Las familias que resisten en la favela viven en condiciones insalubres, con cortes constantes de agua y luz, y rodeadas de lodo, escombros y criaderos de mosquito
La favela de Vila Autódromo se convirtió en una enorme obra para construir las vías de acceso al Parque Olímpico.Mauro PimentelSuely Campos, de 59 años, en la Asociación de Vecinos de Vila Autódromo, derribada este martes. "Hay un interés inmobiliario aquí. Esto acabará siendo una urbanización de lujo, vas a ver. Sale pobre, entra rico", afirma Suely, que vive en la comunidad hace 22 años.Mauro PimentelConforme los vecinos abandonaban sus casas, hace cerca de dos años, las retroexcavadoras acababan con ella, dejando un rastro de escombros y casas mordidas que permanecen hasta hoy.Fernando Frazão/Agencia BrasilDoña Dalva Chrispino, de 82 años, convive con el tráfico constante de camiones en su casa, hoy rodeada de lodo. "Nunca dejé entrar nadie en esta casa para saber cuánto ganaría por ella. Yo no quiero salir. No había necesidad de acabar con la comunidad. Falta agua, falta luz. Acabaron con los mercados de la comunidad. Ay, si el pobre supiera la fuerza que tiene...", relata la señora.Mauro PimentelDe un lado, la Vila Autódromo sobrevive entre casas demolidas por retroexcavadoras y escombros, del otro, el Parque Olímpico alcanza el 97% de su construcción.Mauro PimentelLa orilla de la Laguna de Jacarepaguá, bajo protección ambiental, permanece llena de escombros.Mauro Pimentel
