Los japoneses confían en superar un bache de 15 años de letargo económico
Tokio plantea cambios estructurales en agricultura, sanidad y comercio
Las urnas han hablado y han dado al primer ministro japonés, Shinzo Abe, una clara —aunque empaña por una baja participación— victoria en unas elecciones que había planteado como un referéndum sobre sus Abenomics. Ahora le toca al jefe de Gobierno continuar su programa económico, poner en marcha la “flecha” que aún le falta en su plan y demostrar si con sus propuestas ha encontrado la fórmula mágica que saque a la economía japonesa, la tercera mayor del mundo, de su letargo de 15 años o, por el contrario, se quedan en una mera sacudida sin mayores consecuencias, como muchas otras iniciativas que le precedieron.
Las dos primeras "flechas" de su estrategia, medidas de estímulo monetario y fiscal, tenían como objetivo inicial el hacer llegar la inflación al 2% tras años de deflación, algo prácticamente descartado para este año. La última inyección de liquidez, en octubre, incrementó la base monetaria con 80 billones de yenes anuales adicionales (unos 550.000 millones de euros). Estas medidas han alentado las ventas al exterior, gracias a la devaluación del yen, y han logrado animar el mercado de valores. Pero las grandes beneficiadas han sido las grandes multinacionales japonesas, que han visto crecer sus exportaciones, mientras que las empresas medianas y pequeñas, sin presencia en el exterior, han visto encarecer el precio de los productos importados. Las economías domésticas han acusado el golpe de la subida del IVA el pasado abril, del 5% al 8%, que ha congelado el gasto de los consumidores más tiempo de lo anticipado por los analistas y ha causado la contracción de la economía nacional en los dos últimos trimestres.
En su discurso final de campaña, en el barrio de Akihabara de Tokio, famoso por sus comercios de electrónica, Abe aseguró que quiere que en la renovación de su mandato los pequeños empresarios “sientan las cálidas alas de la recuperación”. Para ello desempeñará un papel clave su capacidad para disparar su tercera “flecha”, las reformas estructurales, que muchos consideran la parte más importante de todo el programa económico. La gran mayoría siguen aún pendientes. El triunfo electoral de ayer debería de dar, teóricamente, capital político al primer ministro para acometerlas de una vez para siempre.
Es acuciante una reforma profunda del poderoso sector agrario o del sistema de sanidad. Están pendientes también de resolverse las negociaciones para la formación del área de libre comercio Alianza Transpacífica (TPP). O las medidas para facilitar la incorporación de la mujer al mundo laboral.
Pero está por ver si el capital político ganado será suficiente. Algunas de las reformas pendientes afrontan serias resistencias de los grupos de presión. El sector agrario, que aporta solo el 0,8% del PIB japonés según algunos cálculos, es uno de los grupos de presión más fuertes del país. Y la TPP no depende solo de Japón: el Gobierno de EE UU, su promotor principal, tiene sus propias dificultades en el Congreso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.