Dos diputados británicos, dispuestos a vender su influencia por dinero
Golpe al 'establishment' político al caer dos exministros de Exteriores, laborista y 'tory', en la trampa de unos periodistas que se hicieron pasar por enviados de una compañía
Dos exministros de Exteriores británicos, Malcolm Rifkind y Jack Straw, el primero conservador y el segundo laborista, han caído en la trampa que les tendieron unos supuestos enviados de una compañía china que les ofrecían dinero a cambio de influencia. Los emisarios eran en realidad periodistas encubiertos del Daily Telegraph y la cadena de televisión Channel 4, que inmortalizaron sus reuniones con los políticos con la ayuda de cámaras ocultas. Estas grabaron cómo los dos veteranos diputados explicaron a los falsos delegados todo lo que podían hacer para la supuesta empresa china, gracias a los contactos y privilegios derivados de sus cargos y sus años de actividad política.
Un fragmento del vídeo emitido por Channel 4.
Ambos diputados —primero el laborista y después el tory— han sido suspendidos de militancia en sus respectivos partidos. Pero, en plena campaña de unas elecciones (el 7 de mayo) que anuncian un fracaso sin precedentes de los dos grandes partidos británicos, la lectura política es clara: otro golpe al establishment y más munición para esos otros partidos emergentes que están redefiniendo la política británica a base, en parte, de atacar a los primeros.
Los exministros aseguran que no han incumplido la ley. Esta no impide a los diputados obtener ingresos por trabajos diferentes a su actividad parlamentaria, siempre que lo comuniquen a la Cámara. Pero el escándalo ha vuelto a abrir el viejo y delicado debate sobre la conveniencia de que los diputados compaginen su actividad pública con empleos en el sector privado, a riesgo de que los intereses de los últimos interfieran en la primera.
Antes de llegar al Gobierno hace cinco años, el conservador David Cameron advirtió de que este tipo de actividad de lobby iba a ser el “próximo gran escándalo” y prometió endurecer las leyes. Pero la legislatura se acaba y la promesa ya ha caído oficialmente en el saco de las incumplidas. Ed Miliband, el líder de la oposición laborista, ha escrito ahora una carta al primer ministro pidiéndole que se sume a su propuesta de prohibir que los diputados ocupen puestos de dirección o consultorías en la empresa privada. Se espera que Miliband incluya esta medida en su programa electoral. Según una encuesta de 2013, el 56% de los británicos está a favor de que se prohíban los segundos trabajos y solo un 25% están en contra.
Los diputados cobran un salario anual de 67.000 libras (más de 87.000 euros). Pretender que un diputado viva con ese sueldo, ha dicho Rifkind el lunes en una entrevista en la radio, es poco realista. Quizás por ese motivo el diputado conservador se describe a sí mismo en el vídeo-trampa como un “autoempleado” que tiene que “ganarse su sueldo”. “Se sorprendería de la cantidad de tiempo libre que tengo”, le dice al falso reclutador el exjefe de la diplomacia del Gobierno conservador de John Major, que asistió al 53,1% de las votaciones de la Cámara en 2014.
El exministro de Blair Jack Straw, por su parte, preguntado en su vídeo acerca de qué cantidad aproximada de remuneración esperaría por sus servicios a la falsa empresa china, responde poniendo como ejemplo que suele cobra unas 5.000 libras (6.500 euros) por conferencia. Straw, que mantuvo la entrevista con los falsos emisarios en su propia oficina de diputado, les explicó también que ya había actuado “fuera del radar” para influir en un cambio de legislación europea para ayudar a una empresa que le pagaba 60.000 libras (78.000 euros) al año. Y que utilizó “el encanto y la amenaza” para convencer al primer ministro de Ucrania para legislar en favor de la misma empresa. Asistentes del diputado han matizado el sentido literal de ambas expresiones. Straw es el 15º diputado que más gana con su trabajo fuera de la Cámara.
Hay una diferencia de matiz, no obstante, entre los casos de Straw y Rifkind. Straw ya anunció el año pasado que no se presentará a las próximas elecciones, de modo que lo que creía negociar era un trabajo para después de abandonar el Parlamento. Rifkind, sin embargo, pretendía contabilizarlo con sus todavía destacadas actividades en la Cámara. Ante la comisión del Parlamento que está investigando el caso, ambos han negado haber cometido ningún acto ilegal y haber incumplido las normas parlamentarias.
Las remuneraciones por la actividad legal en el sector privado de los 650 diputados británicos suman al año 7,4 millones de libras (9,6 millones de euros), según cálculos del Telegraph. Treinta de los diputados ganaron en su actividad privada al menos el equivalente a su retribución en el Parlamento. Doce de ellos ganaron fuera de su actividad pública una cantidad anual mayor que el sueldo del primer ministro (142.000 libras o 184.000 euros).
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