Egipto juzga a Morsi por conspirar con milicias extranjeras como Hezbolá
Es el tercer proceso contra el expresidente islamista desde que fue depuesto por el golpe militar
La primera vista del tercer juicio contra Mohamed Morsi, el expresidente islamista de Egipto depuesto el pasado 3 de julio en un golpe de Estado, tampoco se libró de la polémica, como ha sucedido también en otros procesos. El equipo de abogados de la defensa abandonó este domingo la sala al rechazar el juez su petición de retirar la cobertura de cristal que envuelve la jaula de los acusados, y que impide a estos oír el desarrollo del juicio. En este proceso, que ha sido aplazado hasta el 23 de febrero, Morsi y otras 35 personas están acusadas de conspirar con milicias extranjeras con el objetivo de cometer atentados en Egipto.
Durante la primera sesión del juicio a varios líderes de los Hermanos Musulmanes en septiembre, los imputados, y muy especialmente Morsi, interrumpieron en repetidas ocasiones con sus gritos el proceder del juicio, forzando al magistrado a suspender la vista. De ahí que las autoridades judiciales decidieran instalar un receptáculo de cristal entorno a la jaula de los acusados con el objetivo de insonorizarla. Según el equipo de abogados de la defensa, la cobertura de cristal impide la comunicación con los procesados y que estos puedan seguir el desarrollo del proceso, minando la necesaria garantía de un juicio justo. “¿De qué tiene tanto miedo? ¿Es porque no tiene apoyo popular?”, se oyó decir con un hilo de voz a un Morsi que gritaba a pleno pulmón.
Tras el abandono de la sala por parte de los juristas como gesto de protesta, el juez aplazó la sesión con la finalidad de poder buscar abogados de oficio para los acusados, entre los que se encuentran el Guía Supremo de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie, y el número dos de la organización, Jairat al Shater. La práctica totalidad de la cúpula de la Hermandad, el principal movimiento político del país que se impuso en las primeras elecciones libres después de la revolución, ha sido encarcelado y se enfrenta a una retahíla de procesos judiciales que pueden culminar con largas condenas.
En el juicio iniciado el domingo, se acusa a Morsi y a otros líderes de la Hermandad de conspirar y de planear atentados terroristas junto con la milicia palestina de Hamás y la libanesa de Hezbolá desde 2005. Según la fiscalía, la cofradía se habría coordinado con estas milicias para enviar a algunos de sus miembros a campos de entrenamiento terrorista en la franja palestina de Gaza. Al volver a Egipto, estos individuos habrían ingresado en grupos yihadistas que operan en el Sinaí. Con cierta rimbombancia, la fiscalía describió el juicio como “el mayor caso de conspiración de la historia de Egipto”.
En una conversación grabada durante una vista anterior y filtrada a los medios, Morsi le confiesa a su abogado que las manifestaciones periódicas que organizan los Hermanos Musulmanes son “inútiles”, y augura que si el ministro de Defensa, Abdelfatá al Sisi, es elegido presidente, será depuesto en un año. Su abogado, Mohamed Selim al Awa, después de informarle de la situación en la calle, concluye: “Todos se deben sentar a hablar, y encontrar una solución”. A lo que Morsi responde con una pregunta retórica: ¿Es inútil para ambos lados, no?”.
Desde el golpe de Estado que depuso al expresidente Morsi, su movimiento político, los Hermanos Musulmanes, han mantenido un pulso con las autoridades a base de organizar manifestaciones periódicos. La mayoría de ellas han sido reprimidas con dureza, saldándose con la muerte de más de 2.000 personas. Además, se ha desatado una ola de atentados terroristas, cuya autoría las autoridades atribuyen a la Hermandad, si bien la organización siempre se ha desmarcado de este tipo de acciones violentas.
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