Los ladrones de coches de la frontera centroamericana
Las organizaciones criminales falsifican documentos para movilizarse por los países del istmo y legalizar los vehículos
La operación parecía de rutina en un retén policial de control de vehículos a finales de marzo en Guatemala. De pronto, los agentes descubrieron que los documentos de uno de tantos automóviles sometidos a inspección eran ilegales. El coche había sido robado en Panamá e introducido ilegalmente a suelo guatemalteco. Se destapó así una de las redes de robo transfronterizo de vehículos, una de las modalidades del crimen organizado que más golpea a Centroamérica.
El conductor confesó que el vehículo se lo había vendido un viejo conocido de las autoridades: el guatemalteco Juan Alberto Donis Prado, de 41 años, que poco después cayó preso acusado de estafa, falsedad material y falsedad ideológica. En la base de datos de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala aparece con orden de captura por la venta de otro automóvil robado en Panamá.
Donis pertenece a una red de ladrones de carros que opera en Panamá y se moviliza por la región, sacudida por múltiples expresiones de la delincuencia transnacional organizada, según la PNC. Gran cantidad de automóviles robados en Panamá son vendidos en Guatemala y El Salvador o son hurtados en México y Estados Unidos y llevados para su comercio ilegal en Centroamérica.
El clan de los Perdomo
Los Perdomo se ganaron fama y poder en la ciudad de Gracias, en el occidental departamento hondureño de Lempira, como cabecillas de un negocio de robo y venta de automóviles y motocicletas que controlaron durante varios años hasta que cayeron presos en diciembre de 2013.
En un operativo policial, siete miembros del clan familiar criminal fueron arrestados en sus viviendas en la pequeña aldea hondureña de Mejocote, en las que escondían tres automóviles todoterreno y un vehículo de lujo, así como una motocicleta, además de armas y municiones.
La Dirección Nacional de Investigaciones Criminales de Honduras dijo haber recibido gran cantidad de denuncias anónimas de vecinos de la zona, acerca de las actividades ilícitas de los Perdomo con el negocio de vehículos. Además de por robo de coches y uso ilegal de armas, están acusados de homicidio, entre otros delitos.
Otra banda criminal de actividades similares fue desmembrada en febrero de este año al ser descubierta en un taller en Tegucigalpa. Apenas dos horas después de haber despojado de su automóvil a una empleada judicial, cuatro hombres lo estaban cambiando de color para despistar a los operativos de búsqueda. En el taller aparecieron otros tres automóviles que fueron robados, así como motocicletas desmanteladas.
"En nuestras investigaciones hemos podido detectar que hay cadenas de robo de vehículos en ambas vías, hacia y desde Guatemala y hacia y desde los demás países centroamericanos", dijo el guatemalteco Luis Paniagua, jefe de la Fuerza de Tarea Contra el Robo de Vehículos de la Policía Nacional Civil.
"Por ejemplo, hay casos de automóviles robados en Guatemala que son llevados a El Salvador y entran a territorio salvadoreño con documentos falsificados y con las placas de ese país. Se dan situaciones de carros robados en Honduras, Nicaragua o El Salvador que entran a Guatemala con documentación falsa que, sin embargo, aparenta ser legal", explicó Paniagua, en una entrevista con EL PAÍS.
Ya son varias bandas que se dedican al comercio de robo de vehículos las que han sido desarticuladas en Guatemala. Al menos siete pandillas que laboraban de manera coordinada e intercambiaban unidades y datos estaban detectadas en junio de 2012 en Honduras, Guatemala y El Salvador. Belice es otro de sus mercados.
"Son robos por pedido: un cliente pide a las mafias un automóvil de determinada marca. Las organizaciones localizan el vehículo en Guatemala, Panamá o en otro país centroamericano y alistan la documentación falsa para que, por ejemplo, cuando el carro entre a Guatemala, tenga todos sus documentos y las placas supuestamente estén en orden. Salen con placa o matrícula en mano", relató.
En su recorrido por Centroamérica "es probable" que las mafias movilicen drogas, "pero no lo tenemos confirmado. Para estos grupos lo comercialmente rentable son los vehículos robados. Y sabemos que estas redes operan en Panamá", detalló Paniagua.
Un estudio del Programa de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre la seguridad ciudadana en Centroamérica estableció, desde 2010, que el robo de vehículos es una de las 23 modalidades del crimen organizado en el istmo y que su ámbito territorial es nacional y transnacional. La investigación del PNUD determinó que es una actividad criminal cuya complejidad, organización y gravedad son altas y que las autoridades deben disponer de un registro actualizado para cruzar información.
Tras una tarea de seguimiento y estudio de sus movimientos, las víctimas son interceptadas por sorpresa en las vías públicas por delincuentes y, bajo la amenaza de armas de fuego, les despojan de sus vehículos, según el modo de operación descrito por las policías del área. Entre los principales clientes compradores están las redes de narcotraficantes, que tras utilizarlos en sus operativos los envían a otros países del istmo para ser vendidos y perderles el rastro.
Otro golpe
La Fiscalía General de El Salvador informó a EL PAÍS de que el pasado 27 de marzo desarticuló en la capital salvadoreña "una bien organizada estructura de 34 personas dedicada al hurto y robo de vehículos, receptación, uso y tenencia de documentos falsos, estafa, falsificación de señas y marcas y agrupaciones ilícitas". Uno de los detenidos es un fiscal destacado por la Fiscalía en la capital salvadoreña y que se dedicaba a comprar automóviles robados y modificados, ya que se le liga con la adquisición de tres unidades que luego intentó vender a un mayor precio.
Las unidades Contra el Crimen Organizado y de Hurto y Robo de Vehículos de la Fiscalía confirmaron que los implicados "robaban o hurtaban diferentes tipos de automotores en zonas de la capital y de sus alrededores". A los carros "se les colocaban placas de otros de vehículos de similares características sin reporte de robo; y les falsificaban la tarjeta de circulación", aseguró. "En su mayoría eran vendidos en el país, o eran enviados a Guatemala para su comercialización, donde esta banda guarda relación delincuencial con una estructura" de ese país, narró la salvadoreña Marina de Ortega, jefa de la Unidad de Hurto y Robo de Vehículos.
El salvadoreño Rodolfo Delgado, jefe de la Unidad Especializada contra el Crimen Organizado, puntualizó que se trata de una investigación de cinco meses que ha logrado "grandes avances" en la desarticulación de esta estructura delincuencial, con nexos en el extranjero.
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