La primera ministra May urge a avanzar en el ‘Brexit’ ante las divisiones en su gabinete
Varios ministros del Gobierno conservador discrepan sobre cómo y a qué velocidad desenganchar al Reino Unido de la UE
“Brexit significa Brexit”, subrayó Theresa May al tomar posesión como nueva jefa del Gobierno británico en julio sobre su intención inequívoca de acometer la desconexión del Reino Unido con Europa tal y como decidieron los votantes en un polarizado referéndum. Los términos de la difícil negociación con Bruselas están sin embargo generando crecientes tensiones entre los principales ministros de su Gobierno, convocado hoy en pleno en la segunda residencia oficial de la primera ministra en la campiña inglesa para intentar consensuar una posición frente a la UE. "No habrá un segundo referéndum", le ha dicho May a su gabinete esta mañana, "ni intentos de permanecer de algún modo en la UE por la puerta trasera; vamos a cumplir con esto [el Brexit]".
Los primeros espadas del gabinete han acudido enfrentados a la cita de Chequers, una mansión del siglo XVI ubicada a 50 kilómetros de Londres para alojar encuentros de alto nivel en un entorno aislado. El canciller del Exchequer (responsable de Economía), el eurófilo Philipp Hammond, ha trazado como prioridad una protección especial para los servicios financieros de la City, aún a costa de otras concesiones ante la Unión Europea que permitan preservar cierto acceso al mercado único. Ese planteamiento es denostado por el titular de la cartera de Comercio Internacional, Liam Fox, el ministro para el Brexit, David Davies, y, en menor medida, por el jefe de la diplomacia británica, Boris Johnson. Los tres hicieron campaña por la salida de Europa y se oponen a cualquier componenda que implique aceptar la libertad de movimientos en el espacio europeo.
Johnson y Fox han venido manteniendo además su pulso particular sobre las competencias de sus respectivos ministerios a la hora de encarar la negociación con la UE. Hammond se suma ahora a esa pugna exigiendo que el Tesoro encabece las conversaciones con Bruselas, y “sin líneas rojas”, para blindar a la City, un sector esencial de la economía británica. La respuesta del trío de ministros furibundos proBrexit ha sido taxativa: hay que cerrar la puerta al mercado único para que el Reino Unido recupere el control sobre sus fronteras.
Ese debate en el seno del Gobierno ha destilado a lo largo del verano a través de las filtraciones a la prensa de fuentes próximas a los ministros implicados. Theresa May acaba de regresar de un receso vacacional en los alpes suizos y, antes de encarar el inicio de la nueva legislatura el próximo lunes, necesita poner la casa en orden. Su posición pragmática –es euroescéptica pero no hizo campaña a favor del Brexit por lealtad al entonces primer ministro, David Cameron- colisiona con las crecientes demandas de los brexiters y de los influyentes diarios eurófobos para que convoque sin dilaciones el artículo 50, el mecanismo que desencadena el proceso de desengarce de la UE.
"Vamos a mirar los próximos pasos que necesitamos tomar y también las oportunidades que se nos presentan mientras forjamos un nuevo papel del Reino Unido en el mundo", ha señalado May a sus ministros durante la reunión en Chequers de este miércoles. Pero la primera ministra ya ha confirmado que no invocará el artículo 50 al menos hasta principios del próximo año, aunque fuentes de Downing Street han insinuado que probablemente no se de ese paso hasta finales de 2017, a la espera de que se celebren las elecciones en Alemania y Francia. May ha dejado también claro que antes de poner en marcha ese mecanismo no convocará previamente al Parlamento –la legislación británica no lo exige-, para irritación de los diputados de la oposición que consideran ese gesto poco democrático. El Gobierno también ha descartado la celebración de un segundo referéndum o unas elecciones anticipadas para dar la oportunidad a los votantes a expresar su opinión sobre los términos pactados con la UE para la desconexión del Reino Unido.
En el inicio del nuevo curso político, el encuentro de Chequers subraya la indefinición del Gobierno May sobre los próximos pasos que dar con respecto a Europa. Quizá el dibujante del Daily Telegraph es quien mejor ha sabido ilustrarlo: en una primera viñeta, la primera ministra proclama en voz alta que “Brexit siignifica Brexit”; la segunda nos muestra a May consultando varios diccionarios en lengua inglesa para buscar qué es lo que realmente significa la palabra Brexit.
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