Paralelismos y divergencias entre España y Portugal
El centro-derecha formará gobierno pero el bipartidismo alcanza su nivel más bajo desde 1985
Las elecciones portuguesas ofrecen algunos paralelismos interesantes con España. En ambos casos ha habido duros ajustes presupuestarios, de gran impacto social, en especial la primera mitad de la legislatura. En ambos países se vislumbra una suave mejoría de sus economías. Además, tras ejecutivos socialistas, en ambos países gobiernan partidos de centro-derecha, si bien en el caso de Portugal lo hace una coalición del PSD y CDS y no una mayoría absoluta. Finalmente, en ambos países las encuestas señalan que los partidos en el gobierno serían los más votados.
Este último extremo que quedó confirmado en el país luso. La coalición de derechas, que concurría en candidatura única, ha sido duramente castigada en las legislativas y su caída de casi 12 puntos le priva de la mayoría absoluta en la asamblea. Sin embargo, y pese al incremento de los socialistas, ha quedado claramente por delante en escaños y podrá formar gobierno. Eso sí, haciendo que el bipartidismo portugués alcance su nivel más bajo desde 1985, algo en línea con lo que apuntan nuestros sondeos para las Elecciones Generales.
Sin embargo, la diferencia fundamental respecto a España es el cambio en el sistema de partidos. Mientras que en el caso de Portugal los trasvases de votos se han realizado entre partidos pre-existentes, en el caso de España se apunta una segura fractura de la oferta política. En esto nuestro país se acerca más a Italia o Grecia, si bien de una manera mucho más modulada.
Hay diferentes hipótesis sobre por qué esta estabilidad del país vecino. Que el gobierno Sócrates no llegara a implementar los ajustes más duros habría permitido a los socialistas tener una posición más creíble contra la austeridad, evitando un posible fallo de oferta política. El desgaste ha afectado al Gobierno y no habría contaminado a los partidos de la oposición permitiendo que el sistema amortigüe el golpe. Que los escándalos de corrupción afecten sólo al PS y no al conjunto del sistema político también ha podido ayudar. Pero además, que Portugal tuviera una década precedente de crecimiento bajo habría modulado una potencial frustración de la crisis, dejando menos espacio a la emergencia de nuevas formaciones.
En todo caso, aunque por caminos distintos, ambos países llegan al mismo punto de destino. En ambos casos la gobernabilidad será mucho más compleja. Aun cuando no haya un gobierno alternativo de izquierdas, el ejecutivo de Passos Coelho vivirá bajo la espada de Damocles de una moción de censura. Y en España, a espera del 20-D, se solapará la agenda económica con la territorial y los nuevos partidos serán decisivos para formar gobierno. Ahora bien, con una diferencia crucial: en nuestro país no está tan claro que el ganador en votos pueda gobernar.
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