‘Uno de los nuestros’ esquiva la cárcel

La omertà no es lo que era para la mafia. Soplos hubo siempre y castigos crueles también, pero los juramentos de silencio en caso de arresto resultan más quebradizos con el paso de los años. Es lo que perciben las fuerzas de seguridad y lo que ha llevado a juicio al viejo capitán de los Bonanno, una de las cinco grandes familias de Nueva York vinculadas con el crimen organizado. Vincent Asaro fue absuelto el jueves de la acusación de participar en el famoso robo a la compañía Lufthansa el 11 de diciembre de 1978, que inspiró la película de Scorsese Goodfellas (Uno de los nuestros, en España, y Buenos compañeros, en América Latina) y otros delitos.

Sam, no dejes que vean el cadáver en el maletero”, bromeó Vinny Asaro al salir del tribunal

Gaspare, Gary, Valenti, primo de Asaro, testificó para contar que participó junto a este y a Jimmy Burke (Jimmy, El caballero, interpretado por Robert de Niro en la película) en la organización del golpe a la Lufthansa y que robaron los cinco millones de dólares en efectivo y joyas por otro millón. El botín supondría hoy en día unos 20 millones de dólares (18,6 millones de euros). Fue el mayor atraco de la historia de EE UU y, más de tres décadas después, solo un empleado, Louis Werner, fue condenado por ello.

Cadáveres y extorsión

El jurado absolvió a Vinny Asaro, de 80 años, tercera generación de los Bonanno, al no dar suficiente credibilidad a Valenti y otros testigos que le acusaban. Fueron necesarios más de dos días de deliberaciones. Al salir del tribunal, en el distrito de Brooklyn, el recién absuelto aseguró a la prensa local que se moría por tomar una buena comida en familia y al final soltó un socarrón: “Sam, no dejes que vean el cadáver del maletero…”.

La causa abierta contra Asaro tenía mucho de cuerpos escondidos, extorsión, y todo el imaginario relacionado con la mafia. La Fiscalía, que detuvo al famoso Bonanno en enero de 2014, también le acusaba del asesinato de Paul Katz, quien desapareció en 1969. “Vincent Asaro y Burke [que murió de cáncer en 1996] presuntamente estrangularon a Katz con una correa de perro porque creían que colaboraba con las fuerzas del orden y lo enterraron en el sótano de una casa abandonada de Queens”, señalaba el fiscal. Supuestamente, el cuerpo quedó allí hasta mediados de los ochenta, cuando lo cambiaron de sitio —la fiscalía acusaba de ello a Asaro y su hijo Jerome— para esquivar unas investigaciones. En junio de 2013, casi 35 años después, los restos de ese cadáver fueron encontrados en una residencia del mismo Queens que aún pertenecía a la familia de Burke.

Fue unos meses después cuando cayó Asaro, también acusado de encargar otro asesinato en los ochenta, a un primo al que también creían infiel, además de un rosario de cargos por extorsión. En una de las grabaciones de la fiscalía, del 26 de abril de 2013, John Ragano, otro arrestado, le preguntaba a Asaro: “¿Cuándo acuchillamos a este tipo en la garganta? Es lo que quiero saber”. Asaro respondía: “Hoy”. Y continuaba: “Te dije que le dieras una paliza, dale una paliza, es lo que te dije. Yo ya he mandado a tres tipos darle una paliza, así que no será la primera…”.

De haber sido considerado culpable, con 80 años, es muy probable que hubiera pasado en prisión el resto de sus días. El veredicto ha sido un jarro de agua fría para los fiscales. Más de tres décadas después, aquel robo de joyas y dinero en el aeropuerto JFK sigue sin ningún gánster condenado.