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La masacre ataca directamente al sector turístico

Niza, la segunda ciudad francesa que más turistas recibe, ya empieza a sufrir las consecuencias del atentado

Daniel Verdú

La imagen de la playa de Niza casi vacía y dos barcos de la Gendarmerie patrullando por la costa hablan del impacto económico que suponen los atentados. Una cadena de anulaciones, marchas anticipadas y varios conciertos suspendidos (entre ellos el de Rihanna) han sido las primeras consecuencias del atentado sobre esta industria en la que se apoya fuertemente la economía de esta ciudad costera.

Banderas a media asta en la playa de Niza, este sábado.
Banderas a media asta en la playa de Niza, este sábado.Gianluca Battista

Después de París, la capital de la región de los Alpes Marítimos es la ciudad francesa que más visitantes recibe (4 millones al año) y los atentados del pasado viernes han puesto a temblar a todo el sector. Los hoteles son los primeros en notar el golpe, justo cuando la imagen la seguridad del país en el exterior se empezaba a recuperar tras una Eurocopa sin atisbo de atentados.

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Según Denis Cippoloni, presidente de los hoteleros en Niza y miembro del Umih, el principal sindicato del sector, “ya ha habido una ola de anulaciones” y se espera tendencia al alza. En algunos establecimientos han perdido hasta el 30% de las reservas confirmadas. El sector, consciente de la disminución de la atracción que genera estos días la ciudad, ha llegado también a un acuerdo para devolver el dinero a todos los clientes que hubiesen reservado habitaciones para alguna fecha entre el 15 y el 30 de julio y que hayan optado por anularlas tras la matanza del viernes pasado.

Pese a que las terrazas siguen llenas y la vida nocturna alejada del Paseo de los Ingleses conserva su pulso, el ambiente en la ciudad ha quedado enrarecido y algunas personas han preferido adelantar su marcha. Julia y Mark, dos polacos que por la tarde arrastraban su maleta por el paseo de los Ingleses recién abierto, volvían a casa dos días antes de lo previsto. “Estuvimos aquí la noche del 14 de julio y fue terrible. No tenemos ganas de pasar más tiempo en esta ciudad. Ahora mismo nos trae muy malos recuerdos”, apuntaban. Lo mismo ha sucedido con los cruceros que debían llegar a Niza estos días. El viernes fueron 3.100 pasajeros de Royal Caribbean los que no pisaron tierra y ayer, otros 2.400 cruceristas de Celebrity Cruises terminaron encontrando otro destino.

Más allá de la vinculación o no islamista con este atentado, uno de los principales objetivos de los ataques terroristas en los últimos tiempos han sido las zonas turísticas. El impacto económico que supone una matanza de este tipo es otro de los botines que logran organizaciones como Estado Islámico.

La Organización Mundial del Turismo (OMT), en boca de su secretario general, Taleb Rifai, ha hecho un llamamiento a las turistas para que visiten Francia y desafíen así a los terroristas y no perjudiquen a las víctimas. Pese a todo, resulta difícil imaginar a nadie planificando con esos criterios sus vacaciones.

“Es normal, hay muchos países en el mundo. Quién desea viajar a uno permanente amenazado por el terrorismo. Pero yo no soy turista, tengo una casa aquí y seguiré viniendo de vacaciones hasta que me muera”, señala Angie, de 73 años, entrando al hotel Negresco.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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