Los islamistas turcos centran su campaña en provincias clave
Conforme a la ley d'Hont, en algunas circunscripciones del país la diferencia para conseguir un escaño está por debajo del 1% de los votos
Los partidos políticos turcos llegan exhaustos, especialmente en cuanto compete a sus arcas, a las elecciones del próximo domingo tras haber pasado por cuatro comicios en poco más de año y medio: municipales, presidenciales y dos legislativas. Esta circunstancia y la situación de violencia —atentados y conflicto armado en ciertas zonas kurdas del país— han reducido considerablemente el número y el tamaño de los actos electorales y la campaña se ha centrado en aquellas provincias donde el color de un escaño podría cambiar por un puñado de votos.
Esto reviste especial importancia para el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista), que pretende recuperar la mayoría absoluta que perdió en las elecciones de junio. Entonces, pese a cosechar el 40,9% de los votos (16 puntos por encima de la segunda formación), recibió 258 escaños, quedándose a 18 de poder formar un Gobierno en solitario. Los sondeos pronostican que el AKP logrará acrecentar ligeramente su apoyo pero lo crucial será cómo se reparta. "Las encuestas indican que estamos muy cerca [de la mayoría absoluta] pero que todavía no hemos llegado. Muestran que estamos casi en el límite. Y debemos lograr nuestro objetivo de gobernar en solitario para poder mantener la estabilidad de Turquía. Espero que lo consigamos aunque sea de forma muy ajustada", afirmó el exministro islamista Taner Yildiz.
"El objetivo no es incrementar el porcentaje de votos, sino el número de escaños", explicó el jefe de organización del partido conservador, Mustafa Atas. En Turquía se utiliza la ley D'Hont para el reparto de asientos en la Gran Asamblea Nacional y la circunscripción utilizada es la provincia, excepto en las tres más pobladas (Estambul, Ankara y Esmirna), que se dividen en varios distritos. En las elecciones de junio, el último diputado en liza en 39 circunscripciones se repartió por una diferencia de menos del 3% de los votos. Es más, en 16 de estas provincias la diferencia para conseguir el último escaño está por debajo del 1% de los votos. Por ejemplo, en la provincia de Erzincan, con un censo de 150.000 votantes, el AKP podría haber arrebatado un diputado al partido socialdemócrata CHP con sólo 959 sufragios más y en la de Samsun, que cuenta con más de 800.000 votantes, los islamistas podrían sumar un escaño extra si aumentan su apoyo en algo más de un millar de papeletas.
Los islamistas se han lanzado a convencer a los votantes de las provincias en las que pretenden mejorar su resultado repartiendo todo tipo de regalos y ayudas. De hecho, la distribución de carbón para las estufas de las familias más pobres —a través de estamentos locales o provinciales en los que manda el AKP— es ya un clásico: en los últimos 12 años se han repartido más de 20 millones de toneladas. "Estamos tratando de convencer de que acudan a votar los que no lo hicieron en junio. Y a aquellos que se encuentren fuera de sus provincias los llevaremos hasta sus colegios electores, si hace falta pagaremos su billete", anunció Atas. En Turquía no existe el voto por correo.
La formación socialdemócrata CHP y el partido prokurdo HDP, que suspendieron sus grandes mítines tras el atentado de Ankara, están llevando a cabo su campaña "cara a cara" en estas provincias más disputadas, en palabras del vicepresidente del CHP Mehmet Bekaroglu. Sin embargo, toda la oposición se queja de que es una pugna desigual, como describe Ömer Süslü, dirigente del movimiento ultranacionalista MHP en la provincia de Samsun: "El AKP utiliza todos los recursos del Estado, los edificios públicos y los paneles de los ayuntamientos para su propaganda electoral. Es injusto".
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