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La policía israelí carga en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén

Grupos de jóvenes palestinos se atrincheran en Al Aqsa, tercer lugar sagrado del islam

Juan Carlos Sanz
Policías israelíes en la mezquita de Al Aqsa durante los disturbios.
Policías israelíes en la mezquita de Al Aqsa durante los disturbios.ABIR SULTAN (EFE)

Jóvenes palestinos y policías israelíes se han enfrentado en la mañana del domingo en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Las fuerzas de seguridad irrumpieron en el considerado tercer lugar sagrado del islam después de que varios grupos de musulmanes se hubiesen atrincherado en la mezquita de Al Aqsa desde la madrugada anterior. Los agentes intervinieron, según la versión de un portavoz oficial israelí, para desalojar el templo islámico ante el peligro de que se produjeran choques durante el previsto recorrido de visitantes judíos por el recinto, coincidiendo con el inicio de las festividades del Año Nuevo hebreo.

En un vídeo difundido por los jóvenes encerrados en Al Aqsa a través de las redes sociales se observa el momento en el que la policía irrumpe en la puerta del templo en medio del lanzamiento de gases lacrimógenos y granadas aturdidoras. Los responsables de la mezquita aseguran que la intervención causó daños en la puerta, en varias ventanas y en parte de las alfombras. La Media Luna Roja atendió a decenas de personas tras los disturbios, la mayoría por inhalación de gases lacrimógenos.

Un portavoz policial precisó que las fuerzas de seguridad se limitaron a retirar las barricadas levantadas en los accesos. La misma fuente aseguró que los agentes localizaron en la mezquita tubos con explosivos preparados para ser detonados. Grupos de visitantes no musulmanes, entre ellos el ministro de agricultura israelí, el ultranacionalista judío Uri Ariel, recorrieron la Explanada poco después, según France Presse. Una visita del líder conservador Ariel Sharon al recinto religioso musulmán desató la segunda Intifada en septiembre de 2000.

El estallido de violencia refleja la tensión que se vive en la Ciudad Santa tras la ilegalización, el pasado miércoles, de los llamados “guardianes” de la mezquita de Al Aqsa, grupos islámicos integrados en su mayoría por mujeres que organizan protestas ante la presencia de judíos ortodoxos en la Explanada de las Mezquitas, llamada por los musulmanes Noble Santuario, que incluye también la dorada Cúpula de la Roca. La tradición hebrea denomina al recinto Monte del Templo, y lo considera su principal lugar sagrado por albergar los restos de los templos bíblicos del judaísmo en Jerusalén.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, condenó “el ataque” a la mezquita de Al Aqsa. “Jerusalén y los santos lugares cristianos y musulmanes constituyen una línea roja, no toleraremos que sufran ataques (…) que suponen una amenaza para la seguridad y la estabilidad regional”, advirtió, según un comunicado difundido por la Presidencia palestina. La Explanada de las Mezquitas se encuentra bajo control de Israel desde la guerra de los Seis Días de 1967, como el resto de Jerusalén Este ocupado. El Waqf —una fundación islámica tutelada por el rey de Jordania, custodio de Al Aqsa según el statu quo posterior a la anexión israelí de la parte oriental de la Ciudad Santa— regula las actividades religiosas, que prohíben expresamente que los judíos que la visitan puedan rezar en el recinto.

El ministro de Seguridad israelí, Gilad Erdan, declaró que no va a permitir que se repitan los “graves incidentes en un lugar sagrado” que alteren el actual statu quo. El Gobierno de Jordania hizo un llamamiento al Ejecutivo israelí a “detener las provocaciones” ante los “repetidos intentos de modificar el statu quo”. En noviembre de 2014, Amán retiró a su embajador en Israel tras una intervención policial en Al Aqsa. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto, el otro país árabe con el que Israel ha suscrito un acuerdo de paz, condenó también “la inaceptable escalada contra lugares santos musulmanes en territorio palestino ocupado”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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