Putin exhibe su control de Crimea junto a la élite rusa
El mandatario visita la sede principal de la base de la Flota del mar Negro
El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó ayer a Crimea en su segunda visita a la península desde que se anexionó a Rusia en marzo. Su intención explícita es la de celebrar en Sebastopol —la principal sede de la Flota del Mar Negro— una reunión con el Consejo de Seguridad ruso. Pero el viaje también ha tenido un gran componente simbólico, como ha puesto de relieve el gran desembarco de ministros, parlamentarios y altos funcionarios rusos en un territorio que, para la Unión Europea, Estados Unidos y muchos otros países, sigue siendo parte de Ucrania.
En la reunión mantenida con sus colaboradores más cercanos, el líder ruso discutió “los problemas relativos a garantizar la seguridad en la República de Crimea y Sebastopol y las cuestiones relacionadas con el funcionamiento de los órganos de orden público”, declaró el portavoz presidencial Dmitri Peskov, quien especificó que el debate incluyó la seguridad exterior. Además, se trató el problema de la lucha contra la corrupción en la península.
Pero el plato fuerte de la visita está reservado para hoy. Como señaló Peskov, Putin hablará en Yalta ante la élite política rusa, muchos de ellos afectados por las sanciones occidentales, que se ha desplazado junto a él (y que no incluye a ningún miembro de la oposición) y pronunciará un “importante discurso” del que no se han dado detalles. El mandatario ha elegido la península —cuya reincorporación a Rusia ha impulsado la popularidad del presidente al 80% de apoyo— para dirigirse al país.
En la reunión, que se celebrará en el sanatorio Mriya, perteneciente al Banco de Ahorros ruso (Sberbank), habrá unos doscientos parlamentarios, además de los principales ministros federales, el jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev, y otros altos dirigentes. Los jefes de los grupos parlamentarios de los partidos representados en la Duma Estatal intervendrán siete minutos cada uno, mientras que los diputados podrán hacer un máximo de cinco preguntas. El tema de los discursos serán las dificultades de la integración de Crimea en el sistema económico, financiero y legal de Rusia, las sanciones occidentales y la “guerra informativa” contra Rusia.
Éste es el segundo viaje de Putin a Crimea desde que ésta pasó a formar parte de la Federación Rusa el 18 de marzo —el primero lo hizo el 9 de mayo para la conmemoración del triunfo ruso sobre la Alemania nazi— y el 13º desde que asumió su primer mandato presidencial en el año 2000.
La visita se desarrollará mientras continúan los combates entre las tropas gubernamentales de Ucrania y los separatistas del este de ese país. La confrontación se ha cobrado cerca de 1.500 vidas en los últimos meses, incluidos los pasajeros del avión malasio derribado el mes pasado, y ha provocado un sensible deterioro en las relaciones entre Occidente y Rusia, con imposición de sanciones económicas por ambas partes.
En los combates de ayer los voluntarios ucranios perdieron a siete combatientes y un número indeterminado cayó prisionero de los rebeldes en las afueras de Donetsk, cerca del pueblo de Mandríkino, según aseguró un portavoz del Sector de Derechas, que tiene destacamentos combatiendo en la zona. A pesar de ello, las fuerzas gubernamentales han continuado su ofensiva en los alrededores del bastión separatista y, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, han logrado estrechar el círculo en torno a la ciudad cortando los caminos que hasta hace poco utilizaban los prorrusos.
Los intentos de bloquear Gorlovka han continuado y la situación en la ciudad, sede de un museo con valiosas pinturas, se está tornando catastrófica, lo que ha motivado una reciente carta del Centro Internacional Roerich en la que transmite al presidente ucranio Petró Poroshenko su profunda inquietud por los tesoros artísticos que guarda. Entre ellos hay, además de 28 cuadros de Nikolái Roerich, obras de Aivazovski, Tropinin, Venetsiánov, Vrúbel y de otros famosos pintores de la época zarista.
Mientras, continúa la incógnita sobre si podrá cruzarla frontera ucrania la columna de camiones con ayuda humanitaria que ha enviado Rusia para aliviar la difícil situación de los civiles que permanecen en las ciudades sitiadas. A lo largo del día, al igual que había ocurrido el martes, han continuado las informaciones contradictorias: mientras el ministro del Interior ucranio afirmaba que Kiev no permitirá el paso de las dos toneladas de ayuda —que califica de “cínica burla”—, otras fuentes diplomáticas citadas por las agencias rusas aseguran que la ayuda podrá llegar a destino sin problemas. Una tercera opción, que las agencias occidentales atribuyen al Gobierno de Poroshenko, es que los camiones, después de ser inspeccionados por guardafronteras ucranios, circules por los territorios en poder de los rebeldes hasta Lugansk, donde la Cruz Roja repartiría las ayudas.
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