Imágenes satélite de EEUU descartan que una bomba explotase en el avión
Egipto cree que la hipótesis de un “ataque terrorista” es la “más probable”
Sigue la última hora sobre el avión siniestrado de EgyptAir.
Un avión de la compañía egipcia EgyptAir que que realizaba la ruta entre París y El Cairo, y que llevaba a 66 personas a bordo, se ha estrellado en la madrugada de este jueves en el mar Mediterráneo, a unos 280 kilómetros de la costa egipcia. El piloto no realizó ninguna llamada de socorro, pero poco antes de esfumarse del radar, el aparato efectuó unos movimientos bruscos: giró 90 grados a la izquierda y luego 360 a la derecha, mientras se desplomaba más de más de 11.000 metros de altitud a unos 5.000 pasadas las 2,35 de la madrugada. Francia y Egipto mantienen todas las hipótesis abiertas aunque las autoridades de El Cairo admiten que “un ataque terrorista es más probable que un fallo técnico”. Horas más tarde, fuentes oficiales estadounidenses consultadas por Reuters han desmentido, a la luz de las imágenes tomadas por satélite, que una bomba explotase a bordo.
El avión, un Airbus 320, había salido del aeropuerto de París Charles De Gaulle con 56 pasajeros, incluidos un niño y dos bebés, además de siete tripulantes y tres miembros de las fuerzas de seguridad. Su aterrizaje en el aeropuerto de El Cairo estaba previsto a las 3:15 hora local. Tras el hallazgo en sus aguas de objetos que podrían pertenecer al fuselaje del avión, las autoridades griegas desmintieron que los restos hallados procediesen del Airbus de EgyptAir. Un desmentido que eleva la confusión generada a lo largo de la tarde por las declaraciones contradictorias de las autoridades egipcias, sobre estos restos sospechosos. "Hasta ahora, el análisis de los restos encontrados indica que estos no pertenecen a un avión. Mi homólogo egipcio también me ha confirmado que no está acreditado que los restos provengan del vuelo de Egyptair", ha declarado a la agencia France Presse el oficial Athanassios Binos. Después, la propia aerolínea de bandera egipcia se desmintió y reconoció que los trozos encontrados en el Mediterráneo no pertenecen a su aeronave.
“Si fue un accidente u otra hipótesis que todo el mundo tiene en mente [un ataque terrorista] en este momento debemos centrarnos en nuestra solidaridad con las familias y en buscar las causas de la catástrofe”, ha dicho el presidente francés, François Hollande, en un mensaje televisado. Por su parte, el ministro de Aviación Civil egipcio, Sherif Fathy, ha insistido en que, aunque “es demasiado pronto” para establecer las razones del siniestro, un ataque terrorista es más probable que un fallo técnico. El Gobierno egipcio liderará el comité de investigación sobre el siniestro, en el que también participará Francia – había 15 de sus ciudadanos a bordo--.
An informed source at EGYPTAIR stated that Flight no MS804,which departed Paris at 23:09 (CEST),heading to Cairo has disappeared from radar.
— EGYPTAIR (@EGYPTAIR) May 19, 2016
La fiscalía de París ha abierto una investigación de oficio, como lo ha hecho ya la BEA (Oficina de investigación y análisis del sector aéreo), que ha enviado tres investigadores a El Cairo. “Tenemos la obligación de saber todo lo que ha pasado. Ninguna hipótesis puede descartarse”, ha advertido desde la mañana el presidente François Hollande sobre el avión siniestrado. Francia está ya analizando todas las circunstancias que han rodeado al despegue desde el aeropuerto de Charles de Gaulle del Airbus siniestrado. En este inmenso aeródromo del norte de París trabajan 85.000 empleados. El año pasado se apartó a setenta trabajadores de las zonas más sensibles por “fenómenos de radicalización”; comportamiento en definitiva que pueden ir desde negarse a recibir órdenes de una mujer a llevar el Corán de manera permanente.
