El heredero de Felipe Calderón
Ernesto Cordero representa a una corriente fiel al expresidente de México y ha logrado obtener apoyos de panistas tradicionales
“Es un presidente como ningún otro”. Así ha descrito Ernesto Cordero (Ciudad de México, 1968) al expresidente Felipe Calderón (2006-2012). La relación entre ambos es añeja. Fue Calderón quien inició a Cordero en la política en 1999, cuando lo invitó a presidir la Fundación Miguel Estrada Iturbe, una organización que forma elementos para la derecha mexicana. Desde ese entonces la carrera del aspirante a la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) ha estado estrechamente vinculada a la suerte de Calderón, un político de un círculo cercano compacto y hermético. En su Gobierno, lo designó como titular de dos de las carteras más importantes: Desarrollo Social y Hacienda.
En su campaña por la presidencia del partido, Cordero ha recalcado la necesidad de que el PAN regrese a sus valores fundacionales. Como parte de una estrategia a pie de calle, mientras estaba de gira, durmió en casas de viejos militantes. En sus discursos cita reiteradamente los ejemplos de las figuras que cimentaron el partido, Efraín González Luna y Manuel Gómez Morín, referencias indispensables para una organización muy apegada a sus dogmas. Cordero se empapó de esta mística cuando presidió la fundación, hacia finales de la década de los noventa, aunque su afiliación sucedió varios años después, en 2004, cuando era subsecretario en el Ministerio de Energía, cuyo titular era Felipe Calderón.
Cordero, un actuario egresado de una prestigiosa universidad liberal en la que se forman las élites políticas, destacó por su paso en la secretaría de Hacienda, cartera que ocupó durante el impacto de la recesión mundial de 2008. Mientras ocupaba el cargo protagonizó algunas polémicas por sus declaraciones. En una de ellas, al dar a conocer que la economía mexicana había crecido un 5.5% en 2010, el ministro mencionó que a la familia mexicana le bastaban 6.000 pesos (465 dólares) para pagar un crédito de vivienda, de automóvil y dinero para enviar a sus hijos a una escuela privada. Las palabras de Cordero, que en ese entonces ganaba un poco más de 12.000 dólares al mes, generaron una controversia que duró semanas.
A nadie sorprendió cuando Calderón impulsó a su delfín para que continuara su proyecto en la presidencia a partir de 2012. Pero Cordero tuvo que luchar en unas primarias en contra de otros panistas que habían figurado en otros ministerios en los 12 años de panismo, Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel. La exministra de Educción terminó triunfando.
Ya con Enrique Peña Nieto y el PRI de vuelta a Los Pinos Cordero comenzó su aventura legislativa. Fue el número uno en la lista de representación proporcional al Senado, donde coordinó a la bancada del PAN. Allí rivalizó con el rumbo elegido por el presidente Gustavo Madero, que decidió formar una coalición de facto con el PRI y la izquierda para impulsar un paquete de reformas conocidas como el Pacto por México. Cordero presentó junto a otros legisladores de oposición una propuesta alternativa de reforma política a la escrita en el seno del pacto. Madero paró la rebelión en la cámara alta destituyendo a Cordero del cargo.
Este domingo ambos se disputan la presidencia del PAN después de una contienda que ha sido marcada por los señalamientos y las descalificaciones. Además del núcleo duro del calderonismo Cordero ha logrado sumar el apoyo de varios panistas de abolengo. Su compañero de fórmula es Juan Manuel Oliva, exgobernador de Guanajuato, que ha sido relacionado con la extrema derecha. Los 219.000 militantes del PAN podrían darle a Cordero su primer triunfo en las urnas en su carrera política.
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