_
_
_
_

Ritmo lento

Lluís Bassets

Los tiempos de la justicia no son los tiempos de la política. Lo sabíamos ya, pero Eduardo Torres-Dulce quiso recordarlo en los días previos a su dimisión, justo tras el 9-N, en mitad del tumulto y de los empujones que le condujeron a tirar la toalla.

La política exige actuaciones drásticas y definitivas. Alicia Sánchez-Camacho las reclamaba al día siguiente del polémico proceso participativo. Pero los fiscales y los jueces se toman su tiempo. Para consultar y debatir, para matizar lo que el común de los mortales quisiera resolver de un plumazo y en ocasiones de forma partidista e incluso sectaria.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha admitido las querellas y denuncias contra Artur Mas, pero, primer matiz, lo ha hecho por mayoría y tras cuatro largas horas de deliberación, a pesar de que la auténtica noticia hubiera sido la inadmisión de todas las denuncias y querellas presentadas por particulares, entidades y la propia Fiscalía del Estado. El auto de admisión, para desesperación de los apresurados, no estará redactado hasta después de Reyes, cuando habrán pasado dos meses desde los hechos supuestamente delictivos. El Tribunal, paso a paso, no cita a declarar al presidente, al menos todavía. Recordemos, además, que los fiscales catalanes ya no se mostraron partidarios ni siquiera de formular la querella contra Mas.

Nada en común entre ambos casos, salvo la fecha y la personalidad de uno de los querellantes, un habitual de todas las querellas como es el pseudosindicato ultra Manos Limpias. Respecto al momento, no tiene nada de extraña la coincidencia en una vida política tan judicializada como es la española, sobre todo bajo el mando del PP; y sometida a la fuerte trepidación desmoralizadora provocada por la metástasis de una corrupción que alcanza a todas la instituciones, incluida la familia real.

La admisión de la querella contra Artur Mas también coincide con la comparecencia en la comisión del Parlamento catalán sobre el caso Pujol de quien fue fiscal del escándalo Banca Catalana, José María Mena, alguien que precisamente vio inadmitida en 1986 su petición de procesamiento del entonces presidente de la Generalitat por un pleno de la Audiencia Provincial de Barcelona formado por 33 magistrados.

Esta coincidencia nos viene a recordar que Mas es el segundo presidente catalán de la actual democracia investigado, y en su caso no por un presunto delito económico, sino por otro directamente político, todo un regalo de Navidad en el momento en que el proceso soberanista parecía perder fuelle.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Comentarios

Cuando la tarde languidece, renacen las sombrasy en la quietud los "partidales" vuelven a sentires la triste cancion de amor de la vieja "jodienda"que en el letargo de la noche parece decir. (BIS)Una pena de "historia" y una tristezalleva el "capo" "Mariano" en su amargurapasa incansable la noche "jodiendo" el cafe....
No sé si el comentario anterior se refiere al café que le falta al artículo del Sr, Bassets. Se limita a reseñar la coincidencia temporal del desarrollo de dos casos procesales sin relación -aparente- entre ellos, y un tercer hecho que tal vez pudiera tener alguna relación, al menos periodística, con uno de los dos anteriores, relación a la que el articulista no saca ningún tipo de punta.
En tiempos de tanta corrupción es un elogio al PP que la vida política se haya judicializado mas aun bajo su mandato, pues habla de una mayor independencia y valentía de los jueces contra la corrupción de todo signo. Si a la infanta, nada menos! la sientan al banquillo, que vigilen Mas, Pujol y cia. Aunque eran otros tiempos, Company acabó fusilado por lo mismo que Mas hoy pretende. No es poco delito olvidarse de la mayor crisis de la era moderna para dedicarse ilegalmente a destruir aun mas la Nación. En cuanto a Pujol, ya zafó del fraude de Banca Catalana al inicio de la democracia, y 35 años despues nos cuenta él mismo que permaneció corrupto impunemente sin aprender la lección. Es que debe ser muy dificil cambiar, teniendo buena parte del pueblo manipulado, engañado, creído de que eres un semidios.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_