_
_
_
_

Arden banderas europeas

Lluís Bassets

La Diada cívica, familiar y festiva, terminó como siempre con un momento bronco y virulento. No es una novedad. Quema de banderas y de retratos del rey, gestos hoscos y consignas contra la constitución son elementos habituales en la cola de las grandes manifestaciones independentistas. No es habitual, sin embargo, que sea un partido parlamentario quien protagonice la retórica y la gesticulación como ha sucedido este año. Y menos habitual todavía es que sea una formación política de la que dependen la continuidad del gobierno que preside Carles Puigdemont y la aprobación de los presupuestos de 2017.

La manifestación convocada por la CUP, fuerza parlamentaria desde 2012 y parte de la mayoría de investidura desde 2016, culminó la fiesta del Once de Septiembre con una acción perfectamente organizada de quema de banderas, las de Francia, España y Europa. No hay dudas sobre el objetivo político de la ignición: expresar el rechazo a la actual frontera que separa España de Francia para unir los territorios de habla catalana al norte de la frontera con los del sur. Idéntico proyecto al que alberga la CUP para la Comunidad Valenciana y para las Islas Baleares, que si bien comparten lengua común con Cataluña han pertenecido históricamente y pertenecen actualmente a comunidades políticas distintas, en el pasado los antiguos reinos de Valencia y de Mallorca, y en la actualidad las comunidades autónomas del Reino de España. Tampoco tiene dudas la CUP respecto al rechazo del proyecto de Unión Europea expresado con la quema de la bandera, al que atribuye todos los males de la actual crisis económica, los defectos y desigualdades vinculados a la globalización y la opresión de los pueblos europeos inherente a una estructura económica, jurídica y política vinculada a los Estados nacionales reconocidos internacionalmente.


Hace cuatro años, con la primera Diada organizada por la Asamblea Nacional Catalana, la hegemonía era plenamente del partido catalanista burgués y moderado que era Convergència. Nadie hablaba de una república catalana --la consigna más repetida esta Diada de 2016-- sino de un Estado catalán propio dentro de Europa. Este Estado propio, según sus promotores, todavía tenía entonces posibilidades de constituirse como un Estado federal o confederal dentro de España. El presidente de la Generalitat de entonces, Artur Mas, llegó a sugerir que la Corona española podía albergarlo perfectamente, incluso en el caso de que la opción que se tomara fuera la de la independencia, de forma que el rey se convirtiera en el único vínculo con el resto de España. Esta era una opción que, naturalmente, solo tendría sentido si se aseguraba la permanencia de la Cataluña imaginada como independiente dentro de la UE como un Estado socio más.

Ahora todo se lo ha llevado el viento. En cuatro años, el movimiento soberanista se ha desplazado fuertemente a la izquierda. Depende de una fuerza que es republicana y antimonárquica, antieuropea y también antiatlantista, antiamericana por tanto. La compañía de la CUP perjudica muy severamente a la imagen y a la credibilidad del gobierno de Puigdemont. La quema de banderas francesas, españolas y europeas por parte de una fuerza parlamentaria de la que depende la continuidad del Gobierno seguro que es un obstáculo infranqueable para los propósitos de internacionalización del conflicto que tiene Junts Pel Sí. Sorprende la facilidad con que los dirigentes del proceso esconden la cabeza bajo el ala y prefieren ignorar el percance enorme en consideración y prestigio que significa la compañía de tales socios.

Respecto a este tipo de protestas simbólicas, en las que se utiliza el fuego como instrumento destructivo y purificador, pienso lo mismo que el presidente Obama. No hay delito alguno ni nada hay que debiera prohibirse. Forman parte de la libertad de expresión, aunque sean una lamentable e incívica demostración de falta de sentido democrático y de consideración y respeto hacia los numerosos conciudadanos, españoles, franceses y europeos en general, que dan valor a los símbolos que ellos destruyen. Pero la gravedad del asunto no reside en el carácter supuestamente delictivo de estos actos sino en el hecho de que Puigdemont dependa de unos diputados de la CUP que tienen en tan baja consideración los ideales europeos que nos han ayudado a obtener la democracia y los niveles de paz y de prosperidad que gozamos, al menos todavía, en el entero continente.

