Una víctima reabre un caso de pederastia en la política británica
El testimonio revela abusos graves y la muerte de tres menores hace 30 años
La declaración de una supuesta víctima ha reabierto la fétida puerta de una de las cloacas más oscuras del poder en la historia reciente de Reino Unido. Un enmarañado caso en torno a una red pederasta, integrada por miembros de las élites políticas del país, que supuestamente abusó de decenas de menores durante los años setenta y ochenta del siglo pasado. El testimonio de Nick, nombre clave con el que se conoce al testigo, magnifica aún más la dimensión del caso al describir la muerte de tres chicos en manos de los abusadores.
Una catarata de sumarios
- El caso del famoso presentador de la BBC Jimmy Saville, que tras su muerte en 2011 ha sido expuesto como un monstruoso abusador sexual en serie apoyándose en el testimonio de centenares de sus supuestas víctimas, ha animado a otros perjudicados a dar el paso.
- Ese proceso despertó una catarata de denuncias e investigaciones en todo el país. Como una en Irlanda del Norte por abusos a niños en acogida entre 1922 y 1995; o la explotación de 1.400 niñas en Rotherham (norte de Inglaterra) entre 1997 y 2013.
A pesar de la ausencia de cadáveres u otras pruebas concluyentes, Scotland Yard afirmó el pasado jueves --en un movimiento cargado de significado en el marco del cuestionado historial de investigación de abusos sexuales en el país-- que considera que el testimonio de Nick es “creíble y verdadero”. Kenny McDonald, el alto mando policial que dirige la investigación de homicidios, aseguró que tanto él mismo como los detectives que interrogaron al testigo, con una amplia experiencia en investigación criminal, creen el testimonio de Nick y están rastreando las denuncias de jóvenes desaparecidos en la época. “Apelo a aquellos hombres que fueron objeto de abusos hace 30 años a que den un paso adelante”, dijo. “Estamos decididos a encontrar respuestas”, añadió.
El testimonio de Nick, que ofreció a la web Exaro News y a la BBC además de a la policía, es “horrendo y espeluznante”, según los mandos que lo escucharon. El hombre, que habría sido víctima de estas agresiones durante nueve años, relata cómo, a los 11, dos diputados le violaron sobre una bañera mientras hundían su cabeza en el agua, o los castigos físicos que recibió tras negarse a atizar a otro niño con un garrote. “Los abusos que ha relatado a veces eran realizados por un solo hombre y a veces por grupos, en lo que han sido descritas como fiestas”, dijo McDonald.
Los abusos tenían lugar en uno o más apartamentos del complejo residencial Dolphine Square, en Pimlico, cerca del Parlamento, un lugar frecuentado por diputados y altos funcionarios, y al que Nick fue supuestamente conducido bajo coacción en al menos diez ocasiones entre 1975 y 1984. “Algunos de ellos se mostraban bastante abiertos sobre quiénes eran”, explica, con voz distorsionada, en su entrevista en la BBC. “No tenían ningún miedo a ser capturados, ni se les pasaba por la cabeza”.
Nick es el primer testigo que corrobora los rumores sobre una supuesta vasta red de pederastia con destacados miembros de las élites políticas que llevan circulando, con menor o mayor intensidad, durante más de 30 años. Pero ahora parece claro que la policía no está solo investigando, sino construyendo un caso para llevarlo al fin ante la justicia. Un caso sustanciado en hasta 18 operaciones policiales que investigan o han investigado supuestos abusos cometidos en distintas localizaciones de la capital, entre acusaciones de ocultación de pruebas que han salpicado al Ministerio del Interior.
El pasado 6 de julio Interior admitió la desaparición de 114 archivos relativos a alegaciones históricas de abusos sexuales entre 1979 y 1999. Entre ellos estaba el documento de 40 páginas que el diputado conservador Geoffrey Dickens entregó en noviembre de 1983 al entonces ministro del Interior, Leon Brittan, en el que señalaba la relación con una red de pederastia de importantes figuras de las altas esferas de la política británica. Uno de los nombres era el del diputado Cyril Smith, que murió en 2010 sin haber sido acusado formalmente. Dos años después, la fiscalía reveló que rechazaron acusarlo en tres ocasiones y reconoció que debían haberlo hecho.
Acechada por la polémica, el pasado 7 de julio la ministra Theresa May puso en marcha una investigación oficial sobre la diligencia en la gestión histórica del ministerio sobre las denuncias de abusos sexuales, y anunció una revisión global de todos los casos denunciados. Una labor que volvió a enmarañarse después de la dimisión, en medio de acusaciones de conflictos de intereses, de las dos personas encargadas sucesivamente de dirigirla.
El caso del famoso presentador de la BBC Jimmy Saville, que después de su muerte en 2011 ha sido expuesto como un monstruoso abusador sexual en serie, en base al testimonio de centenares de sus supuestas víctimas, ha animado a otros perjudicados a dar el paso. De ahí la trascendencia de las palabras “creíble y verdadero” con las que la policía se ha referido ahora al testimonio del testigo Nick. Esa expresión de confianza puede demostrar que, ahora sí, están listos para escuchar y se están tomando las cosas en serio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.