400 detenidos en las protestas por el congreso de los populistas xenófobos alemanes
Alternativa por Alemania se reúne en Stuttgart para definir su política de inmigración
Unos 400 manifestantes de izquierdas han sido detenidos este sábado en las protestas por la celebración del congreso del partido xenófobo Alternativa para Alemania (AfD) en Stuttgart. Varios grupos de izquierda habían convocado una multitudinaria protesta en los alrededores del recinto ferial de la ciudad alemana, donde se celebra la reunión del partido populista, y algunas zonas del centro de la ciudad. Una movilización que ha terminado en choques con la policía cuando los manifestantes han tratado de bloquear la entrada al congreso.
En la protesta han participado más de mil manifestantes, según la policía, muchos de ellos iban encapuchados, armados con barras de hierro y listones de madera. “Los más violentos han sido detenidos”, dijo un portavoz de la policía, que explicó que algunos manifestantes quemaron contenedores y neumáticos para tratar de hacer barricadas que dificultasen el acceso al aparcamiento del recinto. “Nos lanzaron botellas vacías y algunos nos atacaron con barras de hierro”, añadió. La policía de Stuttgart ha precisado en su cuenta de Twitter que se ha identificado a los detenidos, se les ha tomado declaración y que posteriormente han sido liberados "en pequeños grupos".
El recinto ferial, ubicado a unos 15 kilómetros del centro de Stuttgart ha sido acordonado en un radio de medio kilómetro y se ha desplegado a más de 2000 efectivos de la policía para impedir nuevos enfrentamientos directos entre los militantes del partido y los manifestantes, que lograron bloquear dos importantes carreteras y sorprendieron tanto a la policía como a los militantes que intentaron llegar al recinto ferial.
Los disturbios han obligado a los organizadores del congreso del AfD a retrasar el comienzo del congreso en más de una hora. “Empezamos con retraso y no ha sido fácil llegar hasta aquí. El solo hecho de que podamos reunirnos ya es un éxito que nadie habría pronosticado hace tres años”, señaló el vicepresidente del partido, Alexander Gauland.
La protesta violenta de este sábado en Stuttgart es el síntoma de la tensión en el país. “La resistencia es maravillosa” corearon los manifestantes cuando la policía les conminó a través de altavoces, a despejar el área donde se habían congregado y desde donde gritaban consignas en contra de los militantes de AFD, “¡Fuera nazis!”, “¡Vamos a llegar por todos!”.
Unos dos mil militantes se habían registrado para participar en el congreso de AfD, que tiene previsto aprobar un programa que les ayude a tener una representación parlamentaria en el Bundestag en las elecciones generales de 2017. Además, los militantes podrían respaldar un amplio manifiesto abiertamente anti-islámico, que incluye medidas como la prohibición de los minaretes e incluso el veto a la llamada al rezo de los musulmanes.
Aunque el partido ha ganado el apoyo de un amplio sector de la población alemana y puede convertirse en la tercera fuerza política, si se cumple lo que predicen las encuestas —estaban por debajo del 5% de intención de voto el verano pasado y han pasado al 23%—, su política xenófoba y su coqueteo con la ultraderecha, lo ha convertido en un gran enemigo de los grupos de izquierda alemana, pero también para los partidos tradicionales con representación en el parlamento federal.
El congreso, enmarcado en las tensiones entre su ala xenófoba y la que se pretende algo más moderada, será escenario del pulso interno de una formación en auge, crecida con el voto de castigo a la acogida de refugiados —el país recibió en 2015 a 1,1 millones de peticionarios de asilo—.
La AfD representa a un “patriotismo sin complejos”, dispuesta a “presentar resistencia a la llegada incontrolada de inmigración de otras culturas” y a impedir que “en pocos años acabemos no reconociendo nuestro país”, proclamó el co-presidente de la formación política, Jörg Meuthen.
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