Las víctimas de la casa del terror fueron torturadas y descuartizadas
La pareja de captores les obligó a escribir cartas de despedida, según la confesión de la presunta autora
La primera vez que la fiscalía de Bielefeld admitió que una casa anónima ubicada en Höxter-Bosseborn, un pequeño pueblo ubicado en el Estado federado de Renania del Norte Westfalia, había sido escenario de una historia de terror que aún conmociona al país, sólo señaló que la pareja compuesta por Wilfgried B. y su exesposa Angelika W. había torturado hasta la muerte a dos mujeres y que posiblemente podría haber más víctimas. Una filtración de la fiscalía a la prensa alemana revela ahora nuevos detalles del crimen, entre ellos que las víctimas fueron obligadas a escribir cartas de despedida y que las sometieron a todo tipo de torturas.
El sumario criminal fue filtrado al semanario Der Spiegel, que decidió llevar este sábado el tema en su portada bajo un titulo sugerente: “La Trampa”. La publicación germana afirma que Angelika W. realizó, el miércoles pasado, una detallada confesión de los crímenes cometidos.
La mujer menciona el nombre de siete mujeres, (el paradero de cuatro de ellas se desconoce), asegura que ella fue víctima de su exesposo, pero también responsable de las torturas y describe las diversas formas de maltrato que sufrieron las víctimas: las golpearon, las quemaron con una plancha, sumergieron sus cabezas en agua fría, las dejaron sin comer y les introdujeron diversos objetos en la vagina.
La confesión más detallada tiene que ver con la primera víctima, Annika W., que murió hace casi dos años. Ella tenía 34 años cuando conoció a Wilfried W a través de un anuncio de contactos. “Tengo el pelo de color café oscuro, ojos azules, me gusta nadar, como sano y soy cristiano evangelista”, señalaba el anuncio de Wilfried W. La mujer murió el 1 de agosto de 2014 después de sufrir un duro golpe en la cabeza.
El cadáver fue ocultado durante dos meses en un frigorífico. A principios de octubre de aquel año, Angelika W compró una sierra eléctrica para cortar metales, cubrió el suelo con plástico y comenzó a trocear el cadáver para meterlo en la chimenea y quemarlo. Los restos de huesos y dientes fueron triturados con un martillo y las cenizas fueron repartidas en las calles del pueblo con la primera nevada.
Desde hace más de una semana, un grupo especial de la policía criminal de Bielefeld integrado por 40 expertos, rastrea centímetro por centímetro la “casa del terror” —como la prensa alemana ha bautizado la vivienda— en búsqueda de ADN de otras posibles víctimas y también de nuevas pruebas que puedan ayudar a reconstruir las atrocidades que allí se cometieron.
Cientos de mujeres
Durante las investigaciones, la policía descubrió varias notas en las que mujeres anónimas supuestamente admiten haber estado de acuerdo con el trato recibido por sus torturadores. Los agentes también descubrieron cartas de despedida de las dos mujeres que murieron a causa de los golpes recibidos. Ambas señalaban que habían decidido poner voluntariamente fin a sus vidas, una confesión que ha hecho creer a la policía que las dos mujeres fueron obligadas a escribir las misivas.
Según informaciones de la comisión especial que investiga los crímenes, Willfried B. publicó varios cientos de anuncios en la prensa y en portales electrónicos. "Si tomamos en cuenta la cantidad de anuncios podemos suponer que cientos de mujeres tuvieron contacto con él”, admitió el fiscal de Bielefeld, Ralf Meyer, citado por Der Spiegel.
Desde que estalló el escándalo y la foto de Wilfried B. fue publicada en el periódico Bild, 15 mujeres han contactado con la policía.
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