Para los amerindios, el derecho a votar sigue siendo una lucha pendiente
La tribu Payute acaba de ganar una victoria judicial que le permitirá instalar dos colegios electorales en el seno de las dos mayores reservas de Nevada
Un folio en blanco, apenas legible, se contonea sobre una tabla de madera instalada ante el Nixon Store, único comercio de esta aldea situada al borde de Pyramid Lake. "Cada voto amerindio cuenta. Vota anticipadamente al próximo presidente americano, reza el anuncio. Si bien es cierto que muchos de los habitantes del Silver State dan por hecho el voto por adelantado, no lo es menos que en Nixon, en la reserva payute de Pyramid Lake esta noticia ha sido acogida con alegría. "El sábado vinieron a votar 53 personas", se alegra Vinton Hawley, presidente de esta tribu residente al Norte de Reno.
Desde agosto, los payute de Pyramid Lake y de Walker River (las dos tribus principales de las 27 presentes en Nevada) libran una ardua batalla contra el Estado para conseguir el derecho a poder inscribirse en las listas electorales, votar por adelantado y el día mismo de las elecciones, y poder hacerlo en su reserva. Tantos derechos que podrían parecer evidentes pero cuyo incumplimiento suponía una violación flagrante de la ley Voting Rights Act de 1965, que prohibía las discriminaciones raciales en las votaciones.
Antes de que la justicia les diera la razón, el pasado 7 de octubre, los electores debían hacer 300 kilómetros ida y vuelta para votar. Y, además del precio del combustible (nada despreciable para estos grupos empobrecidos), algunos se sentían incómodos teniendo que votar en barrios no amerindios.
"La justicia tenía que proporcionarnos esos derechos, aún más teniendo en cuenta que Nevada es un Estado Pendular (estado indeciso)", explica Vinton Hawley. "Es muy importante que las tribus se sientan más integradas políticamente. Esto está empezando a cambiar: cada vez se ven más votantes noveles, como personas discapacitadas o desfavorecidas".
En Nixon, como en el resto de la reserva (1.500 habitantes), los 750 residentes viven bajo el umbral de la pobreza, con una tasa de desempleo del 35%. Para los 5,2 millones de amerindios en el territorio norteamericano, estos índices son mucho más elevados que la media, incluyendo los de suicidio y alcoholismo. "El contacto con personas no amerindias, la asimilación forzada y el trauma histórico han dejado huella", constata el jefe de la tribu.
Aunque la reserva goza de programas sociales y de empleo proporcionados por el Gobierno tribal los habitantes se sienten abandonados. "Los candidatos no han hecho campaña por aquí. Van a Las Vegas o a California, donde la gente tiene dinero", se queja Vinton Hawley. Aunque no ha querido confesar su voto, el "jefe" reconoce que los amerindios apoyan tradicionalmente al partido demócrata. "Barack Obama ha hecho mucho por los nativos durante ocho años; pero me hubiera gustado preguntar a los candidatos qué piensan ellos hacer por nosotros".
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