Hermanos con un pasado integrista
Chérif Kouachi, el menor de los dos presuntos terroristas, había sido ya condenado


Los hermanos Chérif y Said Kouachi, de 32 y 34 años, nacidos en París y de origen argelino, son desde ayer los hombres más buscados de Francia.
El perfil de Chérif, sin embargo, parece el más peligroso, dados sus antecedentes. El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, aportó ayer un nuevo dato sobre él: es un “violento antisemita”. La policía francesa tiene una ficha sobre este hombre desde que le detuvo en febrero de 2005 cuando planeaba partir para Irak para combatir a los estadounidenses.
Nacido en el distrito 10 de París el 29 de noviembre de 1982, muy cerca de la sede de Charlie Hebdo, fue adoctrinado por un joven predicador llamado Farid Benyetton, eje de una célula yihadista dedicada al reclutamiento de combatientes, una filial iraquí de Al Qaeda. Por aquel entonces, Chérif Kouachi, huérfano de padres argelinos, había vuelto a París tras vivir en Rennes, donde había logrado un diploma de entrenador deportivo. Benyetton adoctrinaba a los jóvenes para que estos estuvieran en forma y supieran utilizar un Kaláshnikov. Siete personas fueron condenadas por todo ello en 2008. Benyetton, a seis años. Kouachi, a tres.
La invasión norteamericana y las torturas de Abu Ghraib, según Vincent Ollivier, su abogado, habían animado al joven francés a enrolarse, aunque su perfil de rapero y vividor que repartía pizzas para ganar algo de dinero no casaba entonces con el del islamista radicalizado.
Diez años después de aquellos hechos, Chérif Kouachi ha matado con la calma y la frialdad, según cree la policía, propias de un miembro de comando bien entrenadoSu hermano mayor, Said, de 34 años, no tiene antecedentes. Nacido también en París, el 7 de septiembre de 1980, no está fichado, pero varios medios informaron ayer, citando fuentes europeas y estadounidenses, de que recibió en 2011 entrenamiento en campos de la filial de Al Qaeda en Yemén. Según Cazeneuve, Said estaba en paro y era seguido por la policía por sus relaciones familiares. Suyo era el carnet de identidad que ambos olvidaron en el Citroën C3 con el que huyeron de la sede de Charlie Hebdo.
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