Un Oriente cada vez más complicado
Todas las potencias quieren levantar su propia coalición e implantar su orden en la región
“Hacia el Oriente complicado volaba yo con ideas simples”. Ha quedado muy corta la sentencia del general De Gaulle, escrita hace más de 70 años en sus Memorias de guerra. Corta sobre el terreno, donde hay una larga ristra de Estados fallidos y en guerra civil —Irak, Siria, Libia, Yemen...— en los que nunca se da el caso convencional de dos bandos enfrentados, sino que son tres como mínimo los que se combaten entre sí. Corta respecto a las coaliciones de contendientes, iniciativas diplomáticas e incluso conferencias de paz (cada país en guerra tiene la suya). E incluso respecto a sus repercusiones globales, como demuestran las interminables columnas de refugiados que llegan a Europa o los ataques terroristas que se reclaman del misterioso contendiente que es el llamado Estado Islámico (ISIS).
La última complicación viene de Arabia Saudí, país aliado de Estados Unidos y destacado protagonista, por su doble condición de reino que alberga los lugares santos del islam, en La Meca y Medina, y primer productor de petróleo, con fondos para convertirse en 2014 en el primer cliente mundial de la industria armamentística. El reino saudí acaba de anunciar la formación de una coalición de 34 países para combatir al terrorismo del ISIS, la tercera en la que se integra en poco más de un año y la segunda que dirige directamente.
La coalición liderada por Arabia Saudí reúne sólo a países suníes, algunos de ellos sin capacidad militar
En la nueva coalición solo hay países suníes, desde Malasia hasta Senegal, algunos sin capacidad militar como es Palestina. Arabia Saudí participa de forma más nominal que efectiva en la coalición que lidera EE UU para bombardear en Siria, pero donde invierte sus mayores recursos, incluyendo tropas, es en la exclusivamente árabe y también suní que levantó en marzo para combatir a los rebeldes Huthi en el vecino Yemen, en apoyo del presidente derrocado Abdrabbo Mansur Hadi.
Riad armó esta coalición en la recta final de las conversaciones para el desarme nuclear de Irán y en mitad del incendio del califato terrorista en Siria e Irak. El nuevo hombre fuerte saudí, el hijo del nuevo rey, número tres y ministro de Defensa Mohamed Bin Salmán, estaba más interesado en dedicar recursos a la guerra por procuración contra Irán en Yemen que en el combate directo a los terroristas del Estado Islámico, tan próximos en ideas y prácticas al wahabismo saudí.
A cinco años del inicio de la guerra civil siria y uno y medio de la proclamación del califato terrorista, es difícil llevar la cuenta de las coaliciones que combaten en la zona y de las potencias singulares que efectúan tareas aéreas de observación y de bombardeo sobre Siria e Irak. Más de 60 países están comprometidos en ellas: algunos solo para bombardear en Siria, otros solo en Irak y algunos más en ambos países. Hasta hace poco era Washington quien ejercía el liderazgo; pero desde el pasado septiembre Moscú también ha querido bombardear y levantar su coalición, y ha organizado un centro de coordinación militar en Bagdad, con Irán, Siria y naturalmente Irak. Y ahora Riad hace su propia aportación a la maraña de coaliciones que dicen combatir el ISIS, a falta de la coalición en la que estén todos, también Irán y Turquía, que es la única que puede terminar con el califato terrorista.
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