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Maduro invita al Vaticano a mediar en el diálogo con la oposición

Las conversaciones comenzarán previsiblemente este mismo jueves en la sede presidencial

Una de las barricadas frente a las oficinas de la ONU en Caracas.
Una de las barricadas frente a las oficinas de la ONU en Caracas.S. DONAIRE (EFE)

Entre la esperanza y el escepticismo, Venezuela se preparaba ayer para presenciar un inédito proceso de diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición todavía representada por la alianza de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El vicepresidente Jorge Arreaza, por parte el Gobierno, y el líder de MUD, Henrique Capriles, por la oposición, anunciaron que se disponían a iniciar conversaciones “en el marco de la Constitución” para rebajar las tensiones políticas acumuladas desde que comenzó la oleada de protestas callejeras, el pasado 12 de febrero. El Gobierno invitó al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, a sumarse al diálogo en calidad de testigo de buena fe “para acompañar el amplio diálogo que actualmente se desarrolla en Venezuela y que cuenta con el acompañamiento de los cancilleres de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)”. Oficialmente el Vaticano aún no se ha pronunciado, aunque antes se había ofrecido como posible facilitador de las conversaciones.

La oposición ha aceptado el diálogo, según declaró en la tarde del miércoles Capriles, pese a las reticencias de los suyos. “Hay gente que me dice que vaya y otra que no vaya. Pero yo creo que, si se tiene la verdad en la mano, tienes que ir a defenderla donde sea. Hay que decirle la verdad al pueblo porque este país no va bien. ¡Nadie puede quedarse callado”, dijo.

El comienzo del diálogo fue acordado el martes después de una reunión “exploratoria” de tres horas auspiciada por un grupo de ocho cancilleres de países miembros de Unasur. Sin embargo, casi un día después aún no se había comunicado oficialmente la fecha y el lugar de la primera sesión de negociaciones. Según diversas fuentes, parece muy probable que sea este mismo jueves en el Palacio de Miraflores, sede de la presidencia. Junto a los detalles logísticos y de agenda a definir, falta superar la enorme desconfianza que sienten entre sí las partes y también ponerse de acuerdo acerca de lo que se va a emprender.

El martes, en su programa semanal de radio el presidente afirmó que no habría ni negociación ni pactos, “sino debate”. En diversas ocasiones, el heredero político de Hugo Chávez se había referido a un eventual diálogo con sus adversarios como una ocasión en la que les diría “unas cuantas verdades” a la cara. Además, el mandatario adelantó que defendería la integridad de los colectivos. La oposición pide desmantelar la versión paramilitar de estos grupos oficialistas y juzgar a algunos de sus dirigentes. Horas antes Maduro había participado en el encuentro preparatorio con una delegación de tres dirigentes opositores, un gesto que parecía corresponder a su aliado y valedor, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva. Horas antes, desde São Paulo, Lula había recomendado a Maduro avanzar hacia un gobierno de coalición en Venezuela para reducir tensiones y “concentrarse en gobernar”.

El presidente venezolano —que cumple el próximo lunes un agitado primer año al mando de la revolución bolivariana— ha dado señales de que se dispone a afrontar algo más que un simple ejercicio de retórica. “Yo pido al pueblo chavista (…) todo su apoyo en este difícil proceso de conversaciones con la oposición para construir bases de paz”.

Otro gesto que habla de la seriedad del asunto es la invitación por parte del canciller venezolano, Elías Jaua, para que, en nombre de la Santa Sede participe en las conversaciones el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, quien fuera nuncio en Caracas. En el crispado ambiente político venezolano, el papado concita una rara unanimidad.

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La oposición ha pedido la participación de algún representante de la Iglesia, lo que Maduro aceptó, con la condición de que se trate de un delegado del Vaticano y no del clero católico venezolana. El lunes, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, calificó de “golpista” a la Conferencia Episcopal, que el fin de semana difundió un comunicado que achacó la crisis política al empeño gubernamental por aplicar el Plan de la Patria del fallecido Hugo Chávez. “Respeten a este país, ustedes están deslegitimados para ser mediadores de nada”, dijo.

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