La burocracia griega frustra el estreno democrático de toda una generación
Los cien mil nacidos en 1997 se quedarán sin votar al no actualizarse el censo electoral
Takis Dragumanos cumplirá 18 años en abril y, como otros 100.000 coetáneos suyos —todos los griegos nacidos en 1997—, se quedará sin votar este domingo, pese a que la ley permita ejercer el derecho al sufragio a quienes estrenen mayoría de edad durante el año de la convocatoria. Pero el censo electoral no se actualiza hasta febrero, y estos jóvenes se verán privados de participar en los que para muchos son ya unos comicios históricos por el radical cambio de rumbo que, según los sondeos, imprimirán a Grecia.
Los electores primerizos en las europeas apostaron por la izquierda
A la puerta de su instituto, el muchacho tiene claro el porqué: “Nos tienen miedo, por eso no nos dejan votar”. Habla también por sus amigos y compañeros, “una parte, que pasa de política, y el resto, que votaría en masa a la izquierda”. Sobre todo a Syriza, el partido que lidera los sondeos (34,5% de apoyos) y al que Dragumanos, comunista desde la cuna, pone un pero mayúsculo: “Quiere cambiar las cosas, pero desde el capitalismo, desde dentro del sistema, a diferencia de mi partido [el Partido Comunista griego, KKE]”. Los sondeos dan al KKE, que se disputa el tercer puesto, en torno al 5% de los votos.
Aunque el grupo de electores entre los 18 y los 23 años es el menos nutrido —sólo 672.000 votantes, frente a los dos millones que suponen los mayores de 71 años, el 20% de los casi 10 millones de votantes totales—, la imposibilidad de votar disgusta a muchos. No es el caso de Vicky Kaidarí, que se abstendría. “Ningún partido expresa mi punto de vista, sólo dicen mentiras”, explica, subrayando que lo que más le llama la atención es que nadie haya hecho nada para solucionarlo, “ni siquiera los diputados que propusieron actualizar el censo a tiempo”.
Ioanna Mijalea, de 17 años, optaría por el voto útil y, en vez de apoyar a Antarsya (extrema izquierda), con la que se identifica más, respaldaría a Syriza “como otros tantos, para cambiar la situación”. Si ella y sus coetáneos no pueden votar es “por miedo a la novedad”, aunque matiza que no habla sólo de Syriza: “Otros colegas prefieren To Potami”, dice en referencia a una formación centrista que es otro de los partidos que se disputan el tercer puesto.
La convocatoria anticipada de elecciones que siguió al fracaso en la designación de presidente ha pillado al patrón electoral a contrapié. Aunque el defensor del Pueblo instó al Gobierno a solucionarlo, según la explicación oficial se precisa una provisión especial del Ministerio del Interior.
La precipitación de la convocatoria impidió renovar el padrón de urgencia
Cuán determinantes serían estos votos para dar a Syriza una amplia mayoría resulta imposible de averiguar. Un dato que puede servir de orientación es el voto en las elecciones europeas, en las que el 39,5% de los jóvenes entre 18 y 24 años optó por ese partido (frente al 10,5% que respaldó a la conservadora Nueva Democracia, el otro gran contendiente electoral). Otro factor a tener en cuenta es que el porcentaje para alcanzar la mayoría absoluta depende del peso de los partidos que no superen el 3% de los votos, el mínimo para entrar en el Parlamento. Como principal parte implicada, Syriza no ha hecho un casus belli del asunto. Andreas Fokkas, de 18 años y miembro de las juventudes del partido, no cree que esta exclusión sea determinante. “No debería tener consecuencias negativas para Syriza, porque muchos, sobre todo en los lugares pequeños, votarán lo que les digan sus padres, más conservadores”, asegura Fokkas, que se estrenó en las europeas de mayo, en las que pudieron votar, incluso sin haber cumplido 18, los nacidos en 1996.
Pero también el voto joven evoluciona, a juzgar por las opiniones recogidas este lunes en el campus de la Universidad Panteio de Atenas, plagado de economistas y politólogos en ciernes. Sus opiniones reflejan cuán lejos de los dos partidos tradicionales se hallan los debutantes, y qué poco les cuesta ajustar su voto en cuestión de meses. Thodorís Zotos, estudiante de Economía, y su amigo Dimitris, de Políticas, apoyaron en mayo a Izquierda Democrática (Dimar, socio del Gobierno hasta 2013 y que el domingo quedará fuera del Parlamento). Ahora, Dimitris elegirá a Syriza, mientras Thodorís estudia la opción de To Potami. En otro corrillo, tres de cuatro jóvenes, todos de 18, optan por Syriza (dos más que en mayo); el cuarto, por To Potami. Ni una sola mención a Nueva Democracia o el Pasok.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.