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La UE recuerda a Turquía que recibe dinero para atender a los refugiados

La jefa de la diplomacia europea insta a Ankara a abrir la puerta los sirios que huyen

Lucía Abellán
Federica Mogherini conversa con el ministro luxemburgués de Exteriores, Jean Asselborn.
Federica Mogherini conversa con el ministro luxemburgués de Exteriores, Jean Asselborn.EMMANUEL DUNAND (AFP)

Turquía tiene la obligación moral y también legal de atender a los miles de refugiados sirios que llaman a sus puertas tras los últimos bombardeos rusos –a favor del régimen- en la zona de Alepo. Ese es el diagnóstico de la alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, que ha esgrimido el recién confirmado desembolso europeo de 3.000 millones a Turquía para exigir responsabilidades. “El apoyo que da la UE es precisamente para garantizar que Turquía tiene los medios para proteger a esos refugiados”, ha argumentado la alta representante tras una reunión informal de ministros de Exteriores de la UE.

No hay ninguna duda de que esos sirios que huyen de los bombardeos son refugiados y, por tanto, Turquía tiene que atenderlos, según Mogherini. Más sutilmente, el comisario de Ampliación, Johannes Hahn, ha señalado. “La Convención de Ginebra, que estipula que hay que acoger a los refugiados, es válida”. “Estoy horrorizado por las imágenes [de los sirios que huyen a Turquía]”, ha añadido el ministro holandés de Exteriores, Bert Koenders, cuyo país ejerce la presidencia de turno de la UE.

Tanto los dos representantes comunitarios como los ministros europeos han tenido la oportunidad de discutir la situación con el ministro turco de Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, que ha acudido al encuentro celebrado en Ámsterdam. Pese a las noticias sobre la existencia de miles de sirios atascados en la frontera con Turquía, Cavusoglu ha negado que los pasos estén cerrados. “Aún mantenemos esta política de fronteras abiertas [con Siria]. Ya han llegado 5.000 y esperamos otros 55.000 que están en camino”, ha asegurado el ministro, que ha aprovechado para deplorar los bombardeos rusos en apoyo al régimen de Bachar el Asad.

El incidente se produce la misma semana en que los países europeos han vencido sus últimas resistencias y han aprobado definitivamente el desembolso de 3.000 millones de euros para proyectos de atención a los refugiados en Turquía. Molesto por la urgencia con la que UE reclama resultados a cambio de este dinero, el titular de Exteriores turco ha alegado: “No es un dinero que vaya a mi bolsillo, sino directamente a los refugiados, para mejorar sus condiciones de vida”.

Con ese dinero, Europa quiere financiar principalmente la escolarización de los niños sirios, que requiere contratar a profesores que les enseñen árabe. También un mejor acceso a la sanidad y, en general, la manutención de los más de 2,5 millones de sirios que alberga Turquía. Además de atenderlos, la UE confía en que Turquía contenga las salidas hacia Europa, en buena medida luchando contra las mafias que trafican con los refugiados. “Eso es algo que Turquía puede hacer”, ha instado Mogherini.

Más allá de la retórica desplegada ante los medios de comunicación, fuentes comunitarias aseguran que en la reunión con Cavusoglu no se ha incidido especialmente en esta obligación internacional que tiene Turquía de dejar entrar a los refugiados que se agolpan en su frontera. Además del ministro turco, asistían también los jefes de la diplomacia del resto de Estados candidatos a la UE (Albania, Montenegro, Macedonia y Serbia). La mayoría están afectados también por la crisis migratoria.

Macedonia, el primer país de tránsito de los refugiados que abandonan Grecia siguiendo la llamada ruta de los Balcanes hasta Alemania, es ahora uno de los principales objetivos de la acción comunitaria. Muchos países europeos están desplegando –con el consentimiento macedonio- policías en la frontera entre Grecia y su vecino del norte para evitar el flujo incesante de refugiados. La iniciativa disgusta a las autoridades griegas, que temen que esa acumulación de asilados en su territorio desborde sus capacidades.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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