La OCDE pronostica que la oleada migratoria va a continuar
El actual flujo de personas es el más heterogéneo y mejor formado
Europa registrará este año más de un millón de peticiones de asilo y concederá entre 350.000 y 450.000, una cifra récord en los últimos 70 años. Esta crisis humana sin precedentes perdurará, porque no se vislumbran soluciones a las guerras y desastres que la generan. Se trata de la oleada migratoria más heterogénea de las que ha vivido Europa por la variedad de países de origen. Pero también es la mejor formada, la mejor preparada, la que tiene un índice educativo más elevado. Por eso, si el fenómeno es adecuadamente gestionado, aportará efectos muy positivos económicos y sociales a los países de acogida.
La OCDE apunta que la oleada no solo no disminuirá, sino que puede aumentar. Las encuestas que maneja la organización indican que entre el 20% y el 40% de las poblaciones de una docena de países pobres o en conflicto emigrarían si pudieran.
El 40% de los sirios que llegaron el año pasado a Suecia tienen un nivel superior al de la educación secundaria
Son esas algunas de las conclusiones que arroja el exhaustivo informe anual de la OCDE sobre migraciones (International Migration Outlook 2015) difundido este martes. Las cifras demuestran una vez más que Europa afronta una crisis sin parangón que pone a prueba sus principios más sagrados. El año pasado ya registró 630.000 peticiones de asilo. En los ocho primeros meses de este, ya han cruzado las fronteras europeas más de medio millón de migrantes, casi el doble que en el mismo periodo del año pasado. Si este año Alemania admitiera a los 800.000 que se estima que solicitarán asilo, como ha dicho su Oficina de Migración y Asilo, su población aumentaría en un 1%, un récord histórico entre los 34 países integrados en la OCDE.
Para recordar una crisis similar, hay que remontarse al conflicto de Bosnia entre 1992 y 1995. Hubo 1,2 millones de desplazados. Solo a Alemania viajaron 300.000. La posterior guerra en Kosovo generó otras 78.000 demandas de asilo en Alemania, 25.000 en Reino Unido y otras tantas en Bélgica. "Calculamos que en total, a final de año, habrá ya un millón de refugiados en Europa debido a esta ola migratoria", ha dicho Stefano Scarpetta, director de empleo, trabajo y asuntos sociales de la OCDE en rueda de prensa en París. En todos los casos anteriores, los países europeos gestionaron “con éxito” las oleadas y “se beneficiaron económicamente, al menos a largo plazo”, indica el informe.
El éxito de las oleadas anteriores se logró a pesar de que solo un 15% de quienes huyeron entonces tenía un nivel superior al de la educación secundaria. Ahora, en cambio, el porcentaje sube al 40% en el caso de los sirios que llegaron el año pasado a Suecia. O al 35% entre quienes se alojaron en Alemania. El 21% de estos había pasado por la universidad.
El año pasado, pidieron asilo en Europa 24.000 menores de edad que llegaron solos, sin familia
“En contra de la opinión generalizada, los refugiados no suelen ser los más pobres de los pobres en sus países de origen y normalmente tienen un nivel medio de formación superior”. Un ejemplo: el número de médicos y enfermeros migrantes en países OCDE ha aumentado un 60% en diez años. En España, en 2012 ya superaba el 10% del total de médicos.
Europa ya adquirió hace dos décadas una importante experiencia en la acogida de refugiados, pero el marco se ha demostrado esta vez “insuficiente”, mientras crecen los movimientos xenófobos. No solo eso, sino que la desunión y la insolidaridad en la UE han llevado a media docena de países a reactivar sus desaparecidos controles fronterizos. Los efectos pueden ser aún más terribles para los refugiados. “La reintroducción de controles en las fronteras interiores de la UE puede reactivar las redes de traficantes y aumentar aún más la presión sobre países que ya están en primera línea de la crisis simplemente porque se encuentran en las fronteras exteriores de la Unión”, alerta la OCDE.
