Sarkozy corteja a los electores de Le Pen mientras descarta pactos con ella
Dirigentes de la Unión para un Movimiento Popular se pasan a las filas ultraderechistas
Nicolas Sarkozy necesita ampliar su espectro electoral en su carrera por reconquistar el poder. “Intentamos ocupar todo el espacio político entre la izquierda y el Frente Nacional”, afirmaba el lunes Isabelle Le Callennec, la diputada y portavoz de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Por eso, Sarkozy ha puesto en marcha una doble estrategia ante el Frente Nacional (FN): situarse en la derecha dura para “recuperar” votantes de la ultraderecha y, a la vez, marcar distancias con su líder, Marine Le Pen. Compleja misión que ya le ha causado algún serio disgusto en su propia casa en los pocos días transcurridos desde que accedió a la presidencia del partido a finales del pasado noviembre.
“Sarkozy intenta atraer desde votantes del centro, que son europeístas, hasta simpatizantes del FN, que son eurófobos. Desde quienes defienden el matrimonio homosexual hasta quienes se oponen al mismo”, advierte Madani Cheurfa, secretario general de Cevipof, el centro de investigaciones políticas de Sciences Po.
Los guiños de Sarkozy al electorado ultraderechista han abundado durante la campaña que le ha devuelto a la presidencia de su formación. “La inmigración no debe ser un tema tabú, sino un asunto de gran relieve, porque amenaza nuestra forma de vivir”, señaló, a la vez que prometía derogar la ley de matrimonio homosexual si volvía al Elíseo. “No se lucha contra el FN en el terreno del FN; es un error moral y político correr detrás”, le ha contestado en RTL Nathalie Kosciusko-Morizet, nueva vicepresidenta de la UMP y representante del ala menos conservadora de la formación.
"No se lucha contra el FN en el terreno del FN", advierte la vicepresidenta del partido conservador
Pero la propia Kosciusko-Morizet ha cometido un error en ese embarrado territorio. Esta semana pasada logró incorporar al nuevo equipo dirigente a Fatima Allaoui como secretaria nacional de formación profesional. Horas después se descubrió que ésta había militado este mismo año en el movimiento de Marine Le Pen. Allaoui y su foto figuraban ya en la página oficial del partido, pero fue apartada al descubrirse su reciente pasado. El viernes pasado, Allaoui se incorporaba oficialmente al Frente Nacional. Días antes, Sébastien Chenu, exsecretario nacional de la UMP y activista gay, anunció que también abandonaba el partido conservador y se sumaba al de Le Pen.
A semejantes trasvases de mensajes y personas se unen los comentarios de analistas que insinúan potenciales acuerdos políticos en el futuro entre la UMP y el FN, por ejemplo para intentar cerrar el paso en determinadas circunscripciones electorales a candidatos de izquierda.
Sarkozy lo desmiente rotundamente, pero algo ha debido ocurrir al respecto en su propia “familia”, en la terminología que él prefiere utilizar, cuando el partido se ha visto obligado a decir públicamente: “No habrá nunca acuerdos locales, regionales o nacionales con el FN. Los que quieran hacerlos tendrán que dejar la UMP”.
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