Comentarios

Hola, amigos. Esos pirómanos lo mismo queman banderas y retratos que podrían quemar libros, por ejemplo, un ejemplar de la Constitución del Reino de España. El quid está no tanto en la quema misma sino en lo que significa: pulsiones tribales de carácter irracional contra un enemigo fantasmagórico (el que tienen en su cabeza), que no tiene nada que ver lamentablemente con los valores de racionalidad, diálogo, discusión libre, debate inteligente y demás, que son lo mejor de Francia y Europa y que ellos, los señores de la CUP, prefieren ignorar. Señor Puigdemont, son los cuervos que usted cría con mimo y que un día (no muy lejano) le sacarán los ojos.
Señora CASLA:El gobierno de Allende se alió a las guerrillas criminales y al Stalinismo criminal cubano y soviético. Ademas, violó y expropió la Propiedad Privada en Chile, y protegió a los Nazis residentes en Chlile, negando a Alemania su extradición. Por todo ello NO fue el de Allende un Gobierno Democrático, sino bastante fascistoide, que es lo que a usted le chifla de él.
Lieberman | 14/09/2016 1:25:36Su comentario no tiene nada que ver con el tema del artículo y las patochadas que suelta sobre Allende y el estalinismo están respondidas donde correspone. Deje ya de trolear.
En cuanto al artículo del Sr Bassets1.Yo creí que la izquierda europea era heredera de la revolución francesa... y que por tanto tenía una visión diferente y enfrentada a los nazional separatistas....2.La CUP no tiene solución a los problemas reales pero si estaría encantada de crear unos cuantos más y cuanto más graves mejor. Nacieron y existen para eso.3.Las recetas "liberales" y "socialdemócratas-liberales", su obsesión en debilitar al estado y su entreguismo a los lobbies (preferiblemente a los patrocinados desde el otro lado del atlántico...) han conducido a que la economía se haya estancado, la convivencia sea cada vez más difícil, la seguridad haya empeorado... al tiempo que la inmigración aumenta y queda cada vez más claro que ciertos "colectivos" de inmigrantes ni se integran, ni se integrarán jamás... porque no les da la gana y porque rechazan nuestros valores, libertades, principios y modo de entender la vida y la sociedad... y sólo les interesa beneficiarse del bienestar europeo... y, allí donde pueden, de ir imponiendo "sus valores"...4.Todo eso ha hecho que la gente busque solución a la injusticia, a la desigualdad que aumenta, a la inseguridad , al jihadismo... en fuentes muy diversas... según donde pongan el énfasis... Unos en la extrema derecha... y otros en estas estrafalarias extremas izquierdas... según ellas se autodenominan.5.En el fondo no es más que el reflejo de la crisis europea, del debilitamiento de sus estados y que que el gran ESTADO europeo hace tiempo que dejó de interesarle a las élites...Así nos va... y nos seguirá yendo hasta que no cambiemos PERSONAS, PARTIDOS Y EQUIPOS Y VISIÓN DEL FUTURO DE EUROPA.
"Yo creí que la izquierda europea era heredera de la revolución francesa" Usted se cree cualquier cosa. Culpa de la escuelita "Che Guevara" y falta de desarrollo intelectual en la Pampa nazi. Alla donde vivió Mengele durante años defendido y protegido por los peronistas. Hasta debe hinchar por el Boca...
Antoni de Sallas | 14/09/2016 15:43:471.Entiendo que a los nazional separatistas no os guste ni la revolución francesa... ni su herencia.2.Perón fue derrocado en 1955 y luego volvió a la presidencia en el 73 y murió en el 74... Además de él gobernaron (es un decir) el país... un montón de militares golpistas apoyados por el imperio del CAOS... que tumbaron a otros gobiernos democráticos (Frondizi, Illía...)3.Hablando de nazis... parece que en EEUU hubo unos cuantos... y que algunos llegaron a ser importantes... Es sorprendente que a los nazional separatistas se os escapen estos "detalles".4.¿El boca?. ¿Y eso qué es?.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_