_
_
_
_

Disparar al pueblo

Lluís Bassets

Gobiernan en nombre del pueblo, pero si hace falta disparan contra el pueblo. No es una decisión fácil para los regímenes que se apoyan en el mito de un pueblo erigido en señor absoluto de su destino. Los soldados del pueblo reciben la orden de disparar sobre los obreros, los estudiantes u otros soldados, elementos también mitificados de este pueblo elevado a los altares de la religión de la historia. Pero quienes dan la orden son los carismáticos y adorados caudillos del pueblo.

Ha ocurrido en muchas ocasiones durante el siglo XX. La primera de ellas en Kronstadt, cuando la rebelión del consejo o soviet de los marineros fue reprimida a sangre y fuego por los propios soviets. Fue en 1921, con Trostki al frente del Ejército Rojo y Lenin en la presidencia del régimen. Para el fundador de la Unión Soviética aquellos hechos "iluminaron la realidad como un relámpago". Tras la brutal represión empezó la Nueva Política Económica, que reintroducía la empresa privada después del comunismo de guerra.

Todos los regímenes que secuestran la voluntad del pueblo para mandar en su nombre se confrontan un día u otro con esta sangrienta paradoja. Quien no es capaz de disparar al pueblo no vale para esa tarea. Incluso para los dictadores es una tragedia, pero no porque corra la sangre del pueblo por los disparos de los soldados del pueblo, sino por su sentido griego, su carácter fatídico, guiado por el destino, que conduce, a falta de democracia y de Estado de derecho, a resolver los conflictos internos y las reivindicaciones populares con el viejo instrumento de la represión y del crimen de Estado.

De Tiananmen salió un régimen purgado de dirigentes blandos y dubitativos, pero reafirmado en la vía capitalista: puño de hierro para las libertades públicas y máxima libertad para quienes quieran prosperar en la economía de mercado. A pesar de la incomodidad inicial y de las protestas occidentales, el mundo entero se conformó pronto con el olvido. Tiananmen se convirtió en un tabú dentro de China y en una referencia incómoda para quienes mantienen estrechas relaciones con Pekín. Hemos canjeado la libertad de los chinos por la prosperidad de todos dentro de la economía globalizada. Eso es Tiananmen.

Una decisión de tal envergadura y dramatismo tiene carácter fundacional, y por tanto de irreprimible rememoración. Cabe extender sobre ella un espeso silencio, como han venido haciendo los dirigentes chinos desde hace 25 años, pero todo el mundo sabe que está presente y es incluso visible en el vacío ayer en la plaza, desalojada de público por la policía. No conmemora hechos del pasado, sino que celebra un futuro en el que hechos como aquellos no puedan repetirse.

Comentarios

Sí, lo de disparar al pueblo se le da muy bien a los patriotas, en general. Solo falta que te digan como el abusón de cualquier categoría: si lo hago por tu bien. Bueno, que también lo dicen. El cinismo les lleva al cainismo, y viceversa.
A la izquierda totalitaria (como si hubiese una que no lo fuere) se le da muy bien eso de masacrar a sus propias victimas, perdón ciudadanos. Los ejemplos abundan en todos los continentes exceptuando Antártida, pero hay que darles tiempo y lo lograrán.
Igualito a las democracias capitalistas, gobiernen para ellos y si hace falta no dudan en disparar contra el pueblo.
Tiene Ud razon don Lluis Bassets, hemos canjeado la libertad de los chinos por el bienestar para todos, pero no es nuevo hace siglos lo dijo con anticipacion profetica, Quevedo : Poderoso caballero es don dinero y no recuerdo el autor del lema:Para el pueblo pero sin el pueblo y si es necesario se dispara contra el pueblo tanto los de un lado como los del otro, en eso son iguales las deerchas y las izquierdas, cuando logremos que sea para el pueblo y con el pueblo empezara a mejor la condicion humana paar todosJose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
China tiene que seguirle el paso a occidente promocionando su economía que es hoy día lo que sustenta el poder. Como su mercado principal es occidente, y en mayor grado son los EE UU, resulta obvio seguirle las reglas neocapitalistas porque interesa a la clase negociadora que al fin y al cabo es quien manda en este mundo globalizado. De momento, el capitalismo rige desde finales del siglo pasado al caerse la URSS y no poder mantener el ritmo de gasto que ostentaba occidente liderado por los EE UU. Rusia de Putin está recuperando poco a poco el prestigio en el mercado internacional que perdió notablemente el alcohólico Yeltsin sacando a Rusia de la escena internacional a lo largo de una década. Aquí en Europa no podemos escondernos la cabeza bajo la almohada porque somos seguidores de la gran empresa económica norteamericana regida a su vez por la gran banca que mueven las grandes empresas multinacionales y lo único que sabemos hacer es cumplir las pautas de esa banca aunque fuera su precio hipotecar las individuales riquezas nacionales. Las disputas mundiales acontecen para defender cada potencia económica su mercadillo sin importar la naturaleza y la nacionalidad de las víctimas.
El ejercito suizo es el mas pacifico del mundo. Solo mata a sus proprios reclutas en accidentes "laborales" y a sus proprios ciudadanos cuando se ponen rojos...Perdon, "bordes". El 9 de noviembre 1932 el ejercito de milicias disparo sobre una manifestación anti fascista en Ginebra. Hubo 13 muertos y 65 heridos. Pero no seamos tan críticos, ya hacían un excelente chocolate...Buen articulo Sr Bassets. Pero no creo ( ingenuo redactor) que vaya a cambiar algo al concepto de JUSTICIA UNIVERSAL tal y como lo interpreta el ex alcalde de Madrid. Una frase Idiota se impone : quien olvida constantemente su pasado tiene la suerte de no acordarse de sus ex-mujeres....Pero no le impide de cometer el error de casarse de nuevo...

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_