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El Parlamento Europeo pone en aprietos a la Comisión Juncker

La Eurocámara aplaza la votación de Cañete por las dudas sobre sus intereses

El candidato a comisario de Economía, Pierre Moscovici, en su comparecencia el jueves ante la Eurocámara
El candidato a comisario de Economía, Pierre Moscovici, en su comparecencia el jueves ante la EurocámaraE. D. (AFP)

El examen que el Parlamento Europeo está haciendo al próximo Ejecutivo comunitario se ha convertido en un juego de rehenes entre las dos grandes familias políticas. Los recelos que el comisario designado para Energía, Miguel Arias Cañete, suscita entre los socialdemócratas han impulsado al Partido Popular Europeo a amagar con vetar al máximo exponente socialista en la próxima Comisión Europea, el francés Pierre Moscovici, nombrado responsable de Economía. Las incógnitas, extendidas a un ramillete de candidatos, ponen en aprietos el modelo de Ejecutivo comunitario diseñado por el nuevo presidente, Jean Claude-Juncker.

El Parlamento Europeo ha echado el freno en el proceso de asignación de carteras y el inesperado juego partidista entre centroizquierda y centroderecha ha añadido una buena dosis de incertidumbre. El pacto entre populares, socialdemócratas y liberales para la nueva legislatura comunitaria atraviesa dificultades y hasta cinco nombres —Vera Jourová, Tibor Navracsics, Jonathan Hill, Miguel Arias Cañete y Pierre Moscovici— podrían ver esfumarse sus aspiraciones. Si Hill, Moscovici o Cañete caen, el efecto dominó está prácticamente garantizado, con el riesgo de retrasar la toma de posesión del nuevo Ejecutivo comunitario, prevista para el 1 de noviembre.

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“Incluso si no hubiera nueva Comisión para ese día, pero consiguiéramos mejorar su funcionamiento, sería una buena decisión”, explica la socialdemócrata belga Katheleen van Brempt. Sobre la votación de Cañete, al que esta eurodiputada le reprochó un posible conflicto de intereses durante su comparecencia en la Eurocámara, asegura: “Tal como están las cosas ahora, no creo que podamos votar a favor”.

El primero en suscitar dudas fue el comisario británico. Muy vinculado a David Cameron, el exlobbista Hill llega a Bruselas con la vitola de cercano a la City londinense y el miércoles desaprovechó su oportunidad de convencer a la Cámara de que está capacitado para asumir el timón de Servicios Financieros, la cartera más deseada por Downing Street. Ante sus titubeos, la comisión encargada de examinarle ha pedido una repetición inédita de su comparecencia para la próxima semana.

Horas después, Cañete se presentó ante las comisiones que le examinaban con la firme intención de despejar las dudas que ponen en jaque sus aspiraciones. El exministro mantuvo el tipo ante las embestidas de la izquierda y de los Verdes, que le reprochaban sus conflictos de intereses y su exabrupto machista en plena campaña. Pero no logró aclarar sus relaciones familiares con dos empresas petroleras en las que, pese a haber vendido su participación, su cuñado sigue manejando el timón. El cambio en su declaración de intereses, que ha modificado para añadir la venta de las acciones y un complemento salarial como presidente del comité electoral del PP, ha sido el colofón para que los socialdemócratas forzasen un retraso en el veredicto. Antes, su caso tendrá que pasar el examen de la comisión de Asuntos Jurídicos, que se celebrará el lunes.

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Moscovici sufrió el jueves las consecuencias de esa presión sobre Cañete y comprobó en su comparecencia que cuenta con la oposición frontal de los conservadores alemanes, que no quieren a un socialista francés en la cartera económica de más peso del Ejecutivo comunitario y que pretenden forzar un segundo examen parlamentario. “Si cae uno, caerá el otro”, resumen en la Eurocámara, en referencia al vínculo entre el rechazo a Cañete y a Moscovici.

Más salvables resultan las objeciones a la checa Jourová, de tipo técnico. Respecto al húngaro Navracsics, liberales y progresistas le echan en cara su pertenencia al Gobierno autoritario de Viktor Orbán. La Eurocámara no ve nada claro su nombramiento al frente de Educación y Ciudadanía y todo apunta a que se verá forzado a repetir su testimonio por escrito. “Su nombramiento parece más una provocación que una decisión sopesada”, resume una fuente socialista en la Eurocámara.

Todo este revuelo no parece inquietar, de momento, al nuevo presidente de la Comisión. Una portavoz del luxemburgués mostró el jueves la “satisfacción” de Juncker con el desarrollo de las audiencias, que probablemente no tumbarán al nuevo equipo.

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