Alemania limita la puerta giratoria para ex altos cargos
Ante los escándalos, una ley fija que deberán esperar 18 meses antes de pasar a la privada
Por primera vez en la agitada vida política de Alemania, sembrada de pequeños escándalos de corrupción, un Gobierno federal desea regular el controvertido paso a la empresa privada de políticos que han ocupado cargos de alta responsabilidad en el Gobierno.
El Ministerio del Interior recibió la orden de redactar un proyecto de ley que será sometido al Gabinete federal para su aprobación, a más tardar en febrero. El documento propone un periodo de espera de hasta 18 meses para los ministros -en España la demora es de 24 meses e incumbe a todos los altos cargos- que desean cambiar la vida política por un lucrativo cargo en la industria germana.
La medida ya había sido propuesta cuando la gran coalición en el Gobierno asumió sus funciones el 17 de diciembre de 2013, e inició su gestión marcado por un agitado debate nacional en torno a la decisión de tres ministros del Gobierno anterior de buscarse una vida bajo el alero de la empresa privada.
El debate se convirtió en escándalo cuando la opinión pública se enteró de que Dirk Niebels, militante del partido Liberal (FDP) y ministro de Cooperación y Desarrollo durante cuatro años, ocuparía un cargo de alta responsabilidad en la empresa armamentista Rheinmetall. Como titular de Cooperación, Niebels fue miembro del Consejo Federal de Seguridad,que aprueba en medio de un secretismo absoluto la exportación de armas.
Peor aún, la decisión de su colega de partido y ex ministro de Sanidad, Daniel Bahr, de aumentar la plantilla del gigante de seguros Allianz hizo creer a la opinión pública que su gestión como ministro favoreció a la empresa, que ofrece seguros médicos. Mientras, el paso de Roland Pofalla —exministro de la Cancillería— a la junta ejecutiva de la Deutsche Bahn, la compañía de Ferrocarriles, arruinó la imagen de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la de su jefa directa, Angela Merkel.
Todo esto llegará a su fin, a más tardar, en la primavera del próximo año, porque parece que nadie se atreverá a votar contra la ley cuando llegue al Parlamento Federal. La norma acabará con casos como el del excanciller, Gerhard Schröder, que anunció pocas semanas tras abandonar su oficina que sería presidente del consejo de vigilancia de una filial del gigante ruso Gazprom. Schröder se arriesgó, incluso, a un juicio por prevaricación, puesto que su nuevo trabajo se acordó durante el ejercicio de la jefatura de Gobierno.
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