La cólera por la tragedia en una mina de Turquía se vuelve contra Erdogan
Las autoridades turcas sostienen que 120 trabajadores siguen atrapados El accidente se produjo durante un cambio de turno y fue causado por un fallo eléctrico Un grupo de manifestantes piden la dimisión del primer ministro Erdogan
La cólera de los habitantes de Soma (oeste de Anatolia) ha estallado este martes contra el Gobierno del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. La ciudad registró el martes una de la mayores tragedias de la minería en Turquía con la muerte de al menos 282 trabajadores tras la explosión en una galería, según ha confirmado el Gobierno antes de decretar tres días de duelo nacional.
Erdogan, que el miércoles ha viajado a Soma, en la provincia de Manisa, ha anunciado que el siniestro será investigado hasta en sus mínimos detalles. “Todas las medidas necesarias serán tomadas”, advirtió, tras declarar que los accidentes laborales son “normales”, pero este “nos ha afectado a todos profundamente”.
Cientos de personas se congregan en el centro de coordinación de Soma en espera de noticias sobre sus familiares, ya que otros 120 trabajadores permanecen aún atrapados en el interior de la mina, según dijo el ministro de Energía, Taner Yildiz.
Grupos de manifestantes han rodeado el coche oficial del jefe del Gobierno y le han dado patadas mientras pedían la dimisión de Erdogan, quien ha tenido que abandonar el vehículo y refugiarse en un comercio mientras llegaban refuerzos policiales, según ha informado la agencia Dogan.
El accidente se produjo a unos 200 metros de profundidad al desatarse un incendio tras una explosión en un transformador eléctrico de la mina de carbón. La principal causa de las muertes fue la inhalación de monóxido de carbono, lo que a su vez dificulta las labores de rescate. El incendio se produjo durante un cambio de turno, de ahí el alto número de trabajadores presentes en la explotación minera, según explicó un líder sindical de la zona. Cientos de ellos lograron escapar y más de 70 fueron salvados por los equipos de rescate.
Cerca de las instalaciones de la mina se ha improvisado un nuevo cementerio para dar sepultura a los fallecidos en el accidente. Algunos familiares lloraban y rezaban por sus muertos mientras otros cavaban nuevas tumbas para los cuerpos que aún estaban por llegar.
Turquía vive con una gran conmoción la tragedia minera. Las banderas ondean a media asta y desde las regiones del país llegan gestos de apoyo y solidaridad para las víctimas.
En medio del duelo nacional ha surgido un clamor de indignación social. Estudiantes de la Universidad de Ankara se enfrentaron a la policía durante una protesta por la falta de medidas de seguridad en la minería. En Estambul, grupos de manifestantes se concentraron anoche en la plaza de Taksim, acordonada por la policía, bajo el lema “justicia para Soma”. Ese lugar fue escenario de la ola protestas contra Erdogan que estalló hace un año en el cercano parque de Gezi.
Turquía es uno de los países con mayor número de accidentes mineros, con más de 3.000 muertos en los últimos 70 años. En la mina de Soma, las condiciones de seguridad para los trabajadores eran pésimas y se empleaba a menores de edad.
Alp Gürkan, presidente de Soma Holding, una de las mayores empresas mineras de Turquía, reconoció recientemente que había reducido los costos de explotación gracias a la sustitución de transformadores eléctricos por otros manufacturados en su propia compañía.
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