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Tres sorpresas catalanas

Lluís Bassets

Llevamos al menos tres años con esta historia, cinco si buscamos un poco más de perspectiva, pero apenas se ha empezado a superar la sorpresa. Antes de 2010 y sobre todo de 2012, la independencia catalana era una propuesta extravagante y extemporánea, sin apoyo relevante en la opinión catalana y desmentida por la idea de una evolución del mundo en dirección contraria.

Cataluña era una vieja nación histórica que había conseguido sobrevivir con su identidad, su lengua y su reivindicación nacionalista, sin que nunca hubiera tenido la oportunidad ni siquiera de plantear el sueño que da cuerpo y sentido al nacionalismo de matriz romántica: alcanzar un Estado concebido exclusivamente para la nación e internacionalmente reconocido.

No tan solo este sueño parecía imposible, sino que la propia persistencia catalana tras un siglo XX con más dictadura que democracia, más uniformismo que pluralidad y más centralismo que difusión de poder aparecía como una especie de milagro o de excepción, y especialmente sucedía con la lengua, sobre cuya defunción venían cayendo terribles profecías que la realidad se ha encargado de desmentir.

Sabemos que Cataluña sería viable como país separado, aunque hay serias dudas respecto a que lo sea el precio de la separación, para el conjunto de los españoles y para los catalanes, e incluso para los europeos, algo que el independentismo resuelve con la fe del carbonero de nuestras abuelas: si quieres ser feliz como tu dices, no analices.

Respecto a la idea en sí, hay que conceder una victoria sin retroceso a los independentistas. La idea de la independencia ya está instalada. La verosimilitud del caso no ofrece discusión. Su peso en la opinión pública, todavía menos. Tampoco la centralidad del secesionismo dentro del catalanismo, con el que se deberá contar para hacer cualquier cosa en Cataluña y en España durante una larga temporada.

Ahora el caso pasará por vez primera la prueba de las mayorías. Nunca anteriormente un partido con posibilidad y vocación mayoritaria había osado presentarse a las elecciones con la independencia como punto programático fundamental. Artur Mas ha dado el paso, legítimo e incluso necesario después de tantos años de ambigüedad, acompañado sin embargo de unas explicaciones y coartadas de difícil aceptación. Presenta estas elecciones como el sustituto del referéndum que no le han dejado hacer. Trasfiere toda la responsabilidad en quienes no le han permitido su consulta. Incluso achaca la indefendible cuenta de una mayoría de escaños en vez de votos para emprender la secesión al Gobierno de Rajoy que ha obstaculizado sus planes.

El presidente Mas ha aprovechado unas circunstancias excepcionales para dar este paso, que su partido no había ni siquiera insinuado en 40 años de vida: la mayoría absoluta del PP, la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto y la mayor crisis económica que ha sufrido Europa desde 1929, con peligro para el euro incluso, coincidiendo con una crisis institucional que ha afectado a la propia monarquía. De puertas adentro, el independentismo vive esta circunstancia como un regalo providencial, que no se repetirá. De puertas afuera, como una situación límite, en la que se juega la vida o la muerte de la nación milenaria.

Cierto que la ventana de oportunidad se está cerrando. La crisis terminará. El euro ya no está en peligro. El PP no repetirá mayorías absolutas. Ni siquiera vale la descalificación de la democracia española, a la vista de las alternancias que se están ya produciendo. Ningún gobierno nacionalista catalán volverá a tener las manos libres que ha tenido el de Mas para hacer de su capa presupuestaria un sayo a favor del plan secesionista.

Las elecciones del 27S darán la medida de la fuerza independentista. Si Mas obtiene la mayoría de escaños, tendrá la opción de formar gobierno y utilizar los mecanismos legales para impulsar su proyecto, al igual que la oposición tendrá la de utilizar su fuerza parlamentaria para obstaculizarlo. Nada cambiará si la mayoría también es de votos: para que sea un plebiscito deben aceptarlo previamente todas las partes, en caso contrario quienes estén en la oposición seguirán protegidos por la legalidad constitucional. Nada se puede reformar desde Cataluña sin los dos tercios del parlamento, fijados libremente por los representantes de los catalanes, y este es el único listón aceptable incluso internacionalmente.

