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A Donald Trump le funciona atacar a Hillary Clinton por ser mujer

Un estudio demuestra que cuando los hombres se sienten amenazados, son más proclives a votar al republicano

Clinton conversa con varias empleadas de un restaurante en Indianapolis.
Clinton conversa con varias empleadas de un restaurante en Indianapolis. JIM YOUNG (REUTERS)

En un país fundado por inmigrantes, apostar una candidatura a la presidencia al éxito de propuestas xenófobas podría parecer una condena al fracaso, igual que criticar a manifestantes que rechazan el racismo sabiendo que la nación atraviesa un profundo debate sobre discriminación. Pero si el aspirante a llegar a la Casa Blanca es Donald Trump, entonces no sirve ninguno de estos referentes. En los últimos días ha vuelto a demostrar que se puede sobrevivir en una campaña con afirmaciones misóginas, incluso si tu rival más probable es una mujer.

“Sinceramente, si Hillary Clinton fuese un hombre, no creo que alcanzase el 5% de los votos”, dijo el empresario republicano la semana pasada. “Lo único que creo que le sirve es que está jugando la carta de ser mujer. Y lo más bonito es que no gusta a las mujeres.” La aspirante demócrata respondió inmediatamente a una acusación que, antes o después, iba a llegar: “Si luchar por la salud de las mujeres y las bajas por maternidad remuneradas o la igualdad salarial es jugar esa carta, entonces cuenten conmigo”.

Hasta aquí, el intercambio podría ser uno de tantos que ocurren durante una campaña electoral. Los medios estadounidenses aseguran que “Trump se puede arrepentir de usar la ‘carta de las mujeres’ contra Clinton” o que le acaba de “regalar a Hillary Clinton las elecciones” y la campaña de la aspirante demócrata, en vez de defenderse, ha pasado al ataque. “Estos son los beneficios que vienen con la tarjeta de las mujeres: ¡Salarios más bajos, pólizas de seguros sanitarios más caras, baja por maternidad no remunerada y acceso limitado a nuestros derechos reproductivos!”, dice su página web, que también lo ha convertido en argumento para conseguir nuevos fondos.

Sin embargo, el magnate neoyorquino ya ha dejado en evidencia a más de un analista que se aventuró a predecir su declive. Las declaraciones misóginas de Trump pueden responder a una calculada estrategia más que a un accidente provocado por la emoción de la victoria en las últimas primarias. Según un estudio realizado por Dan Cassino, estadista de la Universidad de Fairleigh Dickinson, Clinton está perdiendo un importante número de votos entre los hombres estadounidenses por una sencilla razón: porque es mujer.

“Los hombres que sienten que su papel de género es amenazado porque su mujer gana más dinero son más proclives a defender la superioridad masculina con justificaciones religiosas, o exagerar su papel como protector”, dice el autor. “En este caso, el rol de género está derivando entre los hombres en un mayor apoyo para Donald Trump y mucho menor para Clinton”.

Cassino ha llegado a esta conclusión tras un sondeo sobre la actualidad política en el país que dividía a los encuestados en dos grupos. En el primer grupo, los participantes debían describir el reparto de sueldos en su hogar antes de contestar a qué candidato preferían en 2016. En el segundo, la pregunta sobre los salarios de la familia era la última. Los resultados fueron distintos. Un 49% de los encuestados del segundo grupo prefería a Clinton antes que a Trump (33%), pero en el primero el republicano contó con un 50% de apoyos, frente a un 42% para la demócrata.

“La preocupación por cuestiones de género hace que Clinton pierda 24 puntos”, concluye el autor. Cuando Cassino repitió el experimento y preguntó por el respaldo a Bernie Sanders en vez de a Clinton, la pregunta sobre la igualdad de salarios no tuvo apenas efecto en los resultados. La ventaja del senador de Vermont, asegura Cassino, “se puede explicar simplemente por el hecho de que es un hombre”, y no tanto por sus políticas o su éxito entre los votantes más jóvenes.

Diferentes sondeos han intentado dilucidar en los últimos meses si Estados Unidos “está listo para una mujer presidente”, aunque la reacción a las palabras de Trump quizás sirva a partir de ahora como el mejor baremo posible. Hasta hoy, las encuestas han encontrado que el republicano tenía algo de razón cuando dijo que Clinton “no gusta ni a las mujeres”. El mensaje de la candidata demócrata no acaba de cuajar entre las votantes más jóvenes la opinión pública sobre ella tampoco mejora. Según una encuesta de la Universidad George Washington, el 51% de las mujeres opina positivamente sobre Clinton, frente a un 47% con una percepción negativa, pero un sondeo similar de Suffolk mostró que un 42% le apoya y un 48% le rechaza.

La estrategia de Trump puede parecer arriesgada pero le ayuda a esconder otras cifras: el 70% de las mujeres tienen una impresión negativa sobre él, según Gallup, la mitad de las estadounidenses especifican que esa opinión es “muy desfavorable” y, llegado el caso de que se enfrentase a Clinton en noviembre, la demócrata cuenta con 14 puntos de ventaja entre todas las votantes para hacerse con la victoria.

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