Y, sin embargo, Europa tiene “la obligación y la capacidad” para gestionar esta crisis. Ante esta “situación de urgencia”, se necesita “una respuesta coordinada tanto a nivel europeo como mundial”. Por eso, la OCDE anima a desarrollar mejores fórmulas para acogerlos, enseñarles el idioma, incluirlos en el mercado laboral, incorporar a los menores en los planes educativos y dedicar especial atención a la integración de las mujeres. “Los estudios de la OCDE muestran que la migración, si es bien gestionada, puede desempeñar un papel positivo en la economía; los migrantes suelen aportar más en impuestos y en contribuciones a la seguridad social que los beneficios que reciben”.
La gran diversidad del origen de la actual oleada migratoria es otra característica que las diferencia de las registradas en décadas anteriores. A su vez, es un problema añadido para los países de acogida, que han de adaptar programas específicos de integración para las diferentes comunidades. En los seis primeros meses de este año, los refugiados procedentes de Siria, Irak y Eritrea –a quienes la UE se dispone a dar asilo de inmediato- solo suponen el 25% de la oleada migratoria. El 20% de los que llegan a Alemania proceden de Kosovo, el mismo porcentaje de los que proceden de Siria.
España: se van más, llegan menos
El saldo migratorio de España en los últimos años es negativo. A lo largo de 2013, entraron 248.000 extranjeros, pero se marcharon 460.000. Aunque en cifras menores, el fenómeno fue muy similar también entre los propios españoles: regresaron 32.0000, pero se marcharon 73.000. Son datos del Instituto Nacional de Estadística que recoge la OCDE en su informe. Demuestran que España ya no es el país de acogida de migrantes que fue la década pasada. También que su frontera sur está blindada para la entrada de migrantes irregulares. Y que son decenas de miles los españoles que optan por abandonar el país por la crisis económica y el paro, si bien muchos de ellos no están contabilizados en esa estadística porque no se inscriben en los registros correspondientes.
En 2012, había en España 5,5 millones de extranjeros residentes en el país, pero la cifra ya se contrajo en más de 540.000 personas al año siguiente. Hace dos años, por tanto, la migración suponía el 11% de la población. El grupo más numeroso procedía de Rumanía (928.000), seguido de los originarios de Marruecos (785.000), Reino Unido (266.000), Ecuador (224.000) e Italia (205.000).
La cifra de españoles residentes en el exterior crece a un ritmo del 7% anual. A comienzos del año pasado, eran ya dos millones. Donde más había era en Argentina (400.000), por delante de Francia (215.000), Venezuela (190.000), Alemania (120.000) y Brasil (120.000). Pero estos datos o el descenso en la cifra de extranjeros en España no se debe solo a la diferencia estadística entre supuestas salidas y entradas. Dos tercios de los españoles en el extranjero son hijos de emigrantes españoles. Y en España, el número de extranjeros desciende también por las decenas de miles de naturalizaciones anuales.
Las peticiones de asilo son muy bajas en comparación con las registradas en el centro y norte de Europa, aunque aumentan año tras año. En 2013 lo solicitaron 4.500 personas, un 75% más que el año anterior. Los mayores grupos procedían de Mali (1.500) y Siria (730). Ese mismo año, España expulsó a 9.000 migrantes que habían entrado ilegalmente en el país.
El 14% de peticionarios de asilo en Europa viene de Siria, el mismo porcentaje que los procedentes de Serbia y Kosovo, seguidos de los originarios de Afganistán (11%), Irak (10%), Albania (5%), Eritrea (4%), Pakistán (3%), Nigeria (2%) o Somalia (2%).
El aumento de la llegada de menores no acompañados también es otro fenómeno que caracteriza al drama actual. El año pasado, pidieron asilo en Europa 24.000 menores de edad que llegaron solos, sin familia. En Italia, por ejemplo, lo hicieron 10.500. Y otros 7.500 en Suecia.
El drama va a continuar, porque no hay perspectivas de solución en los conflictos que sufren los países de los que parten los refugiados y migrantes. A la guerra de cuatro años en Siria, se suma la anclada inestabilidad en Irak o Afganistán. Y en Libia, donde no existe control de fronteras. O el potencial deterioro de las tensiones en Líbano o Ucrania. Y los elevados niveles de pobreza y desempleo en los Balcanes. Todo ello se añade a la permanente presión migratoria desde los países subsaharianos.
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