Doce nacionalidades
Los 56 pasajeros del aparato, entre los que se encontraban un niño y dos bebés, son de 12 nacionalidades diferentes, según ha informado la compañía EgyptAir. Además, en el aparato viajaban otras tres guardias de seguridad y siete tripulantes. Las nacionalidades de los pasajeros son:
Egipcia (30 personas), francesa (15), iraquí (2), británica, belga, kuwaití, saudí, sudanesa, portuguesa, argelina, canadiense y chadiana (una personas por cada una de estas últimas nacionalidades).
Esa criba se reforzó tras los atentados de noviembre que costaron 130 vidas en París en todos los aeropuertos de la ciudad, así como en la red ferroviaria. Uno de los terroristas de noviembre había sido conductor de autobuses y se había destacado por negarse a tocar el volante si una mujer le había precedido en el trabajo.
De acuerdo con la información proporcionada por el ministro egipcio en una caótica rueda de prensa, 30 de los pasajeros eran de nacionalidad egipcia, 15 de ellos francesa, y el resto se distribuían entre una decena de nacionalidades, entre ellas la iraquí, la británica y la portuguesa. Entre las personas a bordo no figuraba ningún ciudadano español. Según informó Egyptair, el piloto contaba con 6.275 horas de vuelo a sus espaldas. La aeronave, que la compañía adquirió en 2003, no había presentado ningún problema técnico recientemente.
Un avión de 2003 y con 48.000 horas de vuelo
Francia ha ofrecido a Grecia y a Egipto medios aéreos y marítimos para esclarecer el suceso y a primera hora de la tarde puso a disposición de los familiares de las víctimas un vuelo para trasladarlos a El Cairo, tras establecer una célula de crisis en el mismo aeropuerto parisino para atenderles. Airbus, por su parte, ha precisado que el aparato de Egyptair se entregó a esta compañía a finales de 2003 y acumula 48.000 horas de vuelo. Según la aviación civil francesa, el aparato fue controlado por última vez en Bélgica el 29 de enero pasado.
Las horas siguientes a la catástrofe aérea han estado envueltas de confusión. La compañía Egyptair informó a través de su cuenta oficial de twitter que el Ejército egipcio recibió una señal de emergencia por parte de un dispositivo electrónico del avión. Sin embargo, poco después un portavoz de las propias Fuerzas Armadas desmintió la veracidad de la noticia.
Habida cuenta de la elevada altitud a la volaba el aparato en el momento de su caída, los expertos consideran altamente improbable que un grupo terrorista pudiera haberlo derribado con un proyectil. Sin embargo, no se descarta que la explosión de un artefacto dentro del avión provocara su caída.
Esta fue la técnica utilizada en un atentado reivindicado por Wilaya Sina (“provincia del Sinaí”), la filial egipcia del autodenominado Estado Islámico (ISIS en inglés) contra un avión civil ruso que sobrevolaba la provincia egipcia del Sinaí el pasado 31 de octubre. El grupo yihadista hizo circular mensajes en las redes sociales en los que afirmaba haber introducido en el aparato un lata de refresco llena de material explosivo.
El ataque provocó la muerte de sus 224, la mayoría turistas rusos que habían pasado sus vacaciones en los complejos hoteleros del Mar Rojo, una de las principales atracciones turísticas de Egipto. Si bien los servicios secretos rusos y estadounidenses enseguida concluyeron que se trataba de un atentado, no fue hasta marzo que las autoridades egipcias reconocieron que la hipótesis más probable era la de un atentado. El ataque suscitó serias dudas sobre los sistemas de seguridad de los aeropuertos egipcios, y varias compañías aérea cancelaron sus vuelos con el aeropuerto de Sharm el Sheij, en la provincia del Sinaí. El atentado representó un duro golpe para la industria turística del país árabe, uno de los puntales de su economía.
El siniestro de este jueves es el tercer incidente grave que registra la aviación egipcia en un auténtico annus horribilis. El anterior, que tuvo lugar el pasado 29 de marzo, fue el secuestro de un vuelo entre las ciudades de El Cairo y Alejandría por parte de un marido despechado que desvío el aparato a Chipre, donde reside su ex esposa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.