“Hay cosas que se podrían haber hecho mejor”
El alcalde de Berlín admite fallos en la gestión y alerta sobre el éxito del partido populista AfD
Es muy difícil que el alcalde de Berlín conceda una cita a un periodista extranjero en plena vorágine electoral. Tras varias negativas de su equipo de prensa, Michael Müller (Berlín, 1964) accede a un encuentro improvisado en una recepción organizada por la ciudad de Hamburgo en la capital alemana. Entre camareros que reparten canapés y copas de vino, el político socialdemócrata defiende su gestión de los dos últimos años y asegura que gracias a la buena coyuntura económica resolverá muchas deficiencias que padece la ciudad.
Pregunta. ¿Es ahora Berlín menos pobre, pero también menos sexy, como la definió su antecesor?
Respuesta. Sigue siendo sexy, aunque económicamente tenga más éxito. Nos hemos recuperado gracias a una política de ahorro consecuente. Nuestro crecimiento supera la media alemana y hemos creado nuevos puestos de trabajo. Pero la atmósfera especial de Berlín sigue ahí, algo que muestran los cada vez más numerosos turistas.
P. Sí, pero a costa del descontento de los vecinos por una vivienda cada vez menos asequible.
R. La ciudad se encarece con el éxito económico y la llegada de 40.000 nuevos vecinos al año. Desde que soy alcalde, se construyen más viviendas sociales. Así queremos rebajar la tendencia de los alquileres y lograr que las personas con bajos ingresos puedan también vivir en la ciudad.
P. ¿Teme que sus dos años de gestión sean recordados por dos puntos negros: el aeropuerto y la oficina de servicios sociales que debía registrar a los refugiados?
R. En una metrópolis de varios millones de habitantes hay cosas que se podrían hacer mejor. El aeropuerto es un ejemplo. Pero eso también ocurre en otras grandes ciudades. La situación de los refugiados al principio del año era difícil y nuestra oficina quedó como un símbolo de ello. En muy poco tiempo llegaron tantos refugiados como no habíamos recibido nunca. Pero logramos gestionarlo. Incluso creé una secretaría de Estado especial para ello. Una situación así no puede volver a repetirse nunca. Pero en general, Berlín va por buen camino.
P. ¿Qué errores cometieron?
R. Berlín tuvo que ahorrar durante muchos años porque estaba muy endeudada. Y también se prescindió de personal. Entonces no podíamos permitirnos ninguna inversión en infraestructuras o en la administración. En la oficina de asuntos sociales no disponíamos del suficiente personal cualificado. Pero hemos dado la vuelta a esa situación. Ahora tenemos margen para reducir la deuda e invertir al mismo tiempo.
P. Según las encuestas, tras las elecciones habrá concejalías de distrito en manos del partido populista antiinmigración AfD. ¿Qué puede suponer para la imagen de Berlín?
R. Eso dañaría la imagen de ciudad tolerante y abierta al mundo. Pero me preocupa aún más que AfD tenga poder en los municipios para ejecutar políticas concretas. Si logran estar representados, tendrán personal y medios para impulsar su visión de la sociedad. Este partido excluye a la gente por su origen o religión y agita a unos grupos contra otros. No quiero que las decisiones sobre economía, educación o juventud estén en mano de gente intolerante y cerrada. Eso no es lo que corresponde a Berlín, y además podría tener repercusiones negativas en la economía.
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