El problema del independentismo es saber qué quiere hacer con el resultado electoral. Antes de empezar la campaña ya sabemos que tras las elecciones generales se abrirá el melón constitucional, cita a la que la lista del presidente Mas no quiere acudir si no es para el reconocimiento y ejercicio del derecho de autodeterminación. Por primera vez desde que el catalanismo echó a andar, hace más de un siglo, quienes ocupan la centralidad catalana no quieren participar en la reforma del Estado y hacen incluso bandera de su inhibición.

Pero a los plebiscitos los carga el diablo. El 27S no se vota la independencia, ni siquiera la presidencia de Mas. Lo que de verdad los catalanes van a votar es si quieren participar, como han hecho en todas las ocasiones en la historia de España, en la tarea siempre inacabada de reformar la democracia constitucional junto al resto de los españoles o si prefieren quedar al margen.

¿Quién no desea un país mejor, sin corrupción, más próspero, democrático e integrado en Europa y por tanto más libre? De lo que trata el 27S es de saber si los catalanes quieren hacer esta Cataluña en solitario —nosaltres sols—, y únicamente a partir de la separación, o con el conjunto de los españoles. Y de cara a las elecciones generales, vale también la recíproca: si el conjunto de los españoles quieren hacer España con los catalanes o prefieren dar la razón a los independentistas.

Cataluña ha dado más de una sorpresa en los últimos tiempos. Además del auge independentista, ahí está la inesperada confesión de Pujol y su aparatosa caída del pedestal de padre de la patria, que le han inhabilitado para hacer oir su voz en la actual circunstancia. Pero la nueva y más inquietante de las sorpresas es la de esta inhibición inédita, inspirada en una ambición independentista que promete todo pero fácilmente puede quedar en nada, hasta trocarse en debilidad, pérdida de influencia y finalmente en irrelevancia, ¡ojo!, tanto por parte catalana como española. A fin de cuentas, si Cataluña no puede decidir unilateralmente que se va, tampoco se puede reformar la Constitución ni renovar la democracia española sin Cataluña.

