El ‘Brexit’ impactará en España en la venta de casas, el turismo y los expatriados
Con la salida de la UE, la caída de la libra recortará el poder adquisitivo de los británicos. A medio plazo, los residentes en Reino Unido precisarán permisos de trabajo
El Brexit, que ha triunfado en el referéndum celebrado este jueves, tendrá consecuencias para España. La salida de Reino Unido de la UE provocará, según los expertos, nuevas turbulencias en los mercados. A corto y medio plazo, esos movimientos en los parqués se plasmarán, sobre todo, en una caída de la libra esterlina que restará poder adquisitivo a los británicos y acabará afectando al turismo y al sector inmobiliario español. A medio y largo plazo, la consecuencia más evidente probablemente será la imposición del permiso de trabajo para los expatriados españoles allí ubicados. Se calcula que unos 200.000 españoles residen en Reino Unido.
Con la salida de la UE, se abrirá un periodo de incertidumbre en los mercados. Y esa inseguridad llevará a los inversores a huir de los activos británicos y, por tanto, de la libra. Las inversiones también se resentirán a la espera de que se dilucidara el nuevo marco regulatorio. Los costes laborales de Reino Unido subirán al frenarse los flujos de inmigrantes que han estado presionando a la baja sobre los salarios de los empleos menos cualificados. A su vez, ese encarecimiento de los salarios neutralizará, en parte, cualquier beneficio que la caída de la libra brindara a los negocios exportadores británicos.
La incertidumbre sobre cómo se regulará las relaciones comerciales y el miedo a los aranceles también perjudicarán a las empresas británicas que quisieran aprovechar el abaratamiento de la libra con el fin de exportar. Y si además sumamos que Reino Unido ha desmantelado buena parte de su industria, en definitiva las exportaciones británicas se beneficiarán bastante poco de la salida de la UE. Por si fuera poco, el desplome de la libra provocará un incremento de la inflación en Reino Unido. Fruto de las pérdidas en Bolsa y de la caída de la moneda sin que se compense con una mejora de las exportaciones, el corolario se resume en que los británicos perderán renta y poder adquisitivo. Ésas son, a grandes rasgos, las conclusiones de buena parte de los informes económicos elaborados sobre la materia, como por ejemplo el del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las consecuencias a más largo plazo dependerán de los acuerdos comerciales que firmará Reino Unido y de si será capaz de adoptar medidas compensatorias como una mayor desregulación, concluye en un informe Nick GreenWood, miembro de Analistas Financieros Internacionales.
El problema de las inversiones españolas
La inversión de las empresas españolas en Reino Unido prácticamente duplica la de las compañías británicas en España. Mientras que las sociedades españolas poseían un stock de inversiones por 62.117 millones en 2014, las británicas tenían invertidos 36.670 millones en España. Y eso se traduce en que ese año las 340 empresas españolas ubicadas en las islas facturaron 30.414 millones, registraron un beneficio de 6.348 millones y generaron 75.217 empleos. Las 437 empresas británicas sitas en España obtuvieron una cifra de negocios de 31.480 millones, unos resultados de 928 millones y mantuvieron 98.019 puestos de trabajo, según la Secretaría de Estado de Comercio.
Entre las firmas españolas en Reino Unido destacan Santander, Sabadell, Ferrovial, Telefónica e Iberdrola; Vodafone, IAG, Altadis, BP y GlaxoSmithKline, entre las británicas en España.
¿Y cómo afectará en España esa pérdida a corto y medio plazo del poder adquisitivo de los británicos? Según los datos del Colegio de Registradores, los británicos encabezan la compra de vivienda de extranjeros en España con un 21% de las adquisiciones en 2015. Y ese apartado se verá claramente amenazado. “Ya se sintió mucho al inicio de la crisis. Hubo un momento en el que la libra se depreció y eso acabó reduciendo bastante su demanda de viviendas en la costa”, sostiene el consultor inmobiliario José Luis Ruiz Bartolomé.
