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La oposición rusa recrimina a Putin su apoyo al líder de Chechenia

Un informe acusa al jefe checheno de estar tras el asesinato de un opositor

Pilar Bonet
El opositor ruso Iliá Yashin, este martes en la presentación del informe sobre el asesinato de Nemstov y Chechenia.
El opositor ruso Iliá Yashin, este martes en la presentación del informe sobre el asesinato de Nemstov y Chechenia.SERGEI CHIRIKOV (EFE)

Ramzán Kadírov, el jefe de Chechenia (territorio ruso del Cáucaso), ha creado en sus dominios un sistema de poder delictivo, que desafía al Estado y amenaza la seguridad de Rusia. Esta es la tesis mantenida por el político de oposición Ilia Yashin, que este martes presentó en Moscú un informe con motivo del aniversario del asesinato de Borís Nemstov, el 27 de febrero de 2015, en las inmediaciones del Kremlin. Yashin instó a Putin a cesar a Kadírov.

Nemtsov, que fue viceprimer ministro de Rusia en la década de los noventa del siglo pasado, era compañero de partido de Yashin y las pistas de los sicarios que acabaron con su vida conducen a Chechenia, cuyas autoridades han protegido a uno de los dos sospechosos del crimen de las pesquisas de los órganos de investigación en Moscú. Para recordar al político asesinado, la oposición ha convocado un mitin el próximo sábado en Moscú.

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Yashin manifestó que “detrás” del asesinato de Nemtsov está Kadírov y acusó a la Justicia rusa de haber renunciado a proseguir sus pesquisas en Chechenia. Según Yashin, la cuestión a dirimir si Kadírov es el último eslabón en la cadena “detrás” del asesinato de Nemtsov o si los orígenes están “detrás de él”. Nemtsov fue “víctima de un acto terrorista para asustar a la sociedad rusa que no está de acuerdo con la política de Putin” y para obligar a los políticos de oposición a emigrar”, afirmó.

La presentación del informe fue agitada. Provocadores que se habían colado en el recinto intentaron boicotear el acto y la policía intentó en vano para desalojar la sala, alegando una amenaza de bomba en el local. Pese a todo, Yashin llevó a término la presentación del informe y acusó a Putin de mantener una “política suicida” en el norte del Cáucaso. Kadírov, dijo, “no reconoce las leyes” de la Federación Rusa, tiene miles de hombres armados a su servicio (llegó a reunir a 20.000 en un estadio en Grozni) y gobierna a capricho con ayuda de estas formaciones constituidas con criterios nacionalistas, que además son las únicas unidades armadas controladas por un dirigente provincial en Rusia.

El núcleo duro de estas unidades armadas son antiguos separatistas, que fueron amnistiados por decisión de Kadírov y a los cuales se les permitió tomar de nuevo armas, pero bajo control del jefe de la república, señala el documento. Los antiguos guerrilleros así reciclados están agradecidos a su jefe por el sueldo, el empleo e incluso la libertad y la vida, señala el documento, según el cual varios centenares de ellos acudieron al Este de Ucrania en defensa de los separatistas prorrusos.

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Entre otras cosas, el informe acusa a Kadírov de gobernar sin ningún contrapeso, aplicar elementos de la ley islámica a capricho (poligamia, obligatoriedad de cubrirse la cabeza para las mujeres), de beneficiarse de cuantiosas transferencias financieras desde Moscú, así como de un sistema de “dávidas” de carácter “obligatorio-voluntario”, administradas por la fundación dirigida por su madre.

Los enemigos de Kadírov han desaparecido -exterminados “sistemáticamente”- a lo largo de los años, tanto en Chechenia como en otros lugares, señala el informe, que cita a varios jefes militares chechenos curtidos en los noventa, a la periodista Anna Politkóvskaya y a la activista cívica Natalia Estemírova, entre otros. Al dar a Kadírov unas “competencias extremas” en Chechenia, Putin ha “convertido a toda la sociedad rusa en rehén de ese personaje”. El “precio” de la “solución” encontrada por el jefe del Estado ruso para “acabar con la guerra en el Cáucaso del Norte” es el de “formar en el interior del país un régimen político regional que dicta sus condiciones al centro federal” y cuyas “exigencias y tono” “son cada vez más agresivos”, señala el documento.

Como instrumento político, el informe aspira a crear una situación incómoda para el jefe del Estado, ya que basa gran parte de sus alegaciones en ideas e intereses (la unidad de Rusia, el penoso destino de los rusos residentes en Chechenia durante la guerra) compartidos por los “patriotas” que apoyan a Putin y también por los funcionarios estatales (órganos de justicia, fiscalía, comité de investigación, cuerpos de seguridad y militares) que en el ejercicio de sus actividades profesionales topan con las consideraciones coyunturales del Kremlin cuando comienzan a escarbar en Chechenia.

Putin debe decidir si nombra a Kadírov dirigente en funciones de Chechenia el próximo marzo al finalizar actual mandato del líder, en el poder desde 2007. Kadírov puede, no obstante, legitimarse en las urnas y renovar su mandato el próximo septiembre, en la fecha establecida para realizar elecciones regionales en Rusia. El jefe del Estado, sin embargo, puede hacer uso en cualquier momento de las facultades que le otorga la legislación rusa para cesar a Kadírov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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