Comentarios

"si quieres ser feliz como tu dices, no analices."O mejor aún, haz como el sr. Bassets, un análisis que te haga feliz aunque no tenga ninguna relación con la realidad. Nada nuevo para el sr. Bassets, que se ha pasado tres años pronosticando la bajada del suflé independentista. Y ahí sigue tan feliz con sus pronósticos.
El juego de las ideas es una especie de casino o de burdel. Los países "independientes"y los "dependientes" son, todos iguales, son lobos de la misma camada. Dentro de cada uno hay minorías de ricos y miles y miles de pobres. Los ricos -con excepciones- son los que verdaderamente controlan el poder y son los que fomentan guerras, saqueos y genocidios. Eso si, todos disfrazados de santos y de patriotas. El problema real que tiene hundido al Zoo Humano está generado por la egolatría, la vanidad, y la avaricia que padecen; una enfermedad mental producida por la ausencia de ética. Les importa un pepino la vida de los demás. Desgraciadamente, la llamada Unión Europea es eso, una UNIÓN de Mangantes.
Apreciado Lluis, gracias por reconocer que los que decimos, hace tiempo ya, que la alternativa de la independencia es una realidad.Tarde, pero bien.Aunque tu tono sea como siempre belicoso...Tambien es cierto e irrebatible que lo unico que yace detras de una victoria del Si y un amago de DUI es una negociacion.Lo absurdo de todo esto es que los ilustrados y otros trabjadores del intelecto hayais tardado tanto en pedir ese cambio de constitucion y, te recuerdo, que seguis camuflados/escondidos en los temas que tienen una importancia capital para esa nueva constitucion:1. Derecho a la autodeterminacion (cristianodemocratas catalanes-como tu, o asi lo predicas, al menos- y socialistas siempre han estado ha favor, hasta que socialistas giraran chaqueta con el viento del norte...)2. Referendum nueva constitucion, que incluya republica o monarquia (que os paso que tambien lo habeis olvidado?)3. Si no estais a favor de la independencia, tendreis el valor de poner una proposicion Federal asimetrica (regiones vs naciones) que sea gage de estabilidad duradera?4. Memoria y reconocimiento de la represion franquista post-guerra civil (40 añitos!), de los asesinatos y apertura de fosas (los franquistas ya se encargaron de hacernos saber lo malos que fueron los republicanos...)5. Revision/revocacion de un Concordato muy impregnado de franquismo (aunque fuera Suarez quien lo hiciera posible)Etc...Todos los que fundamentamos y documentamos lo que avanzamos, sabemos que no hay nada escrito en ninguna parte que, juridicamente, respalde un aislamiento de una Catalunya independiente...Ni los tratados han, siquiera, considerado un escenario semejante.Y, en cuanto al hecho de que ha sido España quien ha firmado estos tratados, le recuerdo a los irredentos que los tratados que rigen los acuerdos entre estados, dejan bien claro que los acuerdos firmados entre estados obligan a todas las partes, si secesion hubiera, al respeto de los acuerdos firmados por los paises iniciales (independientemente de como tuviere lugar esta)...Politica... Pero, este parece ser un vocablo que en Espana tiene una significacion diferente y vacia de contenido. La politica y las decisiones que tomen los politicos que gobiernan los estados sera lo que rija un escenario post-independencia, si este aconteciera (con todas las limitaciones economicas,juridicas, etc. que implican).En un pais con una historia reciente como la nuestra, es inconcebible la carencia de didactica y pedagogia para explicar que la transicion fue muy compleja y con geometria muy variable.Las certezas de los que se erigieron en los que habilitaron el regreso de la democracia es de una audacia inusual. Pero en un pais de hidalgos testosteronicos, con una educacion catolica tan sutil y abstracta (guiño), todo es posible...Aquellos que disfrazaron nuestro transito de heroicidad y épica, cuando solo se trataba de una necesidad existencial, olvidaron de culminar su trabajo de obreros (que no de arquitectos) con una educacion, un debate y una constitucion que no fueran rehenes de chantajes y misas...Queda mucho por hacer... La democracia es un camino que no se acaba nunca.Y, la primera cosa que se debe hacer para sobreponernos a las patologias que nos corroen, como drogadictos y alcoholicos, es reconocer que estamos enfermos.Enfermos de mentira, de corrupcion y de mala educacion...Y luego, la politica y su significado tomaran el lugar que les corresponde...Independencia o Republica/Monarquia Federal, sera lo que decidan los catalanes y los españoles y solo se podran conseguir con la medicacion adecudada: humildad y voluntad..
El largo comentario anterior no tiene en cuenta que la constitución de 1978 fue la primera, la primera, que fue votada por el pueblo directamente, y pasó la prueba. Me pregunto si esa supuesta nueva constitución federal asimétrica republicana y demás ideología pasaría esa prueba o sacaría como mucho un resultado de un 30 % del censo como el último Estatut de Cataluña. El problema de España es que sus élites piensan para sí mismas siempre, lo que pueda opinar al final de todo el pueblo les importa en el fondo un comino, y el comentario anterior es un ejemplo. Y así llevamos varios siglos.
