Aterrizan en Quito 40 ecuatorianos deportados por el Gobierno español
Algunos de los ciudadanos repatriados contaban con antecedentes penales. El avión retornó a Europa con 12 españoles esposados y custodiados por el Grupo de Operaciones Especiales de la policía
Uno de los macrovuelos de deportación desde España o 'vuelos de la vergüenza', como los llaman los activistas de derechos humanos, aterrizó este jueves en Quito. Trajo al menos a cuarenta ecuatorianos que fueron expulsados de España. El vuelo chárter pertenecía a la empresa Air Europa, compañía que no tiene vuelos habituales hacia Ecuador, pero que mantiene un acuerdo con el Ministerio de Interior para el traslado aéreo de extranjeros sin papeles y de los funcionarios policiales encargados de su custodia.
La ONG española SOS Racismo alertó esta semana de que varias personas encerradas en los Centros de Internamiento de Extranjeros de España recibieron la notificación de que el jueves saldría un avión hacia Ecuador y Colombia. Este sería el tercer vuelo de deportación que sale en los últimos meses, según la ONG que ha denunciado dos vuelos anteriores; uno el 11 de diciembre y otro el 25 de febrero pasados.
Juan Enrique Taborda, quien fuera comisario general de Extranjería y Fronteras en 2010, estuvo en el aeropuerto de Quito para recibir el vuelo. Actualmente este funcionario se desempeña como el consejero del Ministerio del Interior en la Embajada de España en Ecuador, pero no quiso dar declaraciones a la prensa. Su presencia se justificaba también porque había un grupo de 12 españoles que llegaron al aeropuerto esposados y escoltados por el Grupo de Operaciones Especiales de la Policía y que fueron repatriados en el mismo avión que trajo a los ecuatorianos.
No hubo ninguna autoridad ecuatoriana que recibiera a los deportados ecuatorianos que fueron saliendo de los filtros de migración con poco o nulo equipaje. Antes la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) se ocupaba de recibir a estas personas, pero cuando este organismo fue absorbido por el Ministerio de Relaciones Exteriores en mayo del año pasado, esta asistencia se perdió. Ahora Exteriores lleva el añadido de Movilidad Humana y tiene un departamento que se llama Unidad de Protección a la Comunidad Migrante que está retomando el trabajo de la Senami, pero todavía está buscando canales de comunicación con las autoridades de los países de recepción de la migración ecuatoriana.
El embajador Fernando Flores, que dirige esta oficina, dijo a EL PAÍS que no tenía conocimiento del avión que llegó este jueves, pese a los intentos que ha hecho para conseguir que el Gobierno español informe de las deportaciones. La asistente del embajador Flores, Maritza Gómez, informó de que a inicios de año se hicieron dos reuniones; una con la cónsul de España en Ecuador y otra con el consejero del Ministerio del Interior de la Embajada de España en Ecuador, y se pidió estar informados de las deportaciones, pero hasta la fecha no se ha conseguido generar estas sinergias.
Más tarde, esta funcionaria de Exteriores informó de que tras recopilar la información han concluido que se trata de un intercambio de presos y que los ecuatorianos expulsados han cometido delitos menores y que en lugar de que permanezcan detenidos en España han sido repatriados. En España se ha dicho que las personas deportadas tienen antecedentes policiales y que son “expulsiones cualificadas”.
Los testimonios de los deportados, sin embargo, dan cuenta de que también hay inmigrantes que no han podido regularizar su situación migratoria como Lenin Samaniego que había estado en Italia y que llevaba poco tiempo en España. “Me dijeron que vaya para arreglar documentación yo me acerque (a la comisaría de Benidorm) y me hicieron esto, me deportaron. Lo hicieron tan rápido. Yo no tengo antecedentes. En España llevo poco tiempo, conocí allí a mi mujer, me enamoré, quise estar con ella, hacer un futuro allí y ahora me separan de ella que está embarazada”, contó mientras juntaba el dinero para comprar un pasaje y viajar a su provincia de origen, El Oro.
Otro deportado, que se presentó solo como José Luis, llegó con la ropa deportiva con la que estaba en un parque de Madrid. “Me llevaron del parque al calabozo, fui de Marques de Badillo a Carabanchel, ya tú sabes esa gente, te mira, te pide papeles y si no tienes pues nada. Estaba con mi sobrino, pero a él le soltaron porque sí tiene papeles, a lo mejor a mí ya me tenían fichado”. Este joven ya ha pasado antes por el Centro de Internamiento de Extranjeros en Madrid y ha sido testigo de otras expulsiones. “Ellos (los policías) te llevan cuando quieren y cuando hay avión y si tú no vas te meten a la fuerza. Estaban en la celda que estaba yo dominicanos, hondureños, de todo, y la mayoría de ellos se tomaban pilas de las pequeñitas, esas del mando, para no irse, los que tenían hijos allá en España no se querían ir”.
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