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“Me había acostumbrado a sus viajes”

Los familiares de las víctimas del Chapecoense comienzan a recoger los cuerpos de los fallecidos

Sally Palomino
Aficionados rinden tributo al Chapecoense tras la tragedia.
Aficionados rinden tributo al Chapecoense tras la tragedia.Heuler Andrey

Al aeropuerto Olaya Herrera, en Medellín, no para de llegar gente. Horas después de que se accidentó el avión que transportaba a jugadores del Chapecoense, aficionados y periodistas, un pasillo de este lugar, que sirve de terminal aérea alterna en la ciudad, colgó un letrero que dice: Embajada. Puede ser la de Brasil o de la de Bolivia, las dos nacionalidades del siniestro. No hay distinción.

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El embajador de Brasil en Colombia, Julio Ginternick Bitelli, camina de un lado a otro sin soltar su teléfono. A él acuden para saber sobre los familiares de las víctimas, sobre la repatriación de los cuerpos. “En un primer momento, pensamos que era necesario que vinieran las familias de todos los fallecidos, pero en la medida en que avanza la identificación de los cuerpos, creemos que no es prudente”, asegura. El trabajo de la Policía Federal de su país (que llegó en la noche del martes) y la de Colombia han permitido que hasta ahora el reconocimiento de los cadáveres sea efectivo.

Los allegados de las víctimas que decidan viajar lo deberán hacer con sus propios recursos. Algunos ya vienen en camino. Se espera que en la tarde, en un vuelo comercial, lleguen las familias de varios futbolistas. Otras no tienen el dinero suficiente para el desplazamiento. Gilberto Batistello es el abogado de algunas de ellas. Habla de los jugadores del Chapecoense intentando ocultar las lágrimas. No sabe español y a su lado, un joven con la camiseta del equipo, le sirve de traductor. Es un aficionado que nació en Chapecó y que desde hace tres años vive en Medellín. Esta mañana se encontraron por casualidad, el joven es un voluntario que desde el martes quiere ayudar y que como cuenta Batistello, tampoco creía que fuera cierto que su equipo se hubiera desaparecido en las montañas de Antioquia.

“Me enteré en la madrugada, creía que era una broma. Después lo confirmé con las noticias, me reuní con algunas familias y tomé un avión hacia acá”, dice el abogado, un hombre cercano a los jugadores y habitante de Chapecó. Su presencia en Medellín obedece a que será él quien supervise el proceso de reconocimiento y envío de los cuerpos de varios deportistas a su ciudad. “Vemos que todo está muy rápido y que con la documentación que llegó anoche, la repatriación será en pocos días”. Él permanecerá en esta especie de embajada improvisada hasta que el último cuerpo sea enviado a Brasil.

Medicina Legal ya ha determinado, según las necropsias, que todos fallecieron por muerte violenta. Tres funerarias de Medellín serán las encargadas del manejo de los cuerpos para ser enviados al país vecino. Después de 18 horas de trabajo en el cerro en donde se estrelló el avión, al terminar el martes los 71 cuerpos permanecían en la morgue. Según han señalado a este diario en las próximas horas saldrían los primeros 20. Tres aviones de la Fuerza Aérea de Brasil están en Manaus a la espera de la indicación para viajar a Medellín a recoger los cadáveres.

La Alcaldía de Medellín y Migración han empezado a aplicar un protocolo que será el mismo para todas las familias, como la de Sisy Arias (29 años), una de las auxiliares de vuelo que murió en el accidente. Sus padres, Jorge y Gloria, fueron los primeros en caminar, en medio de periodistas, traductores y psicólogos en el estrecho pasillo del Olaya. Él, que es un reconocido periodista deportivo de Bolivia, pidió que los mantuvieran lejos de las cámaras. Después de visitar Medicinal Legal, en donde permanecen los 71 cuerpos de los fallecidos en el accidente, sufrió una alteración en su ritmo cardiaco.

“Que Diosito me la guarde en su gloria mi niña... te amo, te amé y te amaré siempre amor... No sé qué será de mí sin ti… Sisyta mi niña... por siempre. Aquí no hay un adiós, sólo que tú te adelantaste un poquito", escribió el periodista en Facebook, horas antes de embarcarse en un vuelo de Copa hacia Panamá, con destino a Medellín, a donde llegó en la noche del martes junto a su hijo y esposa. “Hablé con mi hija ayer por la mañana, yo le aconsejé que no olvide todo lo que ha aprendido… al despedirnos quedamos de vernos el sábado y me quedé tranquilo porque ya estaba acostumbrado a sus viajes”.

Los psicólogos que están en el aeropuerto dicen que este momento es uno de los más difíciles para las familias de las víctimas. “Es cuando se enfrenten a la realidad, cuando descartan cualquier posibilidad de que estén vivos. La esperanza se esfuma”, dice una de las especialistas que ha dispuesto la Alcaldía. Que sean de otro país, que no hablen el mismo idioma y que tengan que acudir a un proceso legal complejo aumenta, según Daniel Liévano, otro especialista, el trauma de la situación.

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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