Sr Sisifo, en toda la perorata anterior sobe la futura constitucion republicana federal asimétrica con naciones vs regiones y demás se te olvida que todo eso deberá votarlo el pueblo español y sacar un resultado por lo menos pasable (no un 30% del censo como mucho). Esa es la fortaleza de la constitución actual, tan denostada por el pensamiento elitista: Que la votó el pueblo, por primera vez en la historia. Y la futura también la tendrá que votar.
@ YO | 01/09/2015 17:12:39 Lea, antes de atribuirme cosas que no digo. Gracias.Esto es lo que digo:"Independencia o Republica/Monarquia Federal, sera lo que decidan los catalanes y los españoles y solo se podran conseguir con la medicacion adecudada: humildad y voluntad.."Pero, claro, para argumentar, hay que leer y escuchar a quien formula opiniones... Hasta el final de sus argumentaciones.Hasta la ultima frase. Como yo he leido las suyas y el articulo al que me refiero... Sobre todo cuando las opiniones estan fundamentadas.Mis "peroratas", como Vd. dice, son estructuradas, fundamentadas y documentadas.Si los ciudadanos no respondieran con sus emociones, como Vd.,(leyeran, escucharan y argumentaran de manera estructurada) la mediocridad con alevosia no gobernaria este pais, los electores tendrian criterios adaptados para votar y el dialogo se habria establecido hace decadas...Cuestion de cultura... ah, y de educacion!
EN SUIZA hay un cantón con cultura y lengua germánica, y otros con italiana o francesa, las tres muy diferentes, pero a nadie se le ocurre, ni borracho, romper Suiza. El Federalismo es la forma en que cada uno vive plenamente, potenciándose y potenciando al conjunto. Eso es mas viejo que la sopa de ajo, pero en CAT parece que una minoría no quiere enterarse, a pesar de que es cada vez mas minorítaria.
INFORMA El País de hoy que Rajoy promueve una Reforma del Constitucional para sancionar a Mas. Que vigile éste demagogo, pues el gallego viene recargado de Alemania, donde Merkel lo ha felicitado por sus Reformas, a las que toma como ejemplo para Alemania!!
Sr. Sisifo usted es de los tipicos (que son legión en este pobre país) que habla de los españoles mirándolos por encima del hombro. Incluso dice que es un pais de hidalgos testosterónicos. Seré breve. He leído su propuesta constitucional y creo que adolece de no ver que una constitución, le repito, la vota al final la gente, así por voto directo, no que apruebo una ley y luego ya vendrán las elecciones. Y creo que su propuesta no llegaría a un 20 % del censo, con regiones enteras votando en contra. Vamos, con muchísimo menos consenso que la constitución vigente. Y por eso llamo a esas proposiciones pues elitistas, aunque a usted le moleste oírlo, porque cuando se habla de una reforma constitucional hay que pensar que se hace un pacto de mínimos, que debe tener el máximo consenso para que puedan gobernar izquierda y derecha, como ha pasado con la de 1978. Si usted quiere otra constitución más de su gusto está en su derecho, pero no me venga a enterrar la vigente para poner otra de la que serán entusiastas solo gente como usted, y el resto del pueblo o serán indiferentes o estarán en contra. Un saludo.
Y el problema de los catalanes es que su propuesta de reforma constitucional (similar a la de usted) no la votarían ni la mitad ni la tercera parte siquiera del resto de las regiones españolas (¿usted cree que un señor de León (ciudadano de "región" va a votar que él sea un ciudadano de segunda frente a un catalán o un navarro -estos ciudadanos "de naciones" de primera?
Correccion@ Publicado por: YO | 01/09/2015 19:11:01No me molesta en absoluto.Solo creo que no sabe leer. O al menos formula Vd. mal sus ideas, puesto que persiste en afirmar un oximoron ya que yo afirmo justamente: que los catalanes y los españoles tendran la ultima palabra o voto.Por cierto no formo parte de ninguna élite.Soy hijo de obreros, ex-militante anti-franquista, exiliado dos veces. Después de regresar y comprobar la obtusidad de algunos asi como la corrupcion y la acceptacion de esta por los iberos, insisto la testosterona generalizada, para seguir votando a los mismos y continuar defendiendo lo indefendible.Solo me puede Vd. acusar de ser un viejo, con convicciones que detesta los maniqueismos, los manipuladores y los ignorantes que hacen nada por salir de esta.Sigo teniendo las mismas convicciones republicanas y no me arrugo ante nadie.No le debo nada a nadie, y menos a los españoles dados a las lecciones que siguen votando lo mismo.Un saludo de un viejo choco (por la tinta).
Convocatoria tras convocatoria, la masa independentista oscila entre el millón ochocientos mil y los dos millones de personas. En relación al censo electoral, supone alrededor de un tercio; en relación al conjunto de los habitantes de Cataluña, aún menos; y en relación al total de quienes tienen derecho a decidir sobre una parte del territorio nacional, el conjunto de los españoles, un porcentaje todavía menor. Una declaración unilateral de independencia efectuada por los representantes de tan reducida porción del pueblo catalán equivale así a una imposición de las ideas particulares de una minoría a la mayoría de ciudadanos que no han dado apoyo explícito a un cambio de tal magnitud; un cambio que no sólo es político sino social, económico histórico y de derecho con consecuencias duraderas y efectos con seguridad contraproducentes para todos. En suma, un golpe de estado dado por una oligarquía extractiva con el simple respaldo de sus alienados partidarios y clientes. Que el Estado democrático que todos los españoles nos dimos (incluidos los catalanes, que votaron la Constitución en un porcentaje muy superior a la reforma del Estatut) se pertreche con instrumentos legales para combatir la atrabiliaria postura soberanista -como hoy ha propuesto el PP- es algo que entra dentro de la plena normalidad democrática en cualquier país civilizado en que la ley debe ser respetada..Teniendo en cuenta que lo que saldría de la independencia, aparte de la exaltación del golpismo nacionalista, sería la albanización de Cataluña, la postura del PP acredita que sus fundamentos políticos no sólo son más modernos que los de la entera patulea de Más y cía ( incluido el 3%, que al parecer ERC está dispuesto a condonar quizá en futuro beneficio propio) sino tbién más ajustados a la necesidad de un futuro próspero y democrático del electorado catalán. Europa es el futuro que los nacionalistas quieren hurtar a los habitantes del principado mediante la destrucción del principio de legalidad que sostiene el entero edificio continental. Hay que estar despistado hasta la alucinación para creerse el cotidiano lavado de cerebro que practican a las masas del irredentismo nacionalista cuantos acólitos tapan hoy las vergüenzas de Convergencia y ERC, porque hoy éstos ya son lo mismo que aquellos por propia voluntad..A los nacionalistas dispuestos a dar un golpe de estado contra la Constitución de todos los españoles - y también a algunos nostálgicos guerra civilistas- habría que recordarles que el último que intentó algo semejante se llamabaTejero y que el último que consiguió imponer su criterio nacionalista reaccionario se llamaba Franco. La protección de la convivencia en libertad que el nacionalismo y sus tontos útiles tratan de destruir desde el retrógrado credo soberanista bien merece una respuesta democrática perfectamente legitimada. Si la iniciativa es de Albiol, hay que agradecerle su servicio a la convivencia y la modernidad, que pone en evidencia tanto al rancio nacionalismo trabucaire de Mas y cía (3% incluido, claro) como a la ambigüedad temerosa y desconcertada de la izquierda, socialista o no.
Lo mas deprimente de muchos comentarios es que ni siquiera son conscientes de la realidad en la que viven.No es asimetrico el sistema de autonomias?No existen los fueros vascos (en plural) y el navarro?No existen los cupos?Porque la ignorancia sigue siendo la bandera de tantos?La estupidez es asignatura obligatoria en Iberia?Querer imponer la ignorancia y la estupidez solo puede llevar aun gobierno como el de Rajoy. Ese que todo lo impone y nada consensua. Si alguien culpable de esta ola indepe, es es Rajoy y su PP que cada vez que comunica sobre Catalunya crea otra ola de indepes.Constato que los que mas defienden la C75 son los que mas se opusierona aella.Tengo memoria e intelecto. Tantos comentarios sin sustento solo pueder ser un insulto a cualquier mente bien estructurada...Hay alguien con los pies en tierra y capaz de enfrentar la realidad que vote PP?
A MAS ya no lo sigue ni Duran LLeida, por lo que ha optado por irse al monte con la banda de ERC. Podemos acabar con la intervención de Catalunya y/o con Mas en prisión. Esto último sería lo mas legal y correcto, Companys acabó peor. Hasta Merkel ya le advirtió que la Ley no es un florero sino que está para ser aplicada. ¿Este tio delira, o es otro President 3% que también busca la coartada soberanista para escapar?
¡¡¡Hey, Lieberman!!! No hables mal de Mas, ¿no ves que tiene memoria e intelecto? Lo único que le falta es humildad y buenos modales. No sé dónde aprendió los que despliega, pero me imagino que no fue entre españoles. Quizá Francia... Bienvenidos todos los usuales sospechosos...
A. de SALLAS: lo de Mas es muy simple, actúa con la impunidad de saber que no pagará por su miserable actuación, pues cuenta con muchos palleses que le creen, en un país y un continente de cobardes e inoperantes. Si dejan suelto a un moro terrorista ¿cómo vana a detener a Mas?
No le entiendo a usted señor Lieberman, Mas representa al nacionalismo catalán como su homónimo Netanyahu representa el nacionalismo judío. Uno y otro son expresiones modernas y civilizadas del racismo. Civilizadas en la medida que están apoyadas por gran parte de la población que trabaja para la causa, como son; intelectuales, científicos, obreros políticos y amas de casa. No se si la censura me permitirá decir que, lo mismo ocurrió en la república de Weimar. Ante la humillación infringida por España en el caso Catalán y Alemania en el caso judío. El problema de los catalanes independentistas es que aseguran haber encontrado la tierra prometida. Como suele ocurrir la tierra está habitada también por otros que no comparten los mismos deseos ni los mismos límites.
Orin, págueme el 3% y le firmo los papeles de independencia. Hasta la "humillaciones españolas" olvidaré yprometo bailar sardanas. Los espas os robaaaaaaan. Y que viva Francia. Hay cada cosa...

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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