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Diferencias sobre el territorio hacen fracasar el diálogo para reunificar Chipre

Las exigencias grecochipriotas frustran el intento más tangible de solucionar la división

María Antonia Sánchez-Vallejo

El intento más tangible de poner fin a la división de la isla de Chipre, cuyo tercio septentrional está ocupado desde 1974 por el Ejército turco, terminó a medianoche de este lunes en fracaso, en la segunda ronda de unas negociaciones desarrolladas en Mont Pèlerin (Suiza). La comunidad internacional, incluida la ONU, que auspiciaba el diálogo, albergaba grandes esperanzas sobre el proceso, que se había iniciado en la primavera de 2015 y que teóricamente debía arrojar un acuerdo definitivo antes de fin de año.

Cartel por la reunificación de Chipre, el lunes en Nicosia.
Cartel por la reunificación de Chipre, el lunes en Nicosia.Petros Karadjias (AP)

Pese a su buena relación personal, los líderes grecochipriota, Nikos Anastasiadis, y turcochipriota, Mustafá Akinci, no han logrado vencer las diferencias entre las dos comunidades, centradas fundamentalmente en dos escollos: el retorno al norte de los refugiados grecochipriotas (unos 100.000 desplazados internos, obligados a refugiarse en el sur tras la invasión turca) y la recuperación de la localidad ocupada de Mórfu, rodeada por algunas de las tierras más fértiles de la isla y que es reclamada por los grecochipriotas.

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Las diferencias sobre el territorio que definirá el mapa de una Chipre reunificada, bajo una configuración bizonal y bicomunal con dos Estados constituyentes —una fórmula sobre la que sí existe acuerdo entre las partes—, han hecho fracasar o, según los más optimistas, congelar, la solución más plausible para derribar el último muro de Europa. Sólo el referéndum de 2004, sobre la base del plan de paz impulsado por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, fue una oportunidad igual de preclara, aunque el rechazo de la población grecochipriota en las urnas la frenó en seco. Mas de diez años después, pues, el diálogo vuelve a entrar en punto muerto, aunque fuentes de las dos delegaciones señalan que, a su regreso a la isla, tanto Anastasiadis como Akinci estudiarán la manera de desbloquear el desacuerdo.

"No es una buena noche para nuestra patria", anunció a medianoche del lunes el portavoz grecochipriota, Nikos Christodoulides, a los medios de comunicación que seguían en Suiza las negociaciones. La noticia cayó como un jarro de agua fría en Nicosia, donde horas antes había arrancado una concentración de miles de personas de las dos comunidades para apoyar en esa fase crítica del proceso a sus líderes.

El frustrado acuerdo sobre la distribución del territorio era una condición sine qua non para la última fase de la negociación: la celebración de una conferencia multilateral con los Estados garantes (Grecia, Turquía y Reino Unido, que dispone de una base militar al sur de la isla). Fuentes grecochipriotas cercanas a su delegación señalan que, mientras el Gobierno de Atenas se ha inhibido respetuosamente evitando interferir en el proceso, Ankara ha ejercido toda su influencia sobre Akinci, frustrando a la postre el diálogo. Implícitamente pareció referirse a ello el enviado especial para Chipre del secretario general de la ONU, Espen Barth Eide, al lamentar el fracaso de un proceso de diálogo “en el que las dos partes han tomado por primera vez en 42 años sus propias decisiones”. La independencia de criterios con respecto a Ankara de Akinci, entusiasta partidario de la reunificación, le ha hecho merecedor en el pasado de varias admoniciones por parte del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Las negociaciones entre las dos comunidades han implicado discusiones sobre seis capítulos fundamentales: gobernabilidad y reparto de poder, cuestiones vinculadas a la Unión Europea (a la que Chipre pertenece desde 2004), propiedad, asuntos económicos, seguridad y garantías y, el escollo más importante, reparto territorial.

Tras la invasión de su Ejército, Turquía ocupó el 36,2% de la isla, obligando a huir a más de 160.000 habitantes de origen griego y a abandonar todas sus propiedades; a la vez, 45.000 turcochipriotas que vivían en el sur tuvieron que replegarse al norte. Según un mapa de la nueva configuración territorial divulgado este fin de semana por medios grecochipriotas, el frustrado plan de reunificación otorgaba a la comunidad turcochipriota un máximo del 28,5% del norte de la isla, donde en la actualidad hay desplegados 30.000 soldados turcos y decenas de miles de colonos repobladores que han alterado el equilibrio demográfico insular. Los colonos proceden en su mayoría de Anatolia (zona muy conservadora y religiosa) y son ajenos por tanto, según voces críticas de ambas comunidades, a la idiosincrasia isleña.

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