Rubio, el tapado republicano ante Trump y Cruz
El objetivo del candidato cubanoamericano es quedar en tercera posición en lowa, mientras espera que se desinflen los dos candidatos que encabezan las encuestas
Marco Rubio espera en un segundo plano, sin prisas, preparado para consolidarse como candidato viable a la Casa Blanca cuando llegue su momento. El senador por Florida observa a media distancia la encendida pugna entre Donald Trump y Ted Cruz, que encabezan las encuestas de los aspirantes republicanos a las elecciones de noviembre en Estados Unidos. La campaña de Rubio, tercero en los sondeos, confía en que el magnate Trump y el senador Cruz se destrocen mutuamente con su retórica encendida, y Rubio se afiance como el candidato moderado del establishment gracias a un mensaje que combina visión optimista, política exterior robusta y valores conservadores.
Se dice que en los caucus de Iowa, que se celebran el próximo lunes e inauguran el proceso de selección del candidato de cada partido, hay tres tipos de billete: el de primera clase, turista y lista de espera. A quien no quede entre los tres aspirantes más votados le será difícil hacerse con la nominación del partido. La campaña de Rubio secunda esa teoría.
“Nuestro deseo y objetivo es tener una fuerte tercera posición aquí y superar quizá un poco las expectativas”, dice a EL PAÍS Todd Harris, estratega de Rubio, tras un evento, la noche del martes, del candidato en West Des Moines, a las afueras de la principal ciudad de Iowa. “No aspiramos a ser primeros o segundos. Sabemos que no ocurrirá y no hace falta. Será un largo proceso, de meses”.
Harris ya fue gurú del republicano John McCain en las elecciones de 2008 que perdió contra Barack Obama. Explica que la misma lógica se aplica para New Hampshire, que celebra sus primarias una semana después de Iowa. “Simplemente necesitamos mantenernos de pie cuando el terreno empiece a desinflarse”, dice.
Rubio tiene un apoyo nacional del 11% entre los 12 candidatos republicanos, según la media de sondeos de la publicación Real Clear Politics. Cruz le saca 8 puntos de ventaja y Trump 25. En Iowa, Rubio es también tercero. Es una buena posición si se tiene en cuenta que Trump y Cruz han dedicado mucho más tiempo y organización en cortejar a los votantes republicanos de Iowa, en gran parte rurales y evangélicos. Pero el senador por Florida ha pisado el acelerador en los últimos días: ha multiplicado su presencia y ha recibido el apoyo del diario más influyente del Estado.
Seguridad y entusiasmo
En el evento, Rubio habla con entusiasmo y seguridad. Le escuchan unas 200 personas en un salón de un hotel. Es un town hall, una conversación con votantes. El candidato, con indumentaria informal, habla unos 20 minutos y responde a las preguntas del público durante un tiempo similar. Después, se pasa 40 minutos tomándose fotografías y repartiendo sonrisas a todo al que se le acerque. Habla sin leer. Su finalidad es convencer a los asistentes de que lo voten en los caucus, donde solo suele participar un 6% de la población.
Rubio, de 44 años (uno menos que Cruz y 25 menos que Trump), ve a Estados Unidos en una encrucijada. “Esta elección es un referéndum sobre nuestra identidad: podemos ser más grandes de lo que nunca hemos sido o una gran nación en declive”, dice. Todos los aspirantes republicanos alertan del sinfín de amenazas que acechan a EE UU, pero Rubio es el que más ofrece una visión alternativa desde un prisma positivo: “La historia dirá de esta generación: esos estadounidenses se levantaron y afrontaron sus desafíos, el sueño americano llegó a más gente”.
Rubio promete derogar las medidas más polémicas de Obama. Pero en sus palabras hay ecos de las de aquel joven senador que ganó las elecciones de 2008 con un mensaje de esperanza y cambio. “Tenemos que unir, convencer a más gente de que nuestros principios son los buenos”, dice el republicano en el evento. “Seré el presidente de todos los americanos”.
Como Obama, Rubio apela a su historia personal. El senador rememora la inmigración desde Cuba a EE UU de sus padres o sus propias estrecheces económicas en el pasado para encarnarse como ejemplo del éxito del sueño americano. Una prosperidad amenazada, avisa, pero que él promete restaurar. “Tiene una voz refrescante, habla de lo bonito que es ser estadounidense”, dice, tras el acto, Tricia Arvanis, de 22 años. El lunes, votará a Rubio.
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