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Las relaciones entre Berlín y Ankara atraviesan “baches”

Turquía cita al embajador alemán después de que la justicia germana impidiera la difusión de un mensaje de Erdogan

Simpatizantes de Erdogan se reúnen en Colonia (Alemania), el pasado domingo.
Simpatizantes de Erdogan se reúnen en Colonia (Alemania), el pasado domingo.HENNING KAISER (EFE)
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La decisión alemana de vetar una intervención en directo vía satelite del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante la manifestación en su apoyo celebrada por la comunidad turca el domingo en Colonia, ha tensado las relaciones entre ambos países. El ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, ha llamado este lunes a consultas al encargado de negocios de la embajada alemana en el país para expresar su protesta por la prohibición, confirmada por el Tribunal Constitucional germano, que consideró que el veto no limitaba el derecho de manifestación. El caso ha tenido un amplio seguimiento en los medios turcos cercanos al régimen, que han tachado a Alemania de “país enemigo”.

El portavoz del Ministerio de Exteriores alemán, Martin Schäfer, restó importancia a la petición turca y rechazó que implique “una reprimenda”. Schäfer apuntó que las relaciones entre ambos países atraviesan una “pequeña fase de baches” que “será superada”. “No es nada extraordinario”, aseguró. “Turquía es un importante y gran socio para Alemania. Las relaciones bilaterales son profundas y estrechas y hay fases en que pueden cojear, pero confiamos en que se superará esta situación”, añadió.

Alemania es el hogar de tres millones de ciudadanos de origen turco entre los que ha crecido la tensión tras el intento de golpe de Estado del 15 de julio y las decenas de miles de detenciones y destituciones de funcionarios ordenadas por el Gobierno.

Para mostrar su apoyo a Erdogan, la Unión de Demócratas Turcos Europeos, afín al mandatario, convocó una gran manifestación en Colonia en la que pretendía que aquel lanzara su mensaje a través de una pantalla gigante. La justicia alemana consideró la iniciativa una intromisión en la vida pública del país, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, destacó que “no es legítimo importar las tensiones políticas de Turquía” a Alemania “e intimidar a las personas que tienen otras convicciones”. Del lado turco llovieron las protestas. “Es una desgracia” para la democracia, protestó el ministro de Justicia, Bekir Bozda, quien acusó al Gobierno germano de ejercer una “seria discriminación e injusticias” sobre los turcos que viven en su territorio.

La polémica llega en un momento en el que las relaciones entre ambos países están estancadas desde que el Parlamento de Berlín reconociera como genocidio la masacre de armenios, por parte del Ejército turco, a comienzos del siglo XX. El Gobierno turco reaccionó con indignación, retiró a su embajador y condenó públicamente el voto a favor de la resolución de 11 diputados alemanes de origen turco, a quienes calificó como traidores.

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