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Jornaleros del voto hispano

Los partidarios de Clinton rebuscan de puerta en puerta el voto de las minorías

Pablo de Llano Neira

La búsqueda de votos a pie de calle podría decidir las elecciones presidenciales de Estados Unidos y Hillary Clinton parece tener mejor trabajado ese terreno que Donald Trump. No sólo por que haya tenido más voluntarios en su campaña (cuatro demócratas por cada republicano) sino porque ha contado con la ayuda de organizaciones progresistas que en paralelo han perseguido de puerta en puerta a los votantes esporádicos que alguna vez han optado por el Partido Demócrata. Con un análisis detallado de las bases de datos electorales, estos grupos satélite los han rastreado uno a uno para animarlos a votar, poniendo especial empeño en los estados cuyo resultado es más incierto.

Activistas pro-Clinton del grupo Proyecto Pastelitos.
Activistas pro-Clinton del grupo Proyecto Pastelitos.PABLO DE LLANO

El ejemplo paradigmático del fenómeno es Florida. Allí han ejercido su voto por adelantado 6,4 millones de ciudadanos, la mitad del registro electoral, un aumento de dos millones de votantes tempraneros con respecto a las presidenciales de 2012. Y el sector que ha crecido más en esta modalidad de voto adelantado (en persona o por correo) ha sido el de los hispanos, unos 200.000 a mayores. Teniendo en cuenta que los sondeos apuntan en Florida a una intención de voto hispano del 60% por Clinton y del 30% por Trump, esta subida, muy relacionada con el trabajo de campo de promoción del voto, podría ser una inyección electoral decisiva para la demócrata en la reñida batalla por este estado. De acuerdo con las previsiones, si Clinton gana Florida, Trump pierde cualquier opción.

“Nosotros trabajamos como si toda la elección presidencial dependiera de un voto”, decía este domingo mientras recorría un barrio Daniela Martins, 28 años, de la organización For our future (Por nuestro futuro en inglés), que impulsa el voto progresista con fondos de sindicatos y del multimillonario californiano Tom Steyer. Martins afirma que han “tocado 2,3 millones de puertas” en Florida, donde han concentrado músculo en las últimas semanas, con unos 130 jornaleros del voto en movimiento por todo el estado.

Ciro reparte información para el voto.
Ciro reparte información para el voto.P. LL.

El domingo era el último día para votar por adelantado y, con los sondeos dando a Clinton un estrecho margen de un punto sobre Trump en Florida, apretaban el paso. Martins y su compañero Óscar Ciro iban de casa en casa por el barrio trabajador de Allapattah, de demografía mixta hispana y afroamericana. Ciro iba viendo en un teléfono inteligente las casas de votantes esporádicos a las que tenían que ir. Algunas estaban cerradas. En otras el habitante esporádico había fallecido. Cuando daban con objetivos, en la tarde calurosa y abúlica de Miami, intentaban animarlos a votar. Como a Maritza y Mónica Álvarez, madre e hija, de origen hondureño, que tomaban una cerveza en el patio y pese a preferir a Clinton se mostraban algo renuentes a levantarse e ir al centro de votación. En otra casa no estaba el votante esporádico que buscaban pero sí su madre, Florencia Reyes. Les dijo que aún no había conseguido convencerlo. “No hay manera de que vote”. Ella había votado a Clinton y esa mañana había rezado en la iglesia por su victoria: “Oramos por la señora. Sería la mejor presidenta. Trump lo único que quiere es ser presidente para hacer negocios”.

Ciro contaba que en los fines de semana ha llegado a tocar 180 puertas diarias. Un trabajo arduo que se ve compensado con la proverbial hospitalidad hispana. “Siempre me ofrecen agua. Una vez una mujer quiso invitarme a comer un sancocho [un guiso]”.

En Miami un grupo de activistas fomenta el voto entre los latinos

Acompañamos en Miami a una pareja de activistas que trabajan para fomentar el voto en Estados Unidos

Posted by EL PAÍS México on Sunday, November 6, 2016

En otro punto de Miami, se movilizaba con la misma intención de promover el voto la campaña Proyecto Pastelito. “Ganaremos por el voto latino. El discurso de Trump lo ha movilizado”, decía Gustavo Arnavat, exfuncionario de la administración de Barack Obama y miembro de esta iniciativa que trata de endulzar al gusto latino los centros de votación con bandejas de pasteles cubanos. A su lado sonaban yembés colombianos y un camión de folclore latino los esperaba para ir a otra misión. Un golpe de percusión caribeña, un pastelito cubano o una oración de acento hondureño podrían parecer nimiedades. Pero los jornaleros del voto hispano saben que en Estados Unidos valen su peso en oro.

Los grilletes de Luis González

Anochecía cuando Daniela Martins y Óscar Ciro se encontraron a Luis González, un vecino que tenía algo que decir: “Estuve en la cárcel hace 21 años y sigo sin poder votar”. Florida tiene una de las legislaciones electorales más severas con los exconvictos. Un millón y medio de ciudadanos de Florida (9% del electorado) no puede votar por ese motivo. Unos 500.000 son afroamericanos. Si pudiera, González tiene claro que no optaría por Trump: “Yo no votaría por ese animal que quiere llevarnos a la Tercera Guerra Mundial”.

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