversación con el alcalde de Taoyuan, la localidad donde está ubicado el aeropuerto principal de Taiwán.
La mujer, identificada posteriormente como Charlyne Chen por The Wall Street Journal, no es empleada de la compañía del presidente electo sino “embajadora” de la marca. El proyecto, según Chen “está en una fase muy muy inicial y hay cero detalles”. Taiwan News había informado el pasado 16 de noviembre, una semana después de la victoria de Trump, acerca de esa conversación en la que según el alcalde, la compañía de Trump habría hecho un mero gesto inicial porque el proyecto está siendo revisado aún.
La publicación añade que el segundo hijo varón del magnate, Eric Trump, tenía previsto viajar antes de finales de año “para ver personalmente la oportunidad potencial de negocio” en Taoyuan. El magnate neoyorquino cuenta con empresas y relaciones comerciales en casi una veintena de países y 15 de sus 25 adquisiciones o iniciativas empresariales de los últimos cinco años han ocurrido en el extranjero.
Este sábado, el presidente electo se mostró agradecido en Twitter por la llamada de la presidenta de Taiwán y no hizo mención a las alegaciones de que podría entrar en un conflicto de intereses si la construcción comienza finalmente durante su mandato en la Casa Blanca. Trump anunció esta misma semana que el próximo día 15 comunicará su decisión de separarse de sus negocios, aunque no ha dado detalles de cómo lo hará.
Los potenciales conflictos entre los intereses comerciales y de seguridad nacional de Estados Unidos y los de las más de 500 empresas que posee Trump, casi un centenar de ellas en el extranjero, han protagonizado las primeras semanas desde que resultó electo el 8 de noviembre. El magnate asegura que un presidente no debe verse en esta situación, pero su propuesta de ceder las empresas a sus hijos tampoco solucionaría todos los conflictos, ya que cualquiera de ellos estaría haciendo negocios con el mismo apellido que el presidente de Estados Unidos.
En el caso de Ivanka Trump, además, ella ha estado presente en al menos dos de las reuniones y conversaciones mantenidas por el presidente electo con líderes extranjeros. La también empresaria forma parte del equipo de transición de su padre, aparece en las fotos tomadas durante la reunión con el primer ministro japonés Shinzo Abe y participó en la llamada telefónica con el presidente argentino, Mauricio Macri.
Aunque la ley estadounidense no prohíbe a los presidentes y vicepresidentes que tengan empresas durante su mandato en la Casa Blanca, los predecesores de Trump han cumplido con la tradición de deshacerse de esos bienes para evitar conflictos de intereses. Los dos últimos fueron el presidente George W. Bush y Jimmy Carter. Ambos vendieron sus compañías antes de mudarse a Washington.
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