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La batalla por proteger uno de los arrecifes más grandes del mundo

La conservación de los corales es clave para defender a los océanos, cada vez más afectados por la contaminación y la sobreexplotación pesquera

Arrecife del océano Pacífico
Arrecife del océano PacíficoEFE

Llegaron las vacaciones, después de un duro año de trabajo o de clases, estás de pie sobre la arena de la playa de tus sueños en el Caribe. Sus aguas azules y transparentes son tentadoras pero de repente aparece algo en la superficie que no debería estar allí: Una botella de plástico.

Esta escena no es exclusiva del Caribe, se repite en todos los océanos del mundo y a un ritmo cada vez más alarmante. Cifras del  Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señalan que cada año se producen unos 10 millones de toneladas de plástico a nivel mundial, del cual un 10% termina en el mar. De hecho, se calcula que casi un 90% de toda la basura en la superficie del océano es plástico.

Pero eso no es todo: más de un millón de aves y mamíferos marinos mueren cada año por ingerir restos de plástico, poniendo en peligro la biodiversidad marina.

Los océanos representan el 99% del espacio vital del planeta y contienen ecosistemas asombrosos, que pueden albergar hasta el 80% de la biodiversidad mundial. Sin embargo, un 40% de este ámbito marino ya se ve sumamente afectado por la actividad humana.

Un informe del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el PNUMA advierte que la escorrentía (una de las principales causas de erosión) provocada por las actividades agrícolas, y las aguas residuales, han provocado un aumento de las zonas muertas. Tales áreas ya cubren unos 245.000 kilómetros cuadrados de océano —equivalente al tamaño del Reino Unido— y siguen expandiéndose.

A esto se suma la sobrepesca. A nivel global se estima que 38 millones de personas cuentan con la pesca como principal fuente de ingresos, y el 95% de ellos viven en países en vías de desarrollo. Además, un 43% de la población global —unas 3.000 millones de personas— se apoyan en la pesca para el 20% de su ingesta de proteínas animales.

Por lo tanto, el hecho de que casi 9 de cada 10 bancos pesqueros ya se encuentran explotados al máximo o sobreexplotados pinta un panorama alarmante, más aún con la población global en aumento justo en estas regiones como América Latina que dependen más de la pesca para su sustento.

"Necesitamos abordar el tema de la pesca con una perspectiva de los derechos humanos", explicó Vivienne Solis, representante del Colectivo Internacional de Apoyo al Pescador Artesanal. "Tenemos que implementar maneras creativas para unir riquezas culturales y biológicas para mejorar la calidad de vida, la justicia y la igualdad", agregó.

Latinoamérica se suma a la batalla

Es un panorama preocupante que afecta a todo el mundo. Un 64% de los mares son ‘áreas comunes’, o mejor dicho, no forman parte de ningún territorio nacional. Por lo tanto, su conservación también requiere una intervención compartida para enfrentar los desafíos más grandes para la gestión sostenible de sus riquezas naturales.

Es aquí que nace la iniciativa de protección y conservación del Corredor del Arrecife Mesoamericano, el mayor sistema de barrera de coral transfronterizo del mundo, que va desde la península de Yucatán hasta Honduras, pasando por Belice y Guatemala. Es el más grande de occidente y el segundo después de la Gran Barrera de Coral de Australia.

A lo largo de más de 1.000 kilómetros, esta ecorregión altamente biodiversa abarca 400 cuencas hidrográficas y sistemas kársticos, es decir de formación caliza. Este arrecife es el hábitat de 65 tipos de coral, más de 300 especies de moluscos y de unos 500 tipos de peces. En el vive una de las poblaciones más numerosas de manatíes, tortugas marinas y es el hogar del tiburón ballena.

A través del Manejo Integrado Transfronterizo con Enfoque de la Cuenca al Arrecife para el Arrecife Mesoamericano será financiado con una donación de 10 millones de dólares por el FMAM, y cuenta con el respaldo de Belice, Guatemala, Honduras y México, que ratificaron sus esfuerzos de conservación que comenzaron en la década de los 90.

Esta iniciativa se enfocará en cuatro puntos:

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