HRW alerta del riesgo de recorte de derechos en nombre de la seguridad
La ONG critica en su informe anual el veto de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU para acabar con el conflicto en Siria
El año 2014 puso como nunca a prueba la defensa de los derechos humanos en el mundo. Por culpa de la aparición del Estado Islámico (EI), el retroceso de la denominada primavera árabe, o bien el retorno de tensiones propias de la Guerra Fría, muchos Gobiernos los han considerado casi un lujo. Según Human Rights Watch (HRW) (informe), dicha deriva puede acabar subordinando derechos fundamentales a leyes de seguridad dictadas, entre otras cosas, para protegerse de la violencia yihadista. En su 25º informe anual, presentado este jueves en Holanda, Kenneth Roth, director ejecutivo de la ONG, recuerda que “la violación de los derechos humanos ha agravado las crisis actuales, y su protección es esencial para resolverlas”.
A lo largo de 656 páginas que documentan la situación de cerca de un centenar de países, la ONG destaca al propio EI, la represión de la etnia uigur (de religión musulmana) por parte de China, y la violencia derivada de la guerra del narcotráfico en México, entre los mayores retos actuales. El informe critica también el veto de China y Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que impide resolver el conflicto de Siria. “Es una situación que puede beneficiar al presidente Bachar el Assad, dispuesto a presentarse como la única alternativa viable al terrorismo”, según Sarah Leah Whitson, directora ejecutiva de HRW para Oriente Medio y el Norte de África.
La experta considera fallida la respuesta de la comunidad internacional ante el conflicto sirio, y se pregunta lo siguiente: “¿Qué pasará cuando el Estado Islámico sea derrotado? La falta de plan político es tal, que el presidente El Asad, acusado de masacrar a su pueblo hasta que apareció EI, podría acabar siendo aceptable para Estados Unidos”. Para ella, la lucha contra EI librada por parte de Washington y sus aliados “ha oscurecido el esfuerzo de poner fin a la impunidad de Damasco”. “La respuesta internacional es selectiva, y los reclutas de EI pueden proponerse como los únicos que luchan contra las atrocidades del Gobierno de Damasco”, concluye.
Si bien la violencia ejercida por el Estado Islámico es intolerable, Whitson subraya dos factores que han favorecido su aparición: la indiferencia ante los abusos perpetrados por el Gobierno de Irak contra la población sunita, y el vacío de seguridad creado por Estados Unidos tras la invasión del país.
HRW recuerda asimismo en el informe que el Senado estadounidense ha condenado las torturas aplicadas por la CIA en nombre de la seguridad nacional. “Pero el presidente Obama, que las rechaza, no investiga ni juzga a sus responsables. Así, no solo allana el camino para que sus sucesores aborden la tortura como una opción política, en lugar de un delito. Sale perdiendo el Gobierno, con menos autoridad para convencer a otros países de que procesen a sus torturadores”.
El reciente atentado contra la sede del semanario galo Charlie Hebdo también ha ocupado a la ONG. Aquí, el peligro es que la legislación antiterrorista “abuse de la vigilancia, invada la privacidad de los ciudadanos y frene la libertad de expresión; incluso si esta no incita a la violencia”, concluye Sarah Leah Whitson. La advertencia final es para la defensa de los derechos humanos en grandes acontecimientos deportivos. “En los Juegos Olímpicos de Sochi (Rusia) hubo trabajos forzados y persecución de civiles. Para el Mundial de Fútbol de Qatar, en 2022, hay ya centenares de trabajadores muertos o sometidos a condiciones abusivas. La cita olímpica de invierno en 2022 tiene dos candidatos, China y Kazajstán, notorios por la violación de los derechos humanos. El Comité Olímpico Internacional tiene un problema, pero puede aprovecharlo para reformarse”, dice Human Rights Watch.
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