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Accidente de avión en los Alpes
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El factor humano

Solo la suma de todas las barreras preventivas y su adecuada implementación harán que la aviación sea un medio de transporte más seguro

Las principales barreras de seguridad aérea son la formación, la tecnología y la normativa. De una u otra manera, todas ellas pivotan en torno al factor humano. Sin embargo, no todas han evolucionado de la misma manera ni tienen actualmente el mismo peso. La tendencia de las autoridades aeronáuticas a consentir que el mercado regule da lugar a un nuevo mapa de ruta para la profesión de piloto, desarmándola de sus fortalezas tradicionales.

El factor humano es capaz de lograr hazañas tan admiradas y sorprendentes como la del comandante Sully, que en 2009, con 57 años, amerizó sobre el río Hudson salvando la vida de sus pasajeros. Pero Sully se formó y desarrolló profesionalmente en un contexto de excelencia, calidad, rigor y competencia profesional. La realidad hoy es otra. Las aerolíneas, empujadas por el mercado, sacan de juego a los más expertos e incorporan perfiles con una formación menos consistente y mercantilizada, acceden a la profesión con menos experiencia, ejercen en un contexto operacional más complejo y reciben un entrenamiento ajustado al mínimo que marcan la ley y los presupuestos. Sin embargo, ambos perfiles tienen que ejercer la misma competencia y responsabilidad. ¿Pretenden la industria y las autoridades que con niveles de competencia distintos el desempeño en materia de seguridad sea igual?

No hay que perder la perspectiva de que el transporte aéreo es un servicio público, que vertebra territorios y facilita la libre circulación de los ciudadanos, y que debe prestarse de manera segura y eficiente. Para garantizar esa responsabilidad, los Gobiernos se apoyan en autoridades aeronáuticas competentes que dictan normas y las hacen cumplir, pero aunque el papel lo aguanta todo, por sí solas no aportan seguridad. Contar con los recursos adecuados y los expertos necesarios es imprescindible para ejercer esa responsabilidad que los ciudadanos confían a su Gobierno.

Solo la suma de todas las barreras preventivas y su adecuada implementación harán que la aviación sea un medio de transporte más seguro. Pero si queremos alcanzar ese objetivo habrá que revisar los cambios que se han introducido en una profesión que exige una alta cualificación y preparación por su vinculación directa con la seguridad de las personas.

Luis Lacasa es comandante de A340 y decano del Colegio de Pilotos.

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