Holanda juzga a diez personas por terrorismo yihadista
La defensa sostiene que el caso pone a prueba la libertad de expresión de los acusados
Con la presencia en la sala de siete de los diez acusados –el trío restante ha podido morir en combate o permanece en Siria– el tribunal especial antiterrorista de Ámsterdam juzga desde este miércoles el caso bautizado como Context, que pone a prueba los límites de la libertad de expresión. Según los fiscales, el grupo, formado en La Haya, era una organización terrorista dedicada a “animar la comisión de atentados en Siria e Irak, reclutar yihadistas y facilitar sus viajes para unirse al Estado Islámico”. La defensa, por el contrario, sostiene que sus clientes “están en su derecho de defender algo que la mayoría de la población rechaza, como la yihad”. Formar parte de una asociación terrorista se considera delito en Holanda, incluso sin atentados de por medio.
“¿Se puede decir que la creación del EI es buena? ¿O bien que los atentados suicidas para lograrlo son legítimos?”, se preguntan los abogados defensores, para luego subrayar que faltan pruebas para demostrar el cargo de reclutamiento de yihadistas. “Se trata de alcance mismo del concepto de libertad de expresión”, añaden. El pliego acusatorio, de su lado, presenta como líderes del grupo terrorista a Azzedine C. (33 años), Rudolf H. (25 años y holandés autóctono converso) y Oussama C. (19 años). El primero fue arrestado en Alemania en 2014 y no solo está considerado como uno de los extremistas holandeses más prominentes. Fue el organizador de las manifestaciones en favor de EI llevadas a cabo el pasado año en el barrio de Schilderswijk, de La Haya, que pusieron en entredicho la autoridad del alcalde, el liberal Jozias van Aartsen.
La población de la zona es en su mayoría inmigrante, en especial de origen marroquí, y Van Aartsen autorizó las marchas siempre que no se hicieran llamamientos a la violencia. Ahora, dos de los organizadores, Azzedine, y su esposa, Imane B., responden ante la justicia por haber reclutado yihadistas y propagado prédicas radicales. Según los fiscales, Oussama C., abandonó sus estudios en la universidad Erasmus de Rotterdam y ha convencido al menos a cinco personas de que viajen a Siria. En cuanto a Rudolf H., predicaba la violencia a través de una emisora de radio propia y de una dirección en Internet.
Según el antropólogo cultural Martijn de Koning, que les ha seguido durante tres años y ha escrito un informe sobre su radicalización, “los tres acusados principales comparten la misma ideología: la militarización de la yihad”. En su opinión, él no ha hecho nada ilegal al haber vulnerado el anonimato del grupo, protección que había prometido durante su trabajo de campo. Los jueces le han preguntado si no se involucró demasiado hasta perder la imparcialidad. De Konging ha respondido que solo les dio consejos.
Los fiscales han podido preparar el caso gracias a las denuncias presentadas por familias cuyos hijos han sido alistados. “Es gente muy valerosa, por la vergüenza que produce ver cómo su prole se radicaliza en poco tiempo y viaja a Siria e Irak”, han señalado sus portavoces. La acusación no sabe cuántos han salido de Holanda de la mano de los acusados, pero se presume que forman parte de los 190 (según cifras del Ministerio de Justicia) holandeses que luchan hoy ambos países. De los mismos, 35 han regresado y alrededor de 30 han muerto.
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