El turismo también acusará el impacto. Los británicos lideran las llegadas a España con más de 15,5 millones el año pasado. Es decir, una cuarta parte de todos los viajeros recibidos eran británicos y se dejaron en España 14.507 millones. Por más que los británicos perciban que las vacaciones son un gasto de primera necesidad según todas las encuestas, a todas luces una caída del poder adquisitivo se percibiría en el número, el gasto desembolsado y el tiempo de estancia.
Respecto a las relaciones comerciales, al principio, una rebaja de la libra encarecerá las exportaciones españolas a Reino Unido, las cuales ascendieron en 2015 a 18.231 millones. Sectores como el automovilístico, el agroalimentario o la maquinaria lo notarán. Sin embargo, a más años vista las repercusiones pueden ser más limitadas en tanto en cuanto habría tiempo para negociar y lo más probable sería que hubiera un acuerdo de libre circulación de bienes y servicios a imagen y semejanza del tratado comercial con EE UU.
Permisos de trabajo
A pesar del reto que supondrá ir aclarando el marco regulatorio, el artículo 50 del Tratado de la UE contempla que un país dispone de dos años prorrogables para negociar su salida. No obstante, lo normal será que esta indefinición se resolviese mucho antes. En ese supuesto, el escenario más plausible que barajan altos cargos gubernamentales es que Reino Unido querrá una suerte de acuerdo comercial similar al que se ha rubricado con Canadá y se está negociando con Estados Unidos. Lo cual permitiría la libertad de movimientos de capitales y casi todo tipo de intercambios comerciales.
El problema más bien residirá en la circulación de personas. Casi con toda seguridad se acordará que no hiciera falta ningún tipo de visado para que los españoles viajen a Reino Unido y viceversa. Sin embargo, una cosa muy distinta ocurrirá con los permisos de trabajo y residencia. La incertidumbre se cernirá sobre los 200.000 españoles allí residentes, de los que una elevada proporción son estudiantes con una rotación muy alta y que por lo general buscan oportunidades laborales o trabajan al mismo tiempo que cursan estudios.
Por el contrario, según los datos del padrón hay unos 280.000 residentes británicos en España, el grueso de ellos pensionistas que verán cómo peligra la asistencia sanitaria gratuita.
Los intercambios bilaterales
- Inversiones. El stock de inversiones británicas en España ascendía en 2014 a 37.670 millones de euros, un 24% más que en 2013. La inversión española en Reino Unido es de 62.117 millones, un 5,8% más que en 2013.
- Compra de vivienda. El 21,34% de las compras de vivienda en España por parte de extranjeros se corresponde con ciudadanos británicos. Se trata de la cifra más elevada, por delante de franceses y alemanes.
- Contribución a la UE. El 12,57% del presupuesto de 2015 de la UE lo aporta Reino Unido, frente al 8,06% que sufraga España. Alemania (21,36%) y Francia (15,7%) son los mayores contribuyentes.
- Comercio español con Reino Unido. 5.647 millones es el saldo comercial positivo que mantuvo España con Reino Unido el año pasado, resultado de unas exportaciones de 18.231 millones y unas importaciones de 12.583 millones. En términos de bienes y servicios, el superávit de España respecto a Reino Unido suma el 1,3% del PIB español en 2015.
- Turismo. 1,4 millones de británicos visitaron España en abril, gastando una media de 111 euros. Reino Unido es el que genera más visitantes a España con más de 15 millones de turistas y una cuarta parte de todo el gasto en 2015. En los cuatro primeros meses del año, los viajeros británicos se dejaron 3.432 millones en España, más que ningún otro país, con el 19% del total.
- Expatriados. En Reino Unido viven 200.000 españoles. Entre junio de 2014 y junio de 2015 se inscribieron en la Seguridad Social británica unos 58.000 ciudadanos españoles para trabajar, de los cuales unos 4.000 pidieron ayuda social.
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