Los partidos de la oposición dan su respaldo a Tsipras en la negociación
El jefe del equipo negociador con los acreedores suena como sustituto de Varoufakis
Los resultados del referéndum del domingo no solo han añadido un nuevo grado de complejidad a las relaciones de Grecia con Europa, sino que también han inaugurado una época en el país, la del pacto y el compromiso, dos conceptos extraños a la cultura política griega. Puede que acabe siendo algo temporal, pero este lunes, tras siete horas de reunión, cinco de los siete partidos con representación parlamentaria acordaron unánimemente respaldar al primer ministro, Alexis Tsipras, ante los socios europeos.
Opacada en el exterior por los fuegos artificiales que rodean cualquier noticia sobre el dimisionario ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que renunció “para facilitar la marcha de las negociaciones”, la cita política entre los partidos políticos fue seguida con extremo interés en Grecia.
La convocatoria del consejo de líderes políticos, un mecanismo institucional presidido por el jefe del Estado al que sólo se recurre en casos extremos —y que había sido solicitada en las últimas semanas, sin éxito, por una parte de la oposición—, llevó a la práctica el llamamiento a la unidad que Tsipras había lanzado el domingo por la noche, tras confirmarse la rotunda victoria del no en el referéndum.
El líder de Syriza es bien consciente de que solo ante los socios, por grande que sea el mandato popular (61% de apoyos), se halla en situación de inferioridad, por lo que apuntó primero la posibilidad de incorporar al equipo negociador a representantes de otros partidos —otra demanda de algunos de ellos— y, después, solicitó la convocatoria del consejo.
El Gobierno extiende el ‘corralito’
El Gobierno griego prevé extender el cierre de los bancos hasta mañana, una vez que se haya producido la cumbre europea para abordar la crisis griega.
La decisión, comunicada en un encuentro entre el número dos del Ministerio de Finanzas, Dimitris Mardas, y las entidades, se produce al expirar el plazo del corralito actual. El Gobierno de Tsipras se había comprometido la semana pasada a que las entidades volverían a abrir a partir de hoy. En estos días, el Gobierno habilitó sólo algunas sucursales para que los pensionistas pudieran retirar su paga del mes de julio.
A la reunión de este lunes no asistió el partido neonazi Aurora Dorada, alrededor del cual se ha impuesto el habitual cordón sanitario (imposible de activar, sin embargo, en la votación parlamentaria de la convocatoria del referéndum, el 28 de junio, en la que los 17 diputados ultras votaron a favor del Ejecutivo). El Gobierno estuvo representado por los dos partidos que lo forman, Syriza y la derecha soberanista de Griegos Independientes (ANEL); y la oposición, por los dirigentes de la conservadora Nueva Democracia (con presidente interino tras la dimisión, el domingo, de Andonis Samarás), el socialista Pasok, el liberal To Potami y el Partido Comunista (KKE, en sus siglas griegas).
Salvo este último, contrario a todo como de costumbre —al Gobierno, a la negociación, al euro, a Europa—, los otros cinco partidos, los del Gobierno y los tres de oposición, suscribieron un frente común para respaldar a Tsipras en las negociaciones.
“La reciente decisión del pueblo griego no es un mandato de ruptura, sino para continuar y fortalecer los intentos destinados a lograr un acuerdo socialmente justo y financieramente viable (…). El Gobierno asume la responsabilidad de continuar las negociaciones en esta dirección. Y cada líder político contribuirá en el marco de su papel institucional y político”, reza la declaración común, que recoge la principal intención del Gobierno al convocar el referéndum: la consulta como baza para fortalecer su posición ante los socios. La prioridad inmediata, empero, es garantizar la liquidez del sistema financiero.
“En Grecia no existe cultura de colaboración, en absoluto, ni como tendencia ni siquiera como necesidad en momentos de crisis. Al contrario, hay una clara tradición de enfrentamiento, como demuestran episodios de nuestra historia, como la guerra civil”, corrobora la analista Elena Panayotaria. “Y esta falta de cultura del pacto se había venido incrementando en los últimos tiempos por culpa de un clima político crispado o enrarecido”.
La dimisión de Samarás —un cadáver político desde las elecciones de enero— corrobora, por otra parte, que Tsipras no tiene oposición real, lo cual constituye también una baza de peso ante Bruselas. Por eso, conservadores, socialistas y To Potami le apoyaron. Tenían esa opción o bien dejarlo caer, llevándose por delante a